La Junta General de Accionistas, que era ordinaria, resultó ser extraordinaria. Pero extraordinaria en cuanto a la tremenda decepción que nos llevamos los ilusos sevillistas que creíamos que el Sevilla no estaba vendido o no iba a venderse. Nada más lejos de la realidad. Ayer los máximos accionistas dejaron claro que dan la espalda al sevillismo de base, al no blindar el estadio Ramón Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva José Ramón Cisneros Palacios.
Sin embargo, esto se veía venir. No se entendería entonces, que viéndose el alarmismo entre los pequeños accionistas y su lucha por sindicar el 5% de las acciones necesarias para incluir nuevos puntos en el orden del día, los máximos accionistas no sólo no se pronunciaran, sino que no solicitaran esta modificación de motu proprio. Evidentemente, no estaban por la labor. Pero siempre quedaba la esperanza de que, a última hora, sucumbieran ante la presión de los accionistas minoritarios y cambiaran de opinión.
Parece obvio que, si no han vendido ya sus acciones a un inversor extranjero, lo van a hacer próximamente, pues cabe deducir que tienen ya más que acordados los términos de la venta y sólo deben quedar detalles. En este sentido, resultó reveladora la lamentable intervención de Carolina Alés, que se destapó, admitiendo que ellos “venden sus acciones, no venden al Sevilla”. Pues no, Carolina. Si yo vendo mis dos acciones, sería así. Pero si tú, que eres una de las principales accionistas, las vendes, también vendes al Sevilla FC. Poco después intentó retractarse, quedando incluso peor.
Pero no quedó ahí la cosa. Carolina Alés también se lució con su desprecio a los pequeños accionistas, cuando preguntó por qué ellos no habían comprado acciones. Haciendo un alarde de soberbia, poco menos que se rió de aquellos que no podían permitirse comprar acciones, o sólo unas pocas, como es el caso de la gran mayoría de los aficionados. Sin duda, Carolina, quien probablemente habrá nadado en la abundancia desde que nació, no tiene la capacidad de entender que mucha gente no puede permitirse comprar acciones, o si lo hace, es con gran esfuerzo.
Como contrapunto a Carolina Alés, destacar la impresionante y conmovedora intervención de Alejandro Cadenas. Faltó poco para que lo sacaran a hombros, pero, lamentablemente, pese al gran esfuerzo de los pequeños accionistas, mucho me temo que se ha llegado tarde. Ya está todo el pescado vendido.
Ahora hay que apretarse los machos, pues se entra en una situación muy complicada, donde hay un patente enfrentamiento entre los accionistas mayoritarios y el aficionado de base. Será harto complicado que eso no afecte al rendimiento del equipo. Esto se verá muy pronto, en el importantísimo partido del jueves, ante el Krasnodar. Yo espero un gran abucheo al palco, pues es lo mínimo que merecen.
Empieza una época de incertidumbre, donde el Sevilla dejará de pertenecer a los sevillistas y estaremos en manos de un grupo inversor que podrá disponer, a su antojo, de nuestro estadio y ciudad deportiva. Desde luego, si con el tiempo acabamos trasladándonos a la Cartuja, sería mi fin como abonado. Llevo treinta y dos años siéndolo, pero me niego a ver al Sevilla en la Cartuja si no es algo temporal, mientras se amplía el Ramón Sánchez Pizjuán. El estadio olímpico es para ver atletismo, no fútbol. Si lo veo mejor por televisión, me quedaré en casa y no soportaré las inclemencias del tiempo, ni tendré que desplazarme.
La Junta de ayer me ha dejado tocado, o más bien hundido. Hasta el punto de que el partido contra el Krasnodar ha pasado de parecerme muy importante a ser totalmente secundario. No me explico cómo los máximos accionistas pueden tirar por los suelos los sentimientos de tantas generaciones de sevillistas. Y todo por el dinero, por el vil metal. ¡Qué triste!
Día tristísimo ayer. Yo no tengo capacidad para ser accionista. Apenas puedo sacarme el carnet alguna temporada. El fútbol es un sentimiento. Pasa de padres a hijos. Yo escuché de mi padre cuando vio a Campanal, a Arza, siempre me dijo que eran verdaderos atletas y que se partían la cara por la camiseta. A mi hija cuando sea mayor le hablaré del gol de Palop, de las finales, le hablaré también de Francisco o de Montero cuando éramos un equipo «modesto». Estas personas que ayer dejaron claro que son comerciantes (gran intervención del señor que dijo buenas noches sevillistas y buenas noches comerciantes) no sé qué dirán a sus hijos.
Sobre lo de que de todos modos otros pequeños accionistas vendieron también, no sé cuántos de ellos pensaban que vendían a sevillistas por la guerra entre familias, a Castro o Del Nido, pero no para ser revendidas luego, seguro a muchos les engañaron.
No creo que el modelo de otros clubes estilo Inglaterra (Chelsea, City) sea comparable a España. Aquí siempre dominarán los 2 de Madrid y Barca. Cuando hemos estado a punto de disputarles una liga (y copas europeas) ha sido con ventas de canteranos, buena gestión de gente de la casa y una afición que es un tesoro. Me espero un futuro estilo Málaga, deslumbrarán al personal con dos fichajes y luego si te he visto no me acuerdo.
Es hora de que los aficionados que sepan del tema accionarial y legal den un paso adelante, a ver si es posible parar a estos mercenarios, si no ahora que sea en el futuro. Un saludo.
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Mucho me temo que esto no tiene solución. Parece que todos los grandes accionistas están de acuerdo con la venta. Van a ganar mucho dinero. La única esperanza que me queda es que, aparte del dinero, también hayan sido seducidos por el supuesto «proyecto» que le habrán presentado los inversores.
En cuanto a los pequeños accionistas que han vendido sus acciones a Castro o Del Nido, lo han hecho también por el dinero, y les ha dado igual el Sevilla. Pero muchos de estos vendedores sí pueden tener problemas económicos y es lógico que se dejen engañar –las han vendido a un precio muy inferior de su valor real–. Otros, sin embargo, no tendrán problemas de dinero, pero prefieren costearse unas vacaciones a costa de vender sus acciones.
Bueno. Ya sólo queda esperar, porque los sevillistas de base no podemos hacer nada. Quizás lo único sería presionar, como sugirió un accionista ayer, a nivel político, para blindar el estadio y la ciudad deportiva. Pero hace poco fue rechazado en el Ayuntamiento, creo recordar que con los votos de PSOE y PP.
Un saludo.
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