Tras el partido de ayer, ya tengo dudas de si Montella lo está haciendo adrede, para que lo echen y cobrar un millonario finiquito, o simplemente es que no tiene capacidad para entrenar a un equipo de primer nivel. Porque la plantilla es muy mejorable, pero no es para que se arrastre como lo está haciendo en los últimos partidos.
Montella volvió a repetir los mismos errores que ante el Barcelona, pero, afortunadamente, el rival era el Levante, y «sólo» encajamos dos goles.
De nuevo, el jugar con la defensa muy adelantada, sin tener defensas rápidos y sin ejercer una correcta presión en el centro del campo, parecía presagio de desastre. Un error en esa presión fue el inicio del primer gol del Levante, al que siguió una buena jugada de Morales (no me explico cómo este jugador sigue en el Levante. Di por hecho que saldría al descender su equipo, pero ahí sigue), que se deshizo bien de la defensa y asistió para que Roger batiera a Soria, sin dificultad. Aunque tiró al muñeco, Soria fue incapaz de despejar.
Sólo tardó cinco minutos el Sevilla en empatar, con un golazo de Carlos Fernández, que se preparó el balón y lo puso en la escuadra, a la media vuelta. Llegaron entonces los mejores minutos del Sevilla, que pudo incluso adelantarse en la última jugada de la primera parte, pero Navas, el mejor del equipo ayer, tiró fuera.
En la segunda parte todo fue a peor. El Sevilla siguió arriesgando con la defensa adelantadísima, lo que unido a la nula recuperación de balones en la zona media, provocaba que los locales dispusieran de varias ocasiones de gol claras, hasta que Morales consiguió el 1-2 definitivo.
Segundos antes, Montella había tenido la genial idea de dar entrada a Layún por Vázquez. Extraña forma de ir a buscar los tres puntos, cuando lo más lógico era que entrase un delantero.
El resto del partido fue un querer y no poder del Sevilla, pero la habitual nulidad en ataque hizo imposible el empate.
Finalizó el partido con un posible penalti por manos dentro del área del Levante y con la sensación de que el Sevilla de Montella tiene tantísimos defectos y está tan poco trabajado que parece poco menos que imposible ganar un partido.
Ahora la cuestión es fácil: o se despide a Montella, pagando varios millones de euros, o se aguanta con él hasta el final y se ahorra algunos millones que se podrán invertir la próxima temporada. En cualquier caso, parece complicado clasificarse pata Europa la próxima temporada. Tendría que tener lugar un cambio radical en banquillo y estilo de juego, y sólo quedan cuatro jornadas de Liga. El tiempo se acaba.