Archivo diario: 20/08/2017

Sevilla FC 1 – Español 1. Tropiezo por tener la cabeza en otro partido

Es evidente que el partido de Champions League es mucho más importante que el de ayer, pues hay mucho dinero y prestigio en juego. Ahí estamos todos de acuerdo. En lo que diferimos los aficionados es en la forma de afrontar dos partidos importantes en cuatro días. Berizzo es de los que piensan que hay que rotar prácticamente a todo el equipo, y yo creo que eso es una barbaridad, ya que en Primera División no hay ningún equipo fácil, cualquiera te puede complicar la vida, y el alinear a tanto suplente es arriesgar tres puntos, que también son muy necesarios para lograr el objetivo, ya casi obligatorio, de clasificarse para la Champions League. Por tanto, yo soy de la opinión de que las rotaciones deben ser al estilo Juan de Ramos. El manchego rotaba tres o cuatro jugadores, de manera que tenía a toda la plantilla implicada, refrescaba a los jugadores y no perdía potencial. O si lo hacía, era levemente.
En cuanto al partido en sí, me pareció que el Español hizo un partido muy serio. Por supuesto, ellos sí alinearon al mejor once posible. Fueron conscientes de su inferioridad, incluso cuando jugaron con uno más en los minutos finales del partido, por la absurda expulsión de Banega –merecedora de una fuerte multa–. La táctica que utilizaron fue la que harán el 90% de los equipos que nos visitaran: encerrados atrás, con las líneas muy juntas, esperando cualquier oportunidad para contraatacar.
Varias de esas oportunidades llegaron por pérdidas, principalmente por parte de Borja Lasso, en zonas muy delicadas. Parece que el canterano aún no se ha enterado de lo que es la Primera División, donde cualquier error te cuesta un gol. Ayer no fue el caso, de milagro, porque lo evitaron David Soria –qué mala suerte tiene este chaval con las lesiones– y Sergio Rico, quien hizo un espectacular paradón al rechazar el remate a bocajarro de Leo Baptistao, fuerte y abajo.
Hicimos lo más difícil, que fue adelantarnos en el marcador ante un equipo que se había encerrado con mucho orden y que nos estaba dando problemas a la contra. El gol fue de los llamados fantasma. Como nuestra liga es tercermundista y no disponemos del VAR, no podremos saber si Langlet marcó verdaderamente gol o no. Lo importante es que lo dieron por válido.
La alegría no duró mucho, porque un error infantil de N’Zonzi, que regaló el balón a Baptistao, provocó el empate. Para evitar goles como el de ayer, donde el brasileño se fue en velocidad de dos de nuestros defensas, considero que es fundamental fichar un central rápido. Eso es imprescindible para jugar con la defensa muy adelantada.
A partir de aquí, el dominio del Sevilla fue total, creando y desperdiciando bastantes ocasiones de gol, sobre todo a raíz de la entrada de Ever Banega. Y el acoso, asfixiante en algunos momentos, se acabó por la autoexpulsión del argentino, que se acordó de la madre del árbitro  — normal– y además se lo dijo –de anormal–.
Entramos en unos minutos finales de tensión, porque la niñería de Banega podía costar el punto que teníamos. No fue así porque como digo, el Español era consciente de su inferioridad, y ni con uno más se decidió a ir abiertamente a por el partido.
Incomprensible, el árbitro sólo añadió tres minutos. Se le olvidó la pausa de dos minutos para que se refrescaran los jugadores. De otra forma, no tiene sentido que se añadieran tres minutos, habiéndose agotado los cambios y habiendo habido una expulsión. No obstante, su peor error fue no mostrar la tarjeta roja a Baptistao por su brutal entrada por detrás a Corchia, a la altura de la rodilla.
El punto sabe a poco, pero no es tan malo si pensamos que los jugadores y entrenador tenían la cabeza en otro partido, los innumerables fallos en defensa y la expulsión de Banega.