Me sorprendió ayer Sampaoli con la alineación inicial. No eran de la partida Nasri, Mercado, Pareja –sin convocar–, Escudero, Vitolo –buscó la sanción la jornada anterior– N’Zonzi, Iborra y Ben Yedder. El Sevilla tiene una buena plantilla, pero no puede permitirse el lujo de que falten seis o siete titulares, porque el potencial, lógicamente, se reduce mucho. Habría entendido que rotaran dos o tres jugadores, pero no tantos. Sin duda, el peso del partido del Leicester era demasiado y se ha marcado como prioridad absoluta.
El problema es que la tercera plaza no está aún decidida. Teníamos nueve puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid y ya sólo nos quedan cinco, que podrían reducirse a dos si perdemos en el Calderón la próxima jornada, algo que se puede considerar probable. Tendremos que luchar hasta el final para conseguir esa tercera plaza que, ahora mismo, está disputada por el equipo madrileño, la Real Sociedad y el Sevilla. Y más nos vale llegar al final con cierta holgura, porque en la penúltima jornada hay un Madrid-Sevilla y un Betis-At. de Madrid. Y ya sabemos que es casi imposible que no se den dos resultados negativos para nuestros intereses. En el Bernabéu, por la calidad que tienen y porque allí los árbitros utilizan otro reglamento, y en el Villamarín porque estoy seguro de que nuestros vecinos estarían deseosos de echarnos… no una mano, sino dos, pero al cuello.
Por tanto, los puntos en disputa con el Leganés eran muy importantes, no sólo con vistas a la Liga, sino que tampoco es lo mismo, en cuanto al estado anímico, presentarse en Leicester habiendo ganado ayer que habiendo perdido o empatado.
El partido en sí fue bastante flojo por parte del Sevilla. Los jugadores salieron dormidos, y eso lo aprovechó el Leganés para adelantarse bien pronto en el marcador, al aprovechar varios errores consecutivos del Sevilla.
Siempre es duro que te marquen a las primeras de cambio, pero el lado positivo es que se tiene todo el partido por delante para remontar. Pero para eso, es básico no caer en la precipitación, y ahí el Sevilla caía una y otra vez. Parecía que tenía prisa para empatar, como si estuviéramos en la recta final del partido, y eso llevaba a errores continuos. Uno de esos errores nos pudo costar el 0-2, sólo en el minuto nueve, pero El Zhar tiró fuera.
El Sevilla se veía con muchos problemas para sacar el balón jugado y el centro del campo estaba tomado por el Leganés, cuyos jugadores se hartaron de presionar tanto en la zona media como a nuestros defensas, en la salida del balón. Rara vez conseguía el Sevilla deshacerse de la presión, y cuando lo hacía, el Leganés se replegaba rápido o cortaba la jugada haciendo faltas que no eran penalizadas con tarjetas.
Así las cosas, el Sevilla tuvo muy pocas ocasiones. Franco Vázquez consiguió marcar, pero fue erróneamente anulado por el linier, si bien es cierto que era difícil de ver, ya que Vázquez estaba en línea. Es el típico fuera de juego que a otros equipos, los de siempre, no se lo señalan, porque, en caso de duda, hay que dejar jugar. La mala suerte es que los linieres que nos tocan tienen vista de lince.
El gol que sí subiría al marcador, el empate a uno, llegó al final del primer tiempo. Franco Vázquez asistió a Jovetic para dejare solo ante Herrerín, y el montenegrino se deshizo del portero con estilo, marcando a puerta vacía.
Al inicio del segundo tiempo se vio otro Sevilla, con más intensidad y que llegaba con claridad al área visitante, pero fue sólo un espejismo que duró pocos minutos. A pesar de que entraron N’Zonzi e Iborra, se seguían cometiendo muchísimos errores en la zona media. Algunos de ellos provocaron contragolpes que no acabaron en gol de forma milagrosa. Menos mal que enfrente estaba el Leganés y no el Barcelona, porque nos habría caído una goleada de escándalo.
Para ser sincero, pienso que el Sevilla ayer ganó un punto, porque el Leganés tuvo más y mejores ocasiones, como la volea que falló Guerrero, que pudo fusilar a placer a Sergio Rico, pero que tiró desviado.
Pocos jugadores se salvan del partido de ayer. Jovetic y Rami quizás fueran los más acertados. Me pareció alarmante la falta de concentración de algunos jugadores, como en la última jugada del partido, donde Sarabia hizo una falta innecesaria dando una última opción al Leganés para ganar el partido.
No entendí que entrara Vietto, a no ser que Sampaoli estuviera pensando en reservar a Ben Yedder para Leicester. Sé que el argentino es un buen jugador, porque me acuerdo que hacía goles como churros en el Villarreal, pero ayer volvió a estar muy desacertado.
El Sevilla volvió a tener problemas con un equipo de la zona baja, y no creo que eso sea casualidad. Yo creo que es porque, consciente o inconscientemente, los jugadores y la afición, consideran que equipos como el Leganés son muy inferiores al Sevilla y que lo normal es que le goleen. Y eso no es así, ni mucho menos. Son inferiores, sí, pero son de Primera y tienen calidad suficiente como para amargarnos un partido. Ya nos lo pusieron muy complicado en el partido de la primera vuelta, donde sólo ganamos al final, con un golazo de Sarabia. Y sin ir más lejos, este mismo Leganés pudo empatar en el Camp Nou hace unas jornadas, de no haber sido por un penalti inexistente, en el descuento, que transformó Messi. Si respetáramos más a nuestros rivales, por parte de todos –jugadores, técnicos y afición–, nos iría mucho mejor.
Y otro elemento importante que hay que intentar solucionar es el ambiente que hay en el Ramón Sánchez Pizjuán. El Sevilla ha perdido gran parte de su fuerza, que era la animación en el estadio, ese ambiente casi inigualable que daba muchos puntos. Ayer se oía perfectamente a los aficionados del Leganés, y eso no debe volver a ocurrir. El problema, visto desde fuera, parece difícil o imposible de resolver, pero hay que intentarlo, porque, si no, volarán más puntos de nuestro estadio.
Y ahora sí, ahora ya sólo queda pensar en el Leicester, donde nos jugamos seguir en Champions, es decir, mucho dinero y prestigio. Espero que los jugadores estén a la altura de las circunstancias y lo den todo, porque ésa es la única forma de conseguir éxitos.