El Sevilla ha tenido relativa suerte en el sorteo celebrado en el día de hoy en Nyon. Por un lado, evitamos a los dos equipos más complicados, como eran el Niza y el Hoffenheim, pero, por otro, tampoco nos enfrentaremos a los objetivos más fáciles del bombo: Young Boys y el antiguo Steaua de Bucarest.
Así pues, nos tendremos que ver las caras con un equipo que no será ninguna perita en dulce, ya que ha estado a punto de ser campeón de la liga turca, quedando por delante de equipos consagrados, como Galatasaray y Fenerbahçe. Sin embargo, si se hacen las cosas medianamente bien, el equipo turco no debería evitar que el Sevilla estuviera en la fase de grupos de la Champions League.
Ahora bien, tengo clarísimo que, para que haya final feliz, será imprescindible respetar al rival, en el césped y desde la grada. Aquí somos muy dados a despreciar a los rivales, y ése es el primer paso para darnos un batacazo, volviéndose a repetir la mala experiencia que tuvimos con el Braga hace unos años.
Tropezar con la misma piedra sería un error terrible, sobre todo cuando se está conformando un plantel muy competitivo, a falta de un lateral izquierdo y un tercer delantero.
Según he leído, el Basaksehir es un equipo conformado por jugadores muy veteranos, con una media de edad que ronda los 31 años. Muchos de ellos pertenecieron a equipos de primer nivel, como Adebayor, Clichy, Elia o Inler. También destaca el internacional bosnio Eden Visca, que juega por la derecha y es bastante peligroso. Así que más nos vale que, al menos, tengamos al lateral izquierdo antes de los enfrentamientos con los turcos, porque no tenemos alternativa de garantías ante una posible lesión de Escudero, como ya se vio en el partido ante el Arsenal.
Me ha gustado que el partido de vuelta sea en casa. Si se diera un mal resultado en la ida, es preferible una remontada con el factor campo a favor.
En resumen, el Basaksehir es un rival teóricamente inferior, pero que, como nos confiemos, nos dejará en la cuneta, como hizo no hace mucho el Leicester City. Y eso sería un importante paso atrás para un club como el Sevilla, que busca afianzarse en la máxima competición del fútbol europeo.