Archivo mensual: mayo 2019

Sevilla FC 2 – Athletic Club 0. Dentro de lo malo, lo menos malo

Como era de esperar, no hubo doble milagro, es decir, que perdieran sus partidos tanto Valencia como Getafe. Así que, como el Sevilla no falló y ganó a un débil Athletic, puede decirse que se acabó la temporada lo mejor posible. Porque habría sido de traca que el conjunto bilbaíno nos hubiera ganado y hubiésemos finalizado séptimos, condenándonos a otra larguísima temporada de sesenta partidos (61 partidos jugados en la 18-19), que ya vemos que tiene muchas consecuencias tanto en la planificación de pretemporada como en las competiciones oficiales. Y es lógico, pues al final jugamos casi 20 partidos más –media temporada– que los equipos que no juegan competición europea y caen eliminados a las primeras de cambio en la Copa del Rey.

Como digo, por suerte, no volverán a repetirse las previas de la Europa League. Y ése fue el primer éxito de la temporada, porque no deberíamos olvidar que varios equipos importantes, como el Atalanta, cayeron eliminados en esa fase. El segundo éxito ha sido clasificarnos un año más para Europa. Y me parece un éxito, aunque un pequeño éxito, porque viendo cómo perdíamos muchísimos partidos con los equipos de la parte baja de la tabla, incluso farolillos rojos, me temí lo peor, que era quedar fuera de Europa después de muchos años.

Y, por supuesto, lo que no podemos obviar es que no ir a Champions es un fracaso, más que nada porque hemos dilapidado la enorme ventaja que teníamos sobre nuestros perseguidores. Pero también es cierto que no podemos pretender ir a la máxima competición europea perdiendo tantos puntos absurdos. Aún así, hemos quedado muy cerca. Habría bastado, por ejemplo, que no hubiéramos encajado el gol en Mestalla, no ya en el descuento, sino en la última jugada del partido. O si Banega no hubiera hecho el absurdo penalti en el Sevilla-Valencia. O si en ese mismo partido, González González hubiera señalado el claro penalti que nos birló en el descuento. O si… Y así podríamos estar toda la eternidad.

El partido de hoy ha sido, por momentos, soporífero, con muy pocas ocasiones de gol. Sólo se animó algo cuando Ben Yedder consiguió el 1-0, al filo del descanso. La segunda parte ya fue otra cosa, porque el Athletic no podía permitirse perder el partido y quedarse fuera de Europa. Pero es que el equipo norteño lo hizo tan mal que no pudo superar a un Sevilla que sacó un once de circunstancias, y estas circunstancias fueron incluso empeorando el potencial del equipo, hasta el punto de que acabamos viendo a Gnagnon como mediocentro.

El 2-0 que sentenciaba el partido llegó en una jugada algo absurda, ya que Herrerín, en el centro del campo, no quiso cortar un contragolpe del Sevilla por las bravas, aunque viera la tarjeta amarlla. Normalmente, cuando los porteros se ven en esa desagradable situación, son capaces de hacer hasta un placaje de rugby con tal de evitar el gol. Aunque llegó a tiempo para evitar el gol de Ben Yedder, éste pudo ceder para que Munir rematara a placer.

La temporada 2018-2019 se me ha hecho eterna, como imagino que le ha ocurrido a todos los sevillistas. Y menos mal que, de nuevo, volvió Caparrós al rescate. Creo que lo de Caparrós ha tenido mucho mérito, por dos motivos:

Primero, porque me parece que la plantilla que confeccionó, siendo un neófito, no es tan mala como parece, lo que ocurre es que ha tenido muy mala suerte. La racha de lesiones óseas fue impresionante, llegando a ir a una por partido. Y en segundo lugar, varios jugadores, de los que se esperaba más, han estado a un nivel paupérrimo. Ahí meto a Banega y André Silva, principalmente. Estos incluso se han quitado del cartel, voluntariamente, en los últimos partidos, que es donde nos jugábamos más, precisamente. Si a eso le añadimos que la temporada no ha sido para tirar cohetes, más bien bastante decepcionante, en los casos de jugadores como Escudero, Mudo Vázquez, Roque Mesa, Aleix Vidal, Promes, Kjaer… pues no es de extrañar que no haya sido una temporada exitosa.

En cuanto a los arbitrajes, sigo con la misma sensación de siempre: no nos tienen el más mínimo respeto y suelen perjudicarnos bastante. Me molesta especialmente el distinto rasero con las tarjetas. Nos las muestran con una facilidad pasmosa y, sin embargo, los rivales, prácticamente, tienen que hacer una llave de kárate para que les amonesten. Ni siquiera el VAR ha sido solución para los nefastos arbitrajes del Villamarín, Mendizorroza o aquí en el Ramón Sánchez Pizjuán, ante el Getafe, por poner algunos ejemplos.

Ahora sólo queda pensar en la próxima temporada, donde tenemos la garantía de que Monchi confeccionará una plantilla que no sé si logrará títulos o clasificación para la Champions, pero seguro que mejorará a la actual. De momento, Caparrós ya le ha dado dos buenas piezas en enero: Munir y Dabbur. A ver con qué nos sorprende.

At. Madrid 1 – Sevilla FC 1. Punto insuficiente tras una buena segunda parte

Hay que quedarse con la segunda parte del partido de hoy, porque la primera, como ha ocurrido demasiadas veces en esta temporada, ha sido para olvidar. Sin actitud y sin ambición no se consiguen los objetivos. Aparte de una falta de calidad tremenda, tanto en defensa como en el centro del campo — vaya el partidito de Roque Mesa–, que hacía impensable la victoria en el Wanda. El Atlético no es que hiciera gran cosa, porque jugaba con las chanclas puestas, pero en un contragolpe, muy mal defendido, se adelantó en el marcador. Me pareció absurdo que la defensa al completo reculara tanto y, encima, hasta dejaron tirar a Coke. Un desvío involuntario de Kjaer, que casi siempre sale en la foto, hizo el resto.

Sin embargo, en la segunda parte sí se notó un importante cambio, en todo, desde el pitido inicial. Se llegaba al área, se creaban ocasiones… Hasta que llegó el gol, de Sarabia, al aprovechar un buen pase de Mudo Vázquez.

El empate servía de poco, pues necesitábamos los tres puntos. Y el Sevilla lo intentó, pero Sarabia falló una de esas ocasiones que tienen que acabar en gol siempre. Se dispuso de varias ocasiones más, pero Oblak hizo de las suyas.

El Atlético también tuvo una oportunidad, por medio de Correa, para conseguir el 2-1, pero atajó el disparo Vaclík, que tuvo poco trabajo hoy.

El punto no sirve para mucho, porque nos jugaremos la sexta plaza en la última jornada, ante un rival directo. Sí nos puede servir para adelantar a Valencia o Getafe, en caso de victoria. Adelantar a los dos parece poco menos que imposible, porque además se enfrentan al Valladolid y Villarreal respectivamente, ambos sin nada en juego.

Podemos quedar entre el cuarto y el séptimo, aunque con más probabilidades para quedar sextos. Séptimos sería un desastre y significaría además cerrar la temporada con una nueva derrota. Despediremos una temporada donde el Sevilla se desinfló, hasta el punto de perder una plaza Champions que parecía asegurada. Por eso se acabará la temporada con la sensación de fracaso, aunque se gane al Athletic Club el sábado a las veinte horas. Si es que no cambian de nuevo el horario o incluso el día. Que en esta liga se puede esperar de todo.

La temporada del Sevilla FC, ¿un éxito o un fracaso?

Parece que hay algo de discrepancia entre la afición sevillista a la hora de valorar esta temporada, que aún no ha terminado pero que la victoria esta mañana del Getafe ante el débil Gerona deja, prácticamente, vista para sentencia. Salvo milagro, no alcanzaremos el cuarto puesto.

Es evidente que, en líneas generales, debe calificarse como fracaso. Desde mi punto de vista, no puede valorarse de otra forma, sobre todo teniendo en cuenta que a finales de diciembre, casi finalizada la primera vuelta, el Sevilla estaba asentado firmemente en la tercera o cuarta posición, sacando una ventaja considerable, de unos diez puntos, a sus más directos rivales. Es decir, por el rendimiento del equipo hasta entonces, tenía que ocurrir algo verdaderamente desastroso para que el Sevilla perdiera esos puestos de privilegio que dan derecho a jugar la máxima competición continental. Lo que no esperaba nadie es que ese desastre llegara. Fue cambiar el año y el Sevilla parecía otro. Lo que antes era solvencia y contundencia se había convertido en nulidad defensiva e incapacidad para ganar partidos. Los rivales, muchos de ellos, nos ganaban, prácticamente, sin hacer nada, sin apenas tener ocasiones, pero nuestro nivel de juego y nuestro lamentable sistema defensivo provocaba que los equipos de abajo, por muy poco que hicieran, se llevaran los tres puntos. Valga como muestra el partido que perdimos en Vigo, donde únicamente se limitaron a aprovechar un triple fallo defensivo al saque de un córner. Pues partidos como este hemos tenido a montones, hasta el punto de que al Sevilla se le calificaba como «el resucitador».

Por tanto, nadie se debe escandalizar ni sorprender porque al final no vayamos a la Champions. Aún se puede, pero tenemos que ganar los dos partidos que nos quedan y esperar a que el Getafe la pifie. Pero siendo realistas, sería una sorpresa, una agradable sorpresa, que esto sucediera.

También hay quien critica o ve mal que ahora mismo el principal favorito para la cuarta plaza sea el Getafe. Según ellos, no es un equipo con calidad o poderío para ese premio tan grande. Pues señores, para mí el Getafe es un equipo que defiende muy bien –fundamental para lograr objetivos–, que se harta de correr desde el minuto uno hasta el noventa y tantos, y que tiene una delantera con gol. No son superestrellas, no han costado 60 millones de euros, pero hacen goles, que es lo único que cuenta.

Creo que la planificación no ha sido acertada, principalmente porque una vez más no se ha logrado formar una defensa fuerte –menos mal que Carriço, nuestro mejor central, ha jugado muchos partidos–. Tampoco hemos tenido suerte con las lesiones, ya que hemos tenido muchísimas lesiones óseas, de larga duración. Y ha sido una temporada larguísima, donde hemos tenido que jugar tres eliminatorias previas para jugar la Europa League. Eso si fue un éxito, ya que hubo equipos de primer nivel que cayeron en las previas y no pasaron a la fase de grupos.

En esta Europa League, por supuesto, también hay que hablar de fracaso. No nos puede eliminar un equipo tan inferior como el Slavia de Praga. Aunque también es cierto que, de no haber tenido que sufrir graves errores arbitrales –lástima que no haya VAR en la Europa League–, tanto en el partido de ida como en el de vuelta, que afectaron al marcador, nos habríamos clasificado sin problemas. Pero aún así, a conjuntos como el Slavia, sencillamente, hay que pasarles por encima. Por cierto, en Liga también tengo la impresión, como todos los años, de que hemos sido maltratados por los árbitros. Pero este año, al implantarse el VAR, ya me da que pensar que esto no tiene remedio. Y es que el VAR jamás cambiará a un mal árbitro en uno bueno. Es una buena herramienta que en España se utiliza para beneficiar a los de siempre y, por lo que se ve, también para perjudicar al Sevilla en caso de duda.

Y en la Copa del Rey, el fracaso estuvo en no saber competir en el Camp Nou. Hasta entonces, se había hecho un buen campeonato, ganando 2-0 al Barcelona en la ida, pero el Sevilla dio la sensación de no saltar mentalizado ante los azulgrana. Volvió a influir el arbitraje, porque el Barcelona abrió el marcador con un penalti que en realidad fue una patada al suelo de Messi. Pero fue más decisivo aún las claras ocasiones de gol que falló el Sevilla, penalti de Banega incluido. Y el Barcelona fue a lo suyo. Tienen tanta calidad que es fácil que goleen, sobre todo si juega el que es, sin duda, el mejor jugador del mundo. El todopoderoso Liverpool se llevó un 3-0 hace unos días, y eso que los reds  hicieron un buen partido.

En resumen, sí, ha sido un fracaso, en las tres competiciones, pero mal haríamos si fuéramos incapaces de valorar el que el Sevilla FC, una temporada más, se haya clasificado para jugar en Europa la próxima temporada. Porque, a decir verdad, dado el nivel tan paupérrimo que hemos ofrecido en muchos partidos, en demasiados partidos, he llegado a considerar como una seria posibilidad el quedarse fuera de los puestos europeos. Y eso sí que habría sido un FRACASO. Con mayúsculas.

 

Sevilla Atlético 2 – Villanovense 1. Permanencia casi asegurada

Hacía casi una década que no iba a la Ciudad Deportiva del Sevilla. He recordado viejos tiempos, porque antes, cuando el tiempo me sobraba, no me perdía ni un partido del primer filial. Sabía que me iba a encontrar un gran cambio, pero no esperaba que tanto. La primera vez que he visitado el estadio Jesús Navas y me ha dado muy buena impresión. Lo único que he echado en falta es un marcador más grande –ya electrónico– o un segundo marcador, y esas hojitas que se repartían con las alineaciones a los aficionados. Sólo he visto que las hayan repartido en el palco, donde estaban Monchi y Castro.

No ha sido un buen partido del Sevilla Atlético. Ya lo había visto por televisión en varias ocasiones y hoy he vuelto a tener la sensación de que este equipo, dirigido por Luci, es uno de los menos dotados técnicamente de los últimos años. No me extraña que haya estado luchando hasta hace poco por el descenso –no es matemática la salvación, pero casi–, aunque, quizás, también tenga mucho que ver que muchos jugadores son muy jóvenes e inocentes, y eso se aprecia mucho, tanto en ataque como en defensa.

El árbitro, del colegio madrileño, malísimo. Con lo fácil que es enseñar una tarjeta amarilla cuando hay una entrada dura… Pues nada, parecía que le gustaban las protestas del público. Afortunadamente, no era tan malo como para no darse cuenta del clarísimo penalti que le hicieron a Curro –transformado por él mismo– justo delante de sus narices.

Al inicio de la segunda parte llegó el empate, al defenderse nefastamente un córner, que fue aprovechado por Luis Martínez. Tras este gol, hubo varios minutos donde el filial perdió el norte y a punto estuvo de recibir el 1-2. Menos mal que Moussa, el delantero centro negro del Villanovense erró en un cabezazo que era más fácil colarla dentro que tirarla fuera. Este jugador fue el que dio problemas por su fortaleza y corpulencia. Pero si llega a tener calidad, lo más normal es que no estuviera en el Villanovense, aunque el guineano aún es joven –23 años– y tiene tiempo para mejorar.

En los minutos finales, como ninguno de los dos equipos daba por bueno el empate y dejaban bastantes huecos que facilitaban los contragolpes, me daba la sensación de que uno de los dos se iba a llevar el gato al agua. Yo creía que iba a ser el villanovense, porque veía tan inocente y con tan poca calidad a nuestra defensa, que esperaba que iba a pasar como en el último partido en casa, ante el Recreativo de Huelva, donde el Sevilla perdió injustamente en el descuento. Pero, por suerte, me equivoqué, y el Sevilla logró el importantísimo 2-1 en el minuto 91. Gol que, a la postre, le daría la victoria.

El 2-1 fue marcado por Mena, al aprovechar un rechace del portero a disparo de Bryan Gil. El barbateño estuvo muy marcado y apenas creó peligro, con contadas intervenciones, pero al final fue decisivo. Fue importante también la aportación de Juanpe, muy acertado en el centro del campo. Sustituyó al lesionado Diego García en el minuto 45.

Ojalá la próxima temporada del Sevilla Atlético sea más tranquila y no tengamos que mirar la parte baja de la clasificación continuamente. Porque aunque sea verdad que el primer objetivo del Sevilla Atlético sea la de formar jugadores para el primer equipo, no es menos cierto que, mientras mayor sea la categoría en donde se formen, mejor.

Sevilla FC 0 – Leganés 3. Justa derrota ante un Leganés muy superior

Derrota importantísima, porque se une a la de Gerona y, muy probablemente, a la de la próxima jornada. Mucho tiene que cambiar el Sevilla para que no muerda el polvo ante el Atlético. Tendrá que hacer un partido perfecto, o casi, no ya para ganar, sino para puntuar.

La decepción de esta noche ha sido tremenda. Esperaba a un Leganés correoso, encerrado para salir al contragolpe, como hacen casi todos los equipos que visitan el Ramón Sánchez Pizjuán, pero se ve que Pellegrino nos ha estudiado bien. Los madrileños salieron a presionar desde el minuto uno a nuestra débil defensa –cómo se nota que no está Carriço– con una línea de tres muy adelantada. Nuestros defensas, por su escasez de calidad técnica, se veían negros para enlazar con el centro del campo, donde también nos presionaban sin parar, con una defensa adelantada. Esa presión provocó un robo, en una mala entrega de Promes –muy mal hoy–, con muchos atacantes del Lega arriba, llegando el primer gol.

Este gol, lógicamente, sentó como un mazazo, a pesar de que ya nos habían dado un par de avisos. El Sevilla no supo sobreponerse, jugando con precipitación y siendo incapaz de dominar el centro del campo. Y esto fue debido a dos motivos: en primer lugar, la perfecta colocación de los visitantes, hasta el punto de que daba la impresión de que estaban en superioridad numérica, unido al gran despliegue físico que hicieron, incansables en la presión. Y en segundo lugar, a que nuestros jugadores estaban negados. Todos jugaron a un nivel muy inferior al habitual. No se salva ni Jesús Navas, y con eso lo digo todo. Tampoco Sarabia dio una a derechas y Ben Yedder tuvo que bajar a recibir al centro del campo varias veces. Tampoco tenía mucho sentido que se quedara en el área, rodeado de las torres que tienen los pepineros en defensa.

El Leganés olió sangre y ambicionaba el segundo. La velocidad y fortaleza de sus delanteros En-Nesyri y Braithwate daban mucha sensación de peligro. Este último, excompañero de Ben Yedder en el Toulouse, casi dejaba el partido sentenciado con un buen gol. Aún tenía la esperanza de que algún cambio táctico y de alineación de Caparrós diera resultado, porque aún quedaban setenta minutos por delante para arreglar el entuerto. Pero no sólo no fue así, sino que el Sevilla incluso empeoró en la segunda parte. Se perdió el orden y, de no haber sido por Vaclík, el 0-3 habría llegado al inicio de esta segunda mitad y no casi al final de ésta.

Caparrós recurrió al Mudo, pero volvió a hacer un partido pésimo, muy malo, siendo incapaz tanto de distribuir juego con eficacia como de contener en la zona media. Por cierto, Rog tampoco hizo nada de nada. No me explico qué vieron en este jugador. Supongo que en el pasado mostraría otro nivel, porque el Nápoles no se habría gastado entonces un buen dinero en él, ni habría sido internacional con su país. Pero, desde luego, en el Sevilla no está haciendo méritos para que se planteen su fichaje a final de temporada.

Tampoco Gonalons fue la solución. Con él se mejoró algo, pero sin poner en apuros al Leganés en ningún momento.

El Leganés, a mi modo de ver, hizo un partido completísimo. Presionó con maestría durante todo el partido, con velocidad en las contras, con contundencia en defensa y eficacia en ataque. A eso se le añadía que al Sevilla no le salía nada –todos los rebotes se los llevaban los visitantes y las pocas ocasiones que tuvimos, algunas claras, las fallamos– y que Undiano Mallenco estuvo al nivel que nos acostumbra: desastroso. No influyó en el marcador, pero quizá nos habría ayudado algo el que no hubiera perdonado varias tarjetas amarillas clarísimas al Leganés. Era desesperante ver cómo advertía, una y otra vez, a los jugadores que a la próxima habría tarjeta. El rival se aprovechaba cortando por la tremenda cualquier posibilidad de desborde del Sevilla. También permitió que se perdiera todo el tiempo del mundo. En fin, tampoco vamos a descubrir a Undiano Mallenco ahora.

El palo de hoy ha sido gordo. En dos jornadas, con dos bochornosas derrotas, hemos pasado de encarrilar la plaza Champions a temer que no haya clasificación europea.

Lo que sí ha quedado claro hoy es que Monchi tiene muchísimo trabajo por delante. Empezando por fichar físico, en todas las líneas, pero principalmente en defensa –aquí también se necesita velocidad– y centro del campo. Y arriba se echa en falta un delantero centro como el que se hartó de pedir Machín, que en partidos como el de hoy nos habría venido de perlas.

La sensación ahora mismo, al menos la que yo tengo, es que un «virgencita, que me quede como estoy» sería un gran éxito.