Archivo mensual: abril 2017

Al final, todo se sabe

Me llama la atención que en plena era digital y de las comunicaciones, haya aún personas que se abonan al doble discurso. Los últimos casos, los de Monchi y Sampaoli.

Nuestro actual técnico parece que incluso toma por tonto a los aficionados y dirigentes del Sevilla, llegando incluso a adelantar una rueda de prensa para fingir indignación y para negar lo que todo el mundo dice que es un hecho: que ya ha llegado a un acuerdo con la Federación Argentina para ser el nuevo seleccionador.

En Argentina, los periodistas deportivos parece que no hablan de otra cosa. Son constantes las noticias de Sampaoli que llegan por las redes sociales. Cuando no hablan de su desvinculación del Sevilla, hablan de los reclutamientos que está haciendo, como el de Sebastián Beccacece, para el cuerpo técnico que tendrá con la Selección.

Incluso predijeron una reunión del presidente de la AFA, Claudio Tapia, con Sampaoli, previo al partido Valencia-Sevilla. Por supuesto, el que no escucha y sigue lo desmintió. El que los medios pillaran al abogado de Sampaoli entrando y reuniéndose con Tapia en un hotel de Barcelona, no fue impedimento para que Sampaoli lo volviera a negar todo. Incluso dijo que el que se reunió no era su abogado. Igual Tapia lo que quería era que un abogado fuera el seleccionador de su país.

Además, para colmo, José Castro sabe de buena mano, gracias a Angelici, Presidente de Boca Juniors, que es totalmente cierto el interés de la AFA en Sampaoli.

Con Monchi, más de lo mismo. Empecé a creer que Monchi se iba a la Roma cuando el periodista italiano Di Marzio daba detalles de cómo sería el acuerdo, afirmando que sería en Londres. Di Marzio es uno de esos periodistas que tiene la sana costumbre de contrastar las noticias y, yo al menos, no le recuerdo ninguna noticia errónea. Eso sí, se equivocó en los años de contrato, porque, al final creo que ha firmado por cuatro y un quinto opcional, cuando Di Marzio dijo que serían tres.

Pero Monchi negó la reunión en Londres. Primero dijo que no tenía nada firmado –lo cual sería probablemente cierto–, después que tenía varias ofertas pero que aún no se había decidido, que entre ellas estaba la de la Roma, que le gustaba mucho la de la Roma, que era un buen proyecto el de la Roma, y… ¡vaya! ¡Qué casualidad que acaba firmando con la Roma!, como habían dicho desde Italia.

¿No es más fácil ir con la verdad por delante y no engañar a la gente? Si al final todo se sabe, y más en estos días donde la información vuela más rápido que nunca. A veces, me sorprendo de que hasta yo, un simple aficionado, me entere de algunas noticias relativas al Sevilla antes que los periodistas, aunque, a decir verdad, eso ocurre en pocas ocasiones.

En fin, como ocurre siempre, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar. Y todo parece indicar que tanto el Sevilla como la AFA tendrán nuevo entrenador.

Sevilla FC 2 – Celta 1. El Sevilla pudo con todo: un buen Celta, un arbitraje sospechoso y la mala suerte

Duro obstáculo el que superó el Sevilla ayer, buscando esa tercera plaza que nos ha pertenecido durante tanto tiempo pero que perdimos tontamente, distraídos por la Champions League.

Parecía que la tarde se había vuelto propicia para que el Celta diera un susto. En fútbol, siempre es un inconveniente la lluvia, pero, sobre todo cuando, el rival es del norte, que están más acostumbrados al terreno de juego mojado. Además, es más fácil que haya lesiones –tres ayer: Iborra, Mariano y Ganso– y muchos aficionados prefieren quedarse en casa, a ver el partido por televisión, con lo cual no hubo el lleno que merecía este importante partido.

El Celta sacó su equipo de gala, el mejor que pudo. Sin embargo, en la primera mitad sólo inquietó algo a balón parado, principalmente por levísimas faltas que eran señaladas por Gil Manzano, árbitro que estuvo en todo momento muy quisquilloso. El Sevilla dominó pero sin crear muchas ocasiones de gol. El Celta defendía bien, con las líneas juntas, y el Sevilla debía ir con cuidado para evitar los rápidos contragolpes celtiñas.

En la segunda parte, cambió todo. Al poco de empezar, llegó el magnífico gol de Joaquín Correa. Una vez abierta la lata, había que rematar la faena, pero la alegría duró bien poco, pues Gil Manzano señaló penalti en un leve agarrón de Lenglet, que transformó Iago Aspas. Ya uno piensa que la única posibilidad de que no nos marquen de penalti es que lo tiren fuera, porque Sergio Rico no para ni uno. Ni de casualidad.

El penalti me pareció rigurosísimo –más penalti me pareció una mano de Iborra, en el primer tiempo, que aunque fue involuntaria, cortó un disparo que iba, o podría haber ido a puerta–. Es cierto que, con el reglamento en la mano, es penalti, pero no es menos cierto que en cada córner hay uno o más de esos agarrones, a veces auténticos placajes,  y en rara ocasión se señalan. Y volvemos a lo de siempre: ¿Gil Manzano se habría atrevido a señalar ese penalti en el Bernabéu, Nou Camp o Vicente Calderón? Todos sabemos que la respuesta a esa pregunta es negativa.

No sé si será casualidad, pero desde que estamos luchando con el Atlético por la tercera plaza, los arbitrajes nos están perjudicando bastante. Cuando no se le perdona la expulsión a Diego Alves, por claras manos fuera del área, nos anulan dos goles totalmente legales, en dos partidos, que nos podrían haber dado cuatro puntos más en el casillero. Y ayer, un penalti de chiste que bien nos podría haber costado dos puntos más.

Tampoco estamos teniendo suerte de cara a gol. Nada más y nada menos, nos dio por tirar a los postes en tres ocasiones.

El empate no cambió nada. El Celta seguía esperando su momento y el Sevilla atosigándole, hasta que se produjo una jugada importante en el devenir del encuentro: la expulsión de Pablo Hernández. El chileno vio la segunda amarilla por una fortísima entrada a N’Zonzi.

Quedaban 35 minutos por delante para lograr la victoria. Era el momento ideal para dar entrada a Ben Yedder, nuestro único delantero nato y principal goleador, a pesar de lo poquísimo que juega… Pero Sampaoli prefirió a Nasri en su lugar. Me pareció lógico que el sustituido fuera Sarabia, porque ya tenía una amarilla, pero no que el que entrara no fuera un delantero.

Menos mal que, al menos, Sampaoli le otorgó quince minutitos a Ben Yedder, quien sólo necesitó tres para enviar al fondo de la red un sensacional pase de Nasri. Hacía mucho que el francés no hacía algo de mérito. Si está implicado, ahora con la lesión de Ganso, puede aportar bastante.

El partido se puso de cara, pero en la jugada previa al gol, pudo adelantarse el Celta, por medio de Wass, quien finalizó un contragolpe que jamás debió de haber permitido el Sevilla.

Sorprendentemente, el Sevilla, a pesar de ir ya con ventaja en el marcador y de tener superioridad numérica, seguía buscando el tercero, yo diría que incluso con demasiado ahínco, lo que provocó que, en ocasiones, se perdiera el orden. Se enloqueció un poco el partido. Aunque no se convirtió en un correcalles, sí se le dio facilidad y espacios al Celta para que soltara alguna contra. Afortunadamente, el equipo de Berizzo no aprovechó ninguna de las pocas ocasiones de las que dispuso, pero sí consiguieron que tuviéramos el alma en vilo hasta que Gil Manzano dio por finalizado el encuentro.

Los tres puntos de ayer son importantísimos, ya que casi aseguramos la cuarta plaza y nos permite seguir peleando por la tercera. Pero no nos engañemos. Esta tercera plaza sigue estando complicadísima, ya que tenemos que visitar el Bernabéu y en la penúltima jornada hay un Betis-Atlético de Madrid que ya sabemos quién ganará. Y lo sabemos por el histórico cainismo y porque el Atlético es muy superior a un Betis que ya no se juega absolutamente nada.

 

 

 

 

Sevilla-Celta. En juego, mirar sólo para arriba

Tras la derrota in extremis del Atlético de Madrid ayer, en su propio estadio, ante el Villarreal, la lucha por la tercera plaza –esperemos que no por la cuarta– se pone al rojo vivo. El Villarreal fue capaz de ganar en el Calderón porque creyó en la victoria desde el primer momento. La prueba fue la actitud de los jugadores amarillos durante todo el partido y, por supuesto, la de su entrenador, que alineó a dos delanteros. Esto dista bastante de lo que hizo hace unas semanas el Sevilla de Sampaoli, que, prácticamente, salió derrotado desde vestuarios.

También es cierto que el Villarreal llega lanzado porque le está acompañando bastante la suerte. Ayer pudo perder claramente y hace unos días ganó con un gol postrero, marcado con la mano.

Mañana, ante el Celta de Vigo, nos jugamos, nada más y nada menos, que el mirar exclusivamente a la tercera plaza o seguir mirando hacia abajo. La victoria del Villarreal nos vendrá de perlas si somos capaces de vencer mañana. Sin embargo, será un duro revés si mordemos el polvo ante los vigueses, que, al igual que un empate, nos obligaría a seguir mirando en las dos direcciones.

Al Celta no lo vamos a descubrir ahora. Además de un excelente entrenador –Berizzo, que junto con Valverde es el entrenador que más me gusta para sustituir a Sampaoli–, está plagado de buenos jugadores, muchos de ellos internacionales, como son Pablo Hernández, Guidetti, Sisto, Wass o Iago Aspas, quien es, sin duda, el jugador más determinante del Celta. Lamentablemente, Emery no supo apreciar sus cualidades y ahora lo están disfrutando en Vigo.

Pero el Celta no se queda sólo en esos jugadores internacionales. También habrá que vigilar de cerca a otros como Bongonda –que es muy rápido–, Beauvue, las subidas de Hugo Mallo, o a nuestro canterano Jozabed, que suele ver puerta con facilidad.

Para superar al Celta tendremos que hacer un gran partido, como ya hicimos en la primera vuelta, donde Iborra marcó tres goles. Me gustaría que Sampaoli le diera una segunda oportunidad a Ganso, que se la merece después del gran partido que hizo ante el Granada, pero que pusiera por delante de él a Ben Yedder, que sigue siendo nuestro mejor goleador, a pesar de los poquísimos minutos que está jugando. Por las bandas, me decanto por Jovetic y Sarabia, que tienen más calidad y más gol que Correa, a pesar de que el argentino está en un buen momento de juego. A quien no quiero ver, ni en pintura, es a Nasri. Lleva varios meses a un nivel ínfimo, y no creo que vaya a cambiar en estos cinco partidos que quedan.

El Ramón Sánchez Pizjuán, dada la importancia del partido, debería estar abarrotado, pero mucho me temo que la amenaza de lluvia, y al jugarse en día laboral, retraerá a mucha gente.

La lista de convocados del Celta la forman: Sergio, Iván Villar, Hugo Mallo, Fontàs, Pape Diop, Radoja, Bongonda, Pablo Hernández, John Guidetti, Iago Aspas, Pione Sisto, Beauvue, Jozabed, Daniel Wass, Jonny, Sergi Gómez, Cabral y Roncaglia.

Son bajas por lesión Rubén, Rossi y Planas, y, por sanción, Marcelo Díaz –un problema menos– . Se quedan en Vigo, Lemos, Hjulsager y Señé.

El árbitro del partido será Gil Manzano. Esperemos se comporte.

Sevilla FC 2 – Granada 0. Tres puntos para afianzar la cuarta plaza

Partido cómodo para el Sevilla en la noche de hoy, pero que bien podría haberse complicado en diferentes fases del partido y, sobre todo, al final, cuando Ponce y Carcela nos dieron un par de sustos. Es lo que ocurre cuando tienes tantísimas ocasiones de gol y las desperdicias casi todas. Por suerte, teníamos enfrente al Granada, que va a descender, salvo milagro de los gordos, por méritos propios.

No me gustó la alineación inicial, porque Sampaoli dejó en el banquillo a Ben Yedder, que sigue siendo nuestro mejor delantero, a pesar de lo poco que juega. Creo que el francés junto con Jovetic y Ganso, habría hecho mucho daño. Nos quedaremos con la duda, porque en los pocos minutos que jugó, apenas tuvo ocasiones y se le vio con la lógica ansiedad de un delantero que está acostumbrado a hacer goles pero que apenas rasca bola.

El partido se puso de cara pronto, con un buen gol de Ganso, que fue el mejor atacante, porque, desde mi punto de vista, el mejor del partido fue Pareja. El argentino estuvo soberbio en todo momento.

A pesar del gol, el Granada siguió encerrado, aunque no fue impedimento para que el Sevilla siguiera creando y fallando ocasiones. Hasta que en la segunda parte, otra vez Ganso, puso el marcador definitivo. El Sevilla seguía llegando con bastante facilidad, pero, para nuestra desesperación, también continuaba nulo de cara a puerta. Una pena que tuviéramos el alma en vilo hasta el final, porque el partido debió acabar en goleada de escándalo.

Creo que otra vez fuimos perjudicados por el arbitraje. En el estadio, me pareció que el gol de Correa anulado por fuera de juego, fue legal. Y me dio la impresión de que no fue la única vez que se equivocó el linier. Por cierto, Correa apunta maneras y puede ser un gran jugador en un futuro cercano, pero también es cierto que tiene menos sangre que un mosquito, y que eso le pierde muchas veces.

No entendí que Sampaoli tardara tantísimo en hacer los cambios, sobre todo cuando varios jugadores ya mostraban síntomas de cansancio.

Me pareció de lo más normal, pese a las visibles protestas de N’Zonzi, que el público silbara al equipo en determinados momentos, ya que es desesperante que se pueda montar un contragolpe y, finalmente, en lugar de eso, el balón acabe en Pareja o Sergio Rico.

En líneas generales, fue un buen partido del Sevilla, pero hay que corregir esa preocupante falta de acierto en los metros finales. Porque en otra ocasión el rival no será un Granada moribundo. Oscar Arias y su equipo ya deberían tener entre ceja y ceja el nombre de algún delantero goleador. Aunque estoy seguro de que alguno ya estará marcado en rojo desde hace tiempo.

 

 

Valencia 0 – Sevilla FC 0. Sin ambición y sin entrenador

Una vez más, el Sevilla de Sampaoli saltó al campo, en su papel de visitante, sin ambición alguna. Es vergonzoso que en El Calderón o el Nou Camp se juegue sin delanteros en el once inicial, pero ya que se haga en Mestalla, es que no sé cómo calificarlo. Incluso equipos que están por debajo del Sevilla en la clasificación juegan con delanteros en estadios complicados. El caso más reciente, el de la Real Sociedad, que esta jornada hizo sufrir al Barcelona hasta el último minuto, jugando con dos delanteros.

Por suerte –si se puede llamar suerte que se te lesione un jugador nada más empezar el partido–, la lesión de Vitolo provocó que Sampaoli se viera obligado a meter a un delantero, Jovetic, y cambiar a un esquema algo más ofensivo. De no haber ocurrido esto, probablemente el partido habría consistido en soportar las embestidas del Valencia hasta que mordiéramos el polvo.

El partido no fue gran cosa. Fútbol hubo bien poco y se contaron muy pocas ocasiones por parte de ambos equipos. La más clara del Valencia fue una que sacó Mariano de la misma línea de gol, con Sergio Rico ya batido. Por cierto, nuestro guardameta volvió a salvarnos con un par de intervenciones soberbias. Por lo demás, al Valencia le costó muchísimo superar a Iborra y N’Zonzi en el centro del campo, quienes facilitaban mucho el trabajo a los centrales, que apenas tuvieron trabajo.

Por parte del Sevilla, más o menos las mismas aproximaciones. Cuando más cerca tuvimos el gol fue en un disparo de Jovetic al poste, poco después de entrar por Vitolo. Ya en la segunda parte, el mismo Jovetic no llegó a empujar un buen pase de Escudero, por muy poco. Y también en un tiro lejano, de falta, del mismo Escudero. Y no hubo más. Y así, en ese plan, es verdaderamente complicado ganar un partido.

Me pareció alarmante la falta de ambición del Sevilla, que hizo una exhibición de «centrocuentismo», es decir, tocar y tocar en el centro del campo, pero principalmente con pases horizontales y sin buscar el área. Parece como si el único motivo fuera tener al final del partido la estadística de la posesión a favor, algo que me parece absurdo. También me pareció llamativo que Sampaoli no hiciera el tercer cambio, como si se conformara con el empate, cuando cualquiera que tuviera una mentalidad mínimamente ganadora pedía a gritos la entrada de Ben Yedder. Tuve la sensación, durante todo el partido, que a poco que el Sevilla fuera a por el partido, se lo llevaría sin problemas. Pero para ganar, lo primero y básico es tener intención de ganar.

Después del partido de ayer, creo que nos hemos quedado sin entrenador, quien ya tiene la mente más puesta en la selección de Argentina que en el Sevilla. En este sentido, me parece lamentable, en primer lugar, que negocie a espaldas del club, con contrato en vigor, y, en segudo lugar, que mienta, descaradamente, en la rueda de prensa, diciendo que desconocía la reunión de su abogado con el presidente de la AFA. Es más, el propio Sampaoli ya habla de que le vinculan con el Sevilla seis partidos.

Especialmente penosa me pareció la rueda de prensa previa al partido de Sampaoli, que fingió indignación por su presunta negociación con la AFA cuando en Argentina es un clamor y los medios deportivos no hablan de otra cosa.

Pero cuando digo que nos hemos quedado sin entrenador, no sólo me refiero a que se irá, sino a que parece que nos lo han cambiado. ¿Donde quedó lo de someter al rival, sin tener en cuenta cuál sea? ¿Y lo de la recuperación tras pérdida? ¿Y la intensidad, que ha brillado por su ausencia en muchos partidos? ¿Y la ambición? Si conseguimos la cuarta plaza, será a pesar de Sampaoli.

En cuanto al arbitraje, como viene siendo habitual desde que estamos en lucha con el Atlético de Madrid por la tercera plaza, fue otro hándicap más. En esta ocasión fue González González. Sólo tuvo un error –más bien, doble error–, pero fue gravísimo. Permitió que el portero valencianista despejara con las manos fuera del área –claramente fuera del área–, arrollando de paso a N’Zonzi, quien se le había anticipado en el remate. No señaló ninguna de las dos acciones, con lo que perdonó la expulsión o, en el mejor de los casos, falta peligrosa y amarilla.

En fin, en Valencia sumamos un punto más, que quizás nos sirva para lograr la cuarta plaza, pero es claramente suficiente para luchar por la tercera. Habrá que estar pendiente de lo que haga hoy el Villarreal ante un Alavés que ya tiene conseguida la permanencia, a falta de siete jornadas.

El punto de ayer lo doy por bueno, por la sencilla razón de que no se salió a ganar, y cuando eso ocurre, lo mejor que se puede esperar es un empate.

Barcelona 3 – Sevilla FC 0. Justo castigo para otro planteamiento cobarde

Decía en mi anterior post que me gustaría que el Sevilla fuera valiente en el Camp Nou y que jugara de inicio con dos delanteros y sin Nasri, ya que el francés está desaparecido y es evidente que le falta implicación. Así que ya se pueden imaginar lo decepcionado que me sentí cuando vi la alineación inicial, porque Sampaoli, además a alinear a Nasri, no puso ningún delantero nato. Es más, es que incluso perdiendo 3-0 no entró un delantero (Jovetic) hasta el minuto 75.

Viendo la alineación, pensé dedicar mi tiempo a otra cosa, pero se quedó sólo en eso, en pensarlo. No sé si seré un poco masoquista, pero al final decidí sentarme delante del televisor, pero concienciado de que, como predije ayer, recibiríamos una goleada escandalosa. En eso me equivoqué, fue una pequeña goleada, pero fue más bien porque el Barcelona, consciente de que se avecinan muchos partidos en poco tiempo, no quiso pisar el acelerador y jugó a medio gas. Si lo hubieran necesitado, nos habrían hecho cinco o seis goles sin mucho esfuerzo, porque el Sevilla dio todas las facilidades del mundo.

El partido del Sevilla fue desastroso, en todos los aspectos: mal planteamiento inicial, poca intensidad, presionaba mal, defendía mal, y, como siempre ocurre últimamente, nulo en ataque, fallándose todas y cada una de las pocas ocasiones de gol que creamos.

Yo no entiendo mucho de fútbol, más o menos como cualquier aficionado al que le guste este deporte, pero si un equipo sale con tres delanteros y otro con ninguno, lo que se transmite es que el primero va a salir a ganar y el segundo a mantener el 0-0, siempre que tenga mucha suerte, pero lo normal es que pierda. Es de Perogrullo que, si juegas sin delanteros, vas a tener más problemas para hacer gol. Lo primero que hay que hacer para ganar en el Camp Nou, o en cualquier otro estadio, es creer que se puede ganar, y ayer no se creyó, ni por parte de técnicos ni de jugadores.

Me llamó mucho la atención lo mal que defendíamos ante el que posiblemente sea el mejor equipo del mundo. La defensa estaba muy adelantada y presionábamos bastante arriba, pero lo hacíamos mal –para presionar mal, mejor no lo hagas–, y, además, perdíamos el balón con mucha facilidad en el centro del campo, con lo cual los contragolpes que recibíamos eran brutales, con mucho espacio para que Messi, Luis Suarez y Neymar lo aprovecharan con su velocidad. Los tres se sintieron como pez en el agua durante todo el partido. Así llegaron los dos primeros goles, pero es que algunos de esos contragolpes los recibíamos en minoría, como fue el caso del segundo gol.

El segundo y tercer gol deberían ponerse en las escuelas de fútbol como ejemplos de cómo no se debe defender. En el segundo gol, tenemos hasta cinco defensores en el área, pero todos se sitúan en el área pequeña, regalando el resto del área al rival. Por supuesto, Messi aprovechó el gentil detalle, pero es que incluso remató al borde del área pequeña, y nadie le estorbó. Sólo Lenglet se tira a última hora

El tercer gol dejó en pañales al segundo. Llegó por un triple fallo de Pareja, que  se dejó robar la cartera, concedió un córner evitable y, por último, a la salida de ese córner, despejó débilmente de cabeza a la frontal del área, en lugar de despejar a un lado o, de nuevo, a córner. Como es normal Messi tampoco desaprovechó el caramelito y fusiló a Sergio Rico, que ayer no estuvo precisamente bien, pero que en este gol no pudo hacer nada. La verdad, no entiendo cómo un central de la experiencia de Pareja puede despejar de esa forma, sabiendo además que enfrente tiene a tres de los mejores delanteros del mundo.

En la segunda parte, cambió algo el panorama, pero, en mi opinión, fue más porque el Barcelona se relajó, pues el partido estaba más que sentenciado, y se dedicó a jugar al ralentí, pensando más en el apretado calendario que queda. También tuvo que ver, por supuesto, que el Sevilla tenía un jugador más, ya que Nasri fue sustituido al descanso. Más vale tarde que nunca, pero lo mejor es que en el próximo partido tenga el banquillazo que lleva mucho tiempo mereciendo.

Como correspondía a un partido tan lamentable, el final fue el apropiado. Me refiero a la autoexpulsión de Vitolo. Totalmente absurda y poco profesional. No sé si Vitolo tiene pajaritos en la cabeza, con el tema de la Selección y las ofertas que a buen seguro tendrá de equipos poderosos, pero su comportamiento no es de recibo. Igual le viene bien un descanso, porque es uno de los jugadores que ha bajado su rendimiento de manera alarmante y lo está jugando todo.

El próximo partido, ante el Depor, se antoja vital para ambos conjuntos. Ninguno de los dos puede confiarse. El Sevilla tiene siete puntos de ventaja sobre su más inmediato perseguidor y el Depor está a seis del descenso.

Ahora bien, si queremos mantener la cuarta plaza, urge solucionar el asunto Biris y recuperar el Ramón Sánchez Pizjuán que todos conocemos. Castro ya no tiene escapatoria. Tiene que coger al toro por los cuernos y solucionarlo, porque lo que está claro es que hay más posibilidades de que me toque la Euromillones tres veces seguidas antes de que los Biris recapaciten. Es decir, él es el único que puede solucionarlo, aunque ambos, con sus actitudes, cláramente erróneas, están perjudicando a la plantilla. Ya están pidiendo encontrar una solución los jugadores, el entrenador y la afición. Castro no puede hacer oídos sordos, porque, además, aún hay mucho en juego. Aunque, a veces, por lo que se escucha en las ruedas de prensa, no lo parezca.

El panorama no puede ser más preocupante. Parece que nos han cambiado el estadio, la afición, el presidente, el entrenador y los jugadores. Parece que no son los mismos de hace unos meses. La esperanza es que sí lo son.

 

 

Barcelona – Sevilla FC. Si perdemos, que no sea por cobardía

Normalmente, el sevillista no es optimista cuando visita feudos como el de hoy. Y es lógico, dadas las enormes diferencias de potencial entre las plantillas. Pero lo que sí espero es que, al menos, se haya aprendido de las lecciones de Leicester y Madrid y no salgamos con el rabo entre las piernas, sin ambición y a  verlas venir. Porque como salgamos en ese plan, nos va a caer un saco de goles, ya que el Barcelona es muy superior a estos dos equipos y no tendrá piedad de un equipo timorato y débil.

Me gustaría que en la alineación inicial no estuviera Nasri, que está demostrando que no está para nada, y que se jugara con dos delanteros –Ben Yedder y Jovetic–, pero mucho me temo que el francés será de la partida y que tendremos a un solo punta. Para recuperar el gol, pienso que es fundamental jugar con dos delanteros, ya que Ben Yedder no puede fajarse con toda la defensa contraria y suele salir bastante a banda, siendo necesario que haya alguien al remate cuando eso suceda. Además, creo que se ha compenetrado bien con Jovetic en las pocas ocasiones que han jugado juntos. Si los dos delanteros son solidarios en defensa y presionan en el centro del campo, no es un suicidio jugar con dos puntas en el Nou Camp.

Como dice Sampaoli, será fundamental que el Sevilla tenga intensidad, y, por supuesto, un mínimo de acierto. Ambas cosas nos han faltado en los últimos cuatro partidos. Ante el Barcelona, como siempre, tendremos pocas ocasiones de gol y deberemos aprovecharlas al máximo.

Lo único que le pido es que Sampaoli haga un planteamiento valiente y que el equipo dé la cara y se esfuerce al máximo, porque todos sabemos que Messi, Suárez, Neymar, Iniesta… son buenísimos, de los mejores del mundo, y que, en el caso de que se les consiga hacer frente, por desgracia, también es habitual que surja el árbitro de turno para echar todo el trabajo por tierra. Pero ante eso, poco se puede hacer. Lo que sí se puede hacer es lo que hizo el Leganés y que casi le sale bien, de no haber sido por un penalti inexistente en el descuento: jugar con las líneas juntas –pero sin encerrarse atrás–, presionar como locos, e intentar salir al contragolpe.

El partido llega en el peor momento posible, dándose además la sensación, por declaraciones de personas importantes dentro del club, de que esta temporada está prácticamente finalizada, cuando ni mucho menos es así. Hay que luchar por lograr la tercera plaza y por mantener la cuarta, que, por supuesto, no está garantizada.

Eso sí, yo tengo el convencimiento de que la tercera plaza no la volveremos a recuperar. Y me baso en que el At. de Madrid tiene mejor plantilla, mejor calendario… y mejores arbitrajes. Ayer vi la segunda parte del Atlético-R. Sociedad y me pareció vergonzoso el arbitraje de Undiano Mallenco. A la Real no le dejaba pasar ni una, pero al Atlético le perdonaba todo: Dejaba sin sancionar claras tarjetas amarillas, faltas…. incluso permitió, en una falta peligrosísima, que la barrera se adelantara a la marca del espray, no haciendo caso de las protestas realistas, y que Gabi le echara una bronca, con gritos y aspavientos, en sus mismas narices. Y no se atrevió ni a enseñarle amarilla.

A nosotros, sin embargo, en los dos últimos partidos en casa, en uno nos anularon un gol legal, y en otro dejaron de sancionar un penalti clarísimo y perdonaron la expulsión de Amorebieta en dos ocasiones. Es decir, podríamos tener cuatro puntos más. Y así, la verdad, en este plan y habiéndose pegado además un bajón tremendo en todas las circunstancias del juego, parece imposible recuperar esa tercera plaza de la que hemos difrutado durante buena parte de la temporada.

Igual es que soy muy pesimista, pero yo lo veo así.

 

 

 

Sevilla FC 0 – Sporting de Gijón 0. Ventaja dilapidada

Tampoco llegó ayer esa victoria que cura todos los males y despeja todas las incertidumbres. El Sporting, un equipo que está en puestos de descenso por méritos propios, también rascó un punto, a pesar de que no hizo mucho por merecerlo.

Lo poco que hizo el Sporting, lo hizo en la primera parte, aprovechando que el Sevilla saltó al campo dormido. Hasta en tres ocasiones llegaron los asturianos hasta la línea de fondo y lograron centrar al punto de penalti. No se adelantaron en el marcador de milagro. Y es que la primera parte del Sevilla fue de pena. Con mucha posesión, eso sí, pero incapaz de superar las dos líneas defensivas del Sporting. Algo que también era lógico, por otra parte, ya que el Sevilla jugaba sin intensidad alguna y movía el balón con una lentitud desesperante, al ritmo cansino de Nasri, quien, a mi modo de ver, sigue sin justificar su titularidad.

Como ya ha ocurrido en otros partidos, el Sevilla desperdició la primera parte. En la segunda, sin embargo,  ya se vio a un Sevilla que se parecía más al que todos queremos ver. Desde el princio, se vio que algo había cambiado. La agresividad aumentó y se buscó el gol de forma constante. Las ocasiones se sucedieron, pero, para nuestra desgracia, la efectividad fue del 0%. N’Zonzi, por ejemplo, falló tres ocasiones claras, pero la mejor de todas fue un tiro fuerte, raso y ajustado de Vitolo. Una de esas jugadas que sólo un paradón puede evitar… y, lamentablemente, ahí estaba Cuéllar para evitarlo.

El partido fue un querer y no poder. No se pudo ni con el Sporting ni con el árbitro. Como ya ocurriera contra el Leganés, donde nos anularon un gol legal, volvimos a tener otro arbitraje perjudicial. Vicandi Garrido volvió a demostrar que es el peor árbitro de Primera, con permiso de Mateu Lahoz. Debe de tener un enchufe de primera categoría, porque, si no, no se explica que esté en Primera División. Sus errores fueron constantes, pero los más graves fueron perdonar, hasta en dos ocasiones, la segunda amarilla al central Amorebieta. Una de esas amarillas habría sido por manos dentro del área. Manos que, por supuesto, no vieron ni el asistente –que esta perfectamente colocado– ni Vicandi.

Vicandi también dejó muestras de su incapacidad al pitar un penalti contra el Sevilla por entender mal la indicación de su asistente –menos mal que rectificó– y al permitir que el guardameta del Sporting, Cuéllar, perdiera tiempo, de forma descarada, retrasando exageradamente los saques de puerta y fingiendo lesiones, durante los noventa y cinco minutos de partido. Ni siquiera le mostró tarjeta amarilla, quedando todo en una simple advertencia.

El Sevilla mereció ganar, pero en fútbol lo único que se valora es el gol, y si fallas todo lo que creas, lo mejor que se puede conseguir es un empate a cero que no nos sirve para luchar por la tercera plaza, aunque sí para mantener la cuarta a buen recaudo, al menos por el momento.

Una vez perdida la tercera plaza, después de dilapidar en un nefasto mes la gran ventaja que se tenía con el Atlético de Madrid, dudo que la volvamos a recuperar, ya que el Atlético lo está ganando todo y tenemos que visitar el Bernabéu y el Nou Camp. Tampoco es que las sensaciones que transmite el equipo sean muy buenas, ya que los jugadores importantes siguen estando lejos de su mejor nivel. Y por supuesto, no se puede olvidar que ya no contamos con el factor campo, y que así es mucho más complicado lograr los objetivos, ya que el Ramón Sánchez Pizjuán ha pasado de ser casi inexpugnable a bastante asequible, pues hasta los equipos que habitan la parte baja de la tabla están logrando puntuar.

Quizás sea el momento de mirar hacia abajo y no hacia arriba, porque mucho tienen que cambiar las cosas para que consigamos recuperar esa tercera plaza que hemos ocupado durante gran parte de la temporada. La cuarta plaza, si se consiguiera –aún quedan muchos puntos en juego–, no sería un fracaso, pero no garantiza ir a la fase de grupos de la Champions y sabe a poco después de la temporada que se estaba haciendo.