Lo que se esperaba, ya es oficial. La Federación Española de Fútbol, como siempre, se ha puesto del lado del poderoso, en este caso el FC Barcelona, y finalmente se decanta por jugar la Supercopa a partido único, y en el extranjero, en Tánger, Marruecos.
La Federación desoye el argumento del Sevilla, que ya había incluido la final en el abono y, por tanto, quería acogerse al doble partido, formato establecido para la competición. Llama la atención que la Federación está dispuesta a saltarse su propio reglamento a la torera, con tal de contentar al Barcelona, cuando, además, la postura del club catalán es de claro desprecio a la competición. No puede entenderse de otra forma que dé prioridad a un partido amistoso antes que a un partido oficial, siendo una final, con un título en juego.
La decisión de la Federación no coge por sorpresa, puesto que además ya se habían pronunciado la Liga de Fútbol Profesional y la AFE – habrá que ver qué pinta la Asociación de Futbolistas en todo esto— a favor del partido único.
Personalmente, me indigna que la Federación siga el juego al Barcelona y, sobre todo, que el escenario elegido haya sido Tánger, lo que me parece un desprecio al aficionado, e incluso a la competición. La Federación lo considera un terreno neutral, pero todos sabemos que Marruecos está repleto de aficionados del Madrid y Barcelona. Como bien decía Fabrizio (@JM_Goku) hace unos días: “Creo que jugaremos en Tánger, en un campo lleno de moritos con camisetas falsas del Barça”.
Curiosamente, hay aficionados sevillistas que están de acuerdo con el partido único, porque consideran que hay más posibilidades de que el Sevilla gane la final. Yo no lo veo tan claro. Es más, sinceramente, creo que las posibilidades de que el Sevilla gane la Supercopa son mínimas. Cierto es que, en fútbol, todo puede pasar, pero hay que ser realistas y admitir que la diferencia entre ambas plantillas es abismal. Y más ahora, cuando el Sevilla está en plena construcción y el Barcelona tiene una plantilla hecha, dando continuidad al mismo entrenador, y que seguro que reforzarán con fichajes multimillonarios. Sin ir más lejos, para empezar, nos han quitado a nuestro mejor central: Lenglet.
A mi modo de ver, con su decisión, la Federación “Española” de Fútbol ha faltado al respeto al Sevilla FC y a su afición. El cuerpo pide no presentarse, o acudir a los tribunales, por incumplimiento del Reglamento, pero habrá que ver las consecuencias de tomar esa actitud de rebeldía. Al Barcelona, a buen seguro que no le pasaría nada, pero está clarísimo que al Sevilla le caería una sanción ejemplar.
Eso sí, pienso que, como mínimo, el Sevilla FC debería emitir un comunicado, lo más duro posible, reprendiendo la actitud de todos los autores de esta nueva tropelía: Federación, FC Barcelona y Liga de Fútbol Profesional, cuyo mandamás, Tebas, hace unos días reconocía que el Barcelona era el único culpable de esta situación, pero que no ha dudado a la hora de ponerse del lado del poderoso.