Traspasar a Ben Yedder, un riesgo innecesario

Leo en la prensa estos días, con algo de preocupación, que el Sevilla, si llegara una buena oferta, estaría dispuesto a traspasar a Ben Yedder. Es algo que no quiero creer que sea verdad, porque, hoy por hoy, es el único delantero que garantiza gol de la plantilla.

También es cierto que es muy probable que, aunque no queramos venderlo, pueda acabar saliendo, ya que su cláusula de rescisión es de sólo 30 millones de euros y, según parece, hay equipos que compiten habitualmente en Champions que se han fijado en él. Y no es de extrañar, porque, además de sus buenas actuaciones en la competición europea más importante, Ben Yedder ha sido llamado por su Selección –aunque previsiblemente no estará en el Mundial, al formar parte de la lista B–. Y, sobre todo, lo que más llama la atención de él son sus estadísticas, las cuáles, en mi opinión, son impresionantes:

En su primera temporada, Ben Yedder marcó 18 goles, dando seis asistencias, en 42 partidos, disputando sólo 2.268 minutos de juego. Y en su segunda temporada ha mantenido unas cifras similares o incluso mejoradas, pues ha jugado algo más –2.741 minutos—y ha hecho 22 goles, dando cinco asistencias. Bueno, en realidad ha hecho alguno más, como el que le anularon en Málaga, por un error arbitral. Pero las estadísticas oficiales son ésas.

También hay que tener muy en cuenta que Ben Yedder no ha contado en ningún momento con la confianza de los entrenadores que ha tenido, excepto con Joaquín Caparrós. Pero ni Sampaoli, ni Berizzo y ni mucho menos Montella le daban apenas oportunidades. Es decir, que esas cifras –marcando un gol, de media, cada dos partidos—las ha conseguido sin tener continuidad y jugando solo en punta, sin la ayuda de un segundo delantero. Por lógica, si jugara con otro delantero que le complemente, y siendo titular, sus cifras, tanto de goles como de asistencias, deberían ser muy superiores.

Otros delanteros que han triunfado en el Sevilla no hay tenido, ni por asomo, las estadísticas de Ben Yedder. Por tanto, estamos hablando de un jugador de primer nivel y, además, de un excelente profesional. En ningún momento se ha quejado de su incómoda situación –increíble que Muriel le quite el puesto—y, siempre que ha jugado, ha dado lo máximo, corriendo y presionando durante los 90 minutos.

Ben Yedder es un delantero al que quizás le falta algo de velocidad y altura, pero después es muy inteligente, estando siempre en boca de gol. Sabe hacer daño y siempre está bien situado. Y algo muy importante: si tiene la ocasión de tirar, no se lo piensa.

No sé qué rendimiento ofrecerán los delanteros que lleguen –espero que sean dos, pues Muriel quizás sería mejor que jugara en banda o fuera traspasado–, pero me parece una temeridad desprenderse del único goleador que tenemos, y por 30 millones de euros, o incluso menos. Más bien, deberíamos renovarlo y subirle esa ridícula cláusula de rescisión antes de que nos lo quiten de las manos.

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