El primer paso está dado, que era ganar y mantener la portería a cero. Queda el segundo paso y más importante: ser capaz de superar la dura prueba a la que nos someterán las figuras del Barcelona (esta vez no reservarán a nadie) y el árbitro de turno. Porque que nadie dude que, con VAR o sin VAR, en caso de duda, siempre tirarán a favor del Barcelona. Y probablemente, aunque no tengan dudas.
Pero como digo, tendremos que hacer un partido perfecto en tierras casi extranjeras para pasar la eliminatoria. Para empezar, tendremos que estar muy finos de cara a puerta, porque, visto el plan con el que salimos en ciertos estadios, se prevé que disfrutaremos de muy pocas ocasiones de gol. Y después, lógicamente, tendremos que rozar la perfección del arte de defender. Porque una buena defensa a mí me parece tan vistosa de ver como un buen ataque. Me encantan esos equipos ordenados que son capaces de aguantar muchos minutos un asedio de buenos jugadores sin que apenas creen ocasiones de gol.
La ventaja cosechada hoy ha sido a través de una victoria pírrica, es decir, que ha provocado graves daños al vencedor. No se puede considerar de otra forma si perdemos por lesión a Sarabia y Navas. Dos jugadores muy importantes. Me preocupa especialmente la de Navas, uno de los mejores jugadores de la plantilla y, probablemente, el que más sienta el escudo. Y me preocupa no vaya a ser que sea otra vez el dichoso sóleo el que le esté dando la lata. Según he leído es una lesión delicada y difícil de superar.
El partido en sí ha tenido dominio alterno, y me ha llamado la atención la intensidad y dureza con la que se han empleado los dos equipos y, sobre todo, la permisividad del árbitro, que daba la sensación de que se había olvidado las tarjetas en el vestuario. Del Cerro grande volvió a demostrar ser un árbitro mediocre y cobarde. En definitiva un mal árbitro. Si no, a ver cómo se explica que no se atreviera a expulsar a Luís Suárez por encararse con él y a otro jugador azulgrana – – no me fijé bien quién– al que pareció decidido a enseñar la segunda tarjeta – – juraría que hasta la sacó del bolsillo– y se echó para atrás en cuanto salieron un par de culés a protestar. Una vergüenza, pero a la que estamos tan acostumbrados que ya casi lo consideramos hasta normal.
De los jugadores, sensacional Kjaer, al igual que Soriano, muy seguro siempre. Y por supuesto, bienvenido el Ben Yedder de siempre, espectacular a veces; y el Sarabia efectivo, aunque tampoco hoy estuviera muy acertado. También muy buen partido de Promes, al que lo único que le faltó fue el gol. Y buenos minutos de Silva, aunque le noté apatía a la hora de presionar.
Gran trabajo de todos, con mucha concentración durante los noventa y cinco minutos de juego, que ha tenido como premio un marcador corto, porque el potencial del rival es enorme, y que obliga a hacer otro gran partido en Barcelona. Porque hay que admitirlo. Todos sabemos que, con Messi sobre el césped, el marcador habría sido muy distinto. Es, indiscutiblemente, el mejor jugador del mundo.