Archivo mensual: julio 2017

Mal momento para las batallitas de poder

Estamos en pretemporada, es decir, en un momento crucial para la formación del Sevilla 17-18. Cuando la única preocupación del aficionado tendría que ser el estar pendiente de si viene fulanito o menganito, nos encontramos con esperpentos como el que tuvo ayer lugar en la reunión del Consejo  de Administración, donde según parece, hubo tanta tensión que casi llegaron a las manos.

El origen de la trifulca es de sobra conocido: Del Nido Carrasco se presentó en el Consejo cuando había presentado su dimisión «irrevocable» –es decir, que no se puede anular–, ante notario, sólo unos días antes. Y como el muchacho no atendía a razones, y se negó a abandonar la sala, no hubo más remedio que posponer el Consejo, por segunda vez.

El Sevilla atraviesa un momento dulce, uno de los mejores de su historia, estando saneado económicamente y siendo uno de los equipos punteros de España y de Europa. Por eso es imposible de entender, desde el punto de vista del aficionado sevillista, que los Del Nido quieran quitar de la presidencia a Castro, un presidente que con sus aciertos y errores –muchos más los primeros–, lo está haciendo bastante bien. La única explicación posible es el ansia de poder, buscando el beneficio propio, hasta el punto de importarles lo más mínimo que el Sevilla pueda salir perjudicado.

En mi opinión, la estrategia de los Del Nido no ha podido ser más torpe. Es lo mínimo que se puede decir cuando se intenta un asalto al poder sin tener los apoyos suficientes, y en un momento tan importante para el club, a sólo tres semanas vista de la eliminatoria previa a la fase de grupos de la Champions League. Vamos, que se puede decir, sin riesgo a equivocarse, que nos jugaremos buena parte de la temporada en pocos días.

Recién salido de prisión, poco ha tardado el ex presidente José María Del Nido en intentar volver a controlar el Sevilla. Podría haber aprovechado su estancia entre rejas para grabarse a fuego estas palabras de Ramón Sánchez Pizjuán: «El Sevilla no eres tú, ni yo, ni aquél… El Sevilla está muy por encima de todos nosotros».

Al menos, espero que todo este lamentable embrollo haya servido para que el sevillismo tenga claro a quién le importa el Sevilla y a quién no, para que se identifique a quiénes sólo les importa el poder, y para que se muestre unido ante cualquier intento de desestabilizar el club. Porque sólo si hay unión, paz social y, sobre todo, si se sigue conformando una buena plantilla, podremos mantener el puesto de privilegio donde nos encontramos ahora.

Lo que no dijo Rami a los medios franceses

Hace unos días sorprendía Rami con unas declaraciones, ya siendo jugador del Olympique de Marsella, donde arremetía contra el Sevilla, diciendo que el Consejo de Administración se había comportado de manera vergonzosa. En principio, parecía, según la prensa francesa, que las declaraciones eran debido a que el Sevilla había cambiado a última hora la forma de pago, pero poco después se supo la realidad: el Sevilla había incumplido una cláusula del contrato de Rami, por la que el francés debía cobrar el 10% de un futuro traspaso, es decir, aproximadamente, 600.000 €.

Lo que no dijo Rami es que él quería irse al Marsella, donde se reuniría con el que fue su entrenador en el Lille, Rudi García, y donde tendría una importante ficha. Y para eso estaba dispuesto a presionar, y mucho, hasta el punto de decir que no iría a otro club que no fuera el Marsella.

En este sentido, hay que entender al Sevilla, ya que la actitud de Rami le dejaba en una posición negociadora débil. El Marsella, que ya lo tenía todo acordado con Rami, era consciente de ello y ofertó muy a la baja (4 millones). Sin embargo, el Sevilla también era conocedor de que Rami era una prioridad para Rudi García, y a nadie se le escapa que el club francés ya no es el que era, pues tiene un nuevo y multimillonario dueño que está empeñado en colocar al Marsella como uno de los clubes punteros de su país. Por tanto, el Sevilla sólo tenía que esperar, pacientemente, a que el Marsella subiera su oferta, hasta los seis millones que pretendía el Sevilla.

A mi modo de ver, seis millones es barato, porque, aunque Rami tiene 31 años, no ha tenido lesiones graves, tiene cuerda para rato –una «fuerza de la naturaleza» le ha llamado Rudi– y es internacional por su país.

El Sevilla, posiblemente porque esperaba mejor oferta del Marsella y, quizás, también por enojo con la actitud del jugador, decidió obligar a Rami a que renunciara al 10% de la transferencia que debía llevarse, según contrato. Esto es algo que, dicho sea de paso, es habitual en los traspasos, sobre todo cuando es el jugador el que tiene interés en irse. Es una forma de decir: «Te dejamos ir, pero tienes que poner de tu parte, y qué mejor manera que perdonar algunas cantidades».

Evidentemente, la prensa francesa en ningún caso habla de la fea actitud de Rami con el que fue su equipo. Por tanto, es el Sevilla el que queda mal, al haber incumplido el contrato. Ahora bien, ¿verdaderamente merece la pena esta disputa con un jugador que lo dio todo y mostrar una mala imagen en el extranjero por 600.000 euros? En mi opinión, no. Yo creo que la solución era que el Sevilla hubiera forzado un poco más la negociación, ya que era un traspaso que se iba a hacer de cualquier forma, puesto que, como digo, el Marsella tiene dinero de sobra, el jugador quería irse y, de hecho, tenía ya un acuerdo cerrado con el Marsella, y, además, era un capricho del entrenador.

Habría sido cuestión de tiempo, de tener un poco más de paciencia, y, de paso, se habría quedado bien con todas las partes.

Las dos sorpresas de ayer: Vitolo y Amavi

Día movidito y lleno de sorpresas, porque tan sorprendente es que un jugador que estaba más que decidido a fugarse al Atlético de Madrid renueve a última hora, como que un jugador que estaba a punto de presentarse, no pase el reconocimiento médico.

La renovación de Vitolo me dio una gran alegría, por tres motivos:

En primer lugar, porque echa por tierra la maquinación que han llevado a cabo el Atlético de Madrid y Las Palmas para sortear la sanción que impide a los colchoneros inscribir jugadores en este mercado estival. Los dirigentes de ambos clubes han quedado en ridículo después de retransmitir públicamente todos los tejemanejes. Por cierto, la sanción está siendo demoledora para el Atlético, ya que le ha impedido fichar a Sandro, Vitolo y Lacazette, tres extraordinarios jugadores con los que había llegado a acuerdos.

En segundo lugar, porque de esta forma se consigue que no se refuerce a un rival directo con la incorporación de un gran jugador y, de paso, Las Palmas no consigue el premio de casi cinco millones de euros por ser el cooperador necesario de la trama.

Y, en tercer lugar, porque el Sevilla sigue contando con un jugador de primer nivel, con gran peso en el vestuario, siendo capaz de retener a una de sus estrellas, y eso es señal de ambición y de club grande. Además, pienso que Vitolo no merecía salir por la gatera, porque eso es lo que iba a hacer si se depositaba la cláusula y se prestaba a hacer el paripé hasta enero. Vitolo, de salir, merece irse por la puerta grande, como hicieron Iborra y Coke, por ejemplo.

Desconozco si habrá influido en el asunto Vitolo el que el Atlético no haya podido encontrar triquiñuelas legales para hacerse con el canario sin recibir sanciones, o el que no tuvieran los casi 36 millones de euros de la cláusula de rescisión. Lo importante es que Vitolo ha aceptado renovar y ampliar su cláusula hasta los 50 millones. Eso sí, cobrando lo mismo que le ofrecía el Atlético. Por tanto, el Sevilla ha hecho un esfuerzo enorme, que es de agradecer.

En cuanto a Amavi, es evidente que ha sido la sorpresa desagradable. Parecía un un buen jugador que estaba recuperado, dado que ha jugado muchos partidos con el Aston Villa. Me gustaba de él, sobre todo, su velocidad, que es algo que aprecio mucho en los defensas y delanteros. Tan comprensible es el enfado del Aston Villa –que ve depreciado a su jugador– como las precauciones del Sevilla, que lo ha tenido que ver muy claro para echarse atrás en el último momento. A estas alturas, no puede reproducirse un caso Tiberio Guarente, porque, además, nueve millones de euros no son moco de pavo.

Esperemos que hoy no haya más sorpresas, o que éstas sean positivas, porque, según estoy leyendo ahora, parece ser que la renovación de Vitolo aún no esta firmada y sólo hay un compromiso verbal entre las partes. Y ya sabemos que las palabras se las lleva el viento, sobre todo cuando está el poderoso caballero de por medio.