Nueva victoria, en este caso en el Benito Villamarín que sirve para que los conocidos y familiares béticos sigan en silencio y, lo que es más importante, para mantenernos en los puestos de privilegio de la tabla y sacar puntos de ventaja a nuestros rivales directos, ya que Atlético de Madrid y Barcelona se enfrentan entre sí.
El partido tuvo dos partes bien diferenciadas. En la primera, la actitud de los jugadores del Sevilla fue vergonzosa. No se puede jugar con menos ganas, con menos intensidad y con más indolencia, y si tener esa actitud es grave ya de por sí, lo es más aún en un derbi . Entiendo que era la hora de la siesta y no era el mejor momento para jugar al futbol, pero hay que ser profesionales y disputar los tres puntos siempre, independientemente del rival y la competición. Por eso es inadmisible que un equipo netamente inferior, como dicen los 25 puntos de ventaja –ahora 28– en la tabla, nos supere simplemente porque corra a por cada balón y el Sevilla se crea que puede ganar andando. Y ni a un Segunda B, ni a casi ningún equipo se le gana andando.
El Betis, prácticamente, no tuvo problemas para crear tres o cuatro ocasiones claras de gol, como un cabezazo al poste o un rebote que casi se cuela dentro. Hasta que llegó el gol, que también fue reflejo de la desidia sevillista. El gol llegó en una falta –para mí, inexistente, porque creo que N’Zonzi toca balón– lanzada por Durmisi, que se coló por medio de la barrera. He leído en un medio que fue un golazo. Si la llega a meter por encima de la barrera, seguramente para ellos habría sido el gol del siglo.
Lo mejor de la primera parte fue que el Betis sólo fue capaz de hacer un gol y que su desgaste físico había sido enorme. Nos dejó con vida, y eso se suele pagar, sobre todo cuando el perdonado es superior.
Por suerte, la segunda parte fue bastante mejor que la primera. También es cierto que hacer eso era facilísimo, pero cambió la actitud y, sin hacer un futbol primoroso, llegaron las ocasiones y los goles. Ambos fueron al saque de faltas por parte de Nasri. El primero, de Mercado, al coger el rechace del portero, tras remate de Iborra. El segundo fue del propio Iborra, a pase de N’Zonzi, que estaba en fuera de juego. El fuera de juego es lo mínimo que se despacha: por centímetros y saliendo detrás de la defensa, pero fuera de juego al fin y al cabo. Hay que recordar algo que parece que no se tiene en cuenta nunca: en caso de duda, los asistentes del árbitro tienen orden de no señalar fuera de juego. Con tecnología de video se habría visto el fuera de juego. Sin ella es casi imposible.
Se notó mucho la entrada de Iborra, porque sabe vivir los derbis y también por su dominio del juego aéreo. Marcó un gol e intervino en el otro.
El dominio del Sevilla en el segundo tiempo fue total, ya que el Betis apenas inquietó.
Tres puntos muy importantes que nos permiten mantenernos arriba y sacar ventaja a alguno de nuestros rivales directos. Lo malo es que perdemos a tres jugadores, por sanción, para el difícil partido del jueves ante el Athletic: Sarabia, N’Zonzi y Pareja.