Imposible hablar del partido sin hacer referencia a Clattenburg, un invitado inesperado que apareció en la fiesta que se celebraba en el Ramón Sánchez Pizjuán y que se cargó el partido bien pronto, en el minuto 35 expulsando a Vázquez por doble amarilla, y después, para dar la puntilla, señalando un riguroso penalti en el descuento del primer tiempo. Fue el típico penalti que hay que todos los corners, pero tuvimos la mala suerte de que sólo viera ese.
Clattenburg se ha ganado a pulso integrar la galería sevillista de los horrores arbitrales, junto a García de Loza –por sus innumerables tropelías cuando arbitraba al Real Madrid–, Iturralde –por el mangazo en Mallorca que muy probablemente nos impidió alzarnos con el título de Liga– y Mateu Lahoz — por el 2-3 del Sevilla-Barcelona en octubre de 2012.
La primera amarilla de Vázquez fue clara y merecida, pero no se habría producido si Clattenburg hubiera señalado una falta previa de Cuadrado, sensacional jugador, por cierto. Temí que le enseñara la roja a Vázquez, y no la amarilla, porque hizo la falta con la única intención de cortar el juego, con violencia, desentendiéndose del balón y en respuesta a la falta no señalada de Cuadrado. En realidad, lo que hizo el árbitro fue posponer unos minutos la tarjeta roja, porque, como se suele decir, le cogió la matrícula y poco después, en una falta normalita en el centro del campo, en una acción que no era violenta ni cortaba jugada de peligro, le mostró la segunda amarilla a Vázquez, dejando muchísimos minutos al Sevilla a merced de la Juventus y prácticamente sentenciando el partido. Si ya es difícil hacer frente a cualquier equipo jugando en inferioridad, ante uno de los equipos más potentes de Europa, poco hay que hacer.
El esfuerzo del Sevilla fue encomiable, de principio a fin. Cuando eran once contra once, el Sevilla dominó el partido y pudo incluso conseguir el 2-0, por medio de Escudero, y ya en inferioridad, lo intentó siempre, incluso cuando recibió un nuevo rejonazo de Clattenburg, con el penalti, y también cuando Marchisio conseguía el injusto 1-2.
A destacar el partidazo de Vitolo. No me explico cómo, jugándolo todo, puede hacer tal despliegue físico. No tuvo tanta suerte Mariano Ferreira, que tuvo que ser sustituido por calambres. Esperemos que sólo se queden en eso, porque es un jugador importante.
Lamentablemente, no pudimos disfrutar del gran espectáculo que hubiera sido un Sevilla-Juventus con un buen arbitraje. Estoy seguro de que habríamos visto un gran partido y ahora mismo estaríamos clasificados para los Octavos de Final. Por desgracia, tendremos que jugarnos todas las opciones en Lyon, en campo hostil y ante un gran equipo. Habrá que dar lo mejor para seguir en Champions y tener un mínimo de esa suerte que ayer nos dio la espalda. Y, por supuesto, también será imprescindible un poco de respeto arbitral.
Hay quien piensa que lo de ayer fue un escarmiento por parte de la UEFA, debido a la reyerta del lunes entre aficionados del Sevilla y la Juventus. Yo me niego a creer que eso sea así. No tiene sentido castigar a 40.000 personas y a toda una afición por lo que hacen 40 descerebrados, cuando además el club no tiene responsabilidad alguna y ha reaccionado enérgicamente ante los hechos.
En cualquier caso, ahora toca olvidar la derrota de ayer, lo antes posible y pensar desde ya en el Valencia, que seguro que nos pondrá las cosas muy difíciles para que podamos seguir manteniendo una plaza Champions.