Otro partido de Liga previo a Champions donde Berizzo, en lugar de ir partido a partido, saca un once pensando en el Liverpool, plagado de suplentes. Y a mí eso no me gusta nada. Me parece que es de equipo pequeño. El mismo Liverpool ha alineado hoy los titulares. Creo que en los partidos importantes, y el de hoy lo era, deben jugar los mejores, excepto, claro está los que tengan molestias físicas y no estén al cien por cien.
En mi opinión, en el Sevilla hay jugadores que deben jugar siempre, como es el caso, por ejemplo, de Sergio Rico. Yo sé que hay muchos sevillistas que prefieren a David Soria antes que a Rico. Pero cuando juega Soria, yo es que lo paso muy mal. No puedo evitarlo. Me llevo todo el partido temiendo la cantada que nos costará el gol. No veo a Soria como un guardameta hecho, consolidado. Considero que tiene aún muchísimo que aprender y necesita jugar con asiduidad. Y como no está hecho, mejor que lo haga cedido en otro equipo, porque, si no es así, sus actuaciones nos costarán goles. Por ahora, sus fallos en los goles del Leganés y el de hoy — ha tenido más, no sólo en la jugada del gol–, no nos han costado puntos porque pudimos remontar, pero no siempre será así. La portería es una posición fundamental y debe estar siempre ocupada por el mejor.
Tampoco entendí que fuera de la partida Escudero, ya que es el único lateral izquierdo inscrito en Champions. Teniendo a Carole, y dada la baja forma de Escudero, me pareció muy arriesgado que jugara. Ante el Liverpool nos jugamos mucho y sería un handicap importante tener que improvisar un lateral izquierdo ante un rival tan peligroso.
Pero bueno, al fin y al cabo, la ruleta rusa le salió bien a Berizzo, y hay que congratularse por ello. Pero igual le podría haber salido mal. La defensa hoy fue un flan, insegura a más no poder. Y si el Celta no se puso 0-2, fue de puro milagro. Antes y después de esa ocasión que pudo dejar el partido muy cuesta arriba, hubo ocasiones muy claras, principalmente por parte de Franco Vázquez, que erró cuatro clarísimas, pero también por parte celtiña. Podría haberse dado un resultado verdaderamente llamativo, de haber estado medianamente certeros los jugadores de cara a gol.
Para llevarnos los tres puntos y darle la vuelta al marcador valieron dos cabezazos: primero de Muriel, en una falta lateral, y después de Nolito, tras un extraordinario pase de otro jugador que considero imprescindible, como es Pablo Sarabia.
Me gustó el partido que hizo Geis, a pesar de jugar en un puesto donde no es habitual.
El arbitraje de Del Cerro Grande no pasó desapercibido, ni mucho menos. Estuvo desastroso, desquiciando a jugadores de ambos equipos y afición. Concatenaba un error con otro, dando la impresión de que, cuando acertaba, lo hacía de casualidad. Tal fue el despropósito, que hubo una falta a un jugador del Sevilla tan clara que los jugadores de ambos equipos se quedaron parados, creyendo que Del Cerro la había señalado. Casi nos marcan por la tontería.
Pienso que hoy Berizzo arriesgó muchísimo reservando jugadores para el martes. El Sevilla estaba en una situación delicada, pues de haber perdido o empatado, se habría alejado demasiado de los puestos Champions, pues los de arriba no suelen fallar demasiado. No hay que olvidar que ése es el objetivo marcado por la entidad, aunque sea bastante ambicioso, y el no lograrlo sería un fracaso.
Y ahora sí, a pensar sólo y exclusivamente en el Liverpool. Si nos ganaran, se cumpliría un año de la última derrota en el Ramón Sánchez Pizjuán, aquella que llegó inmerecidamente ante la Juventus, por 1-3, y con un arbitraje determinante, con una temprana expulsión del «Mudo» Vázquez. Nuestro estadio debe seguir el martes siendo un fortín inexpugnable.