Diecisiete meses se ha llevado sin ganar el Sevilla fuera de casa. Cuando no eran por fallos propios, eran por ajenos o por mala suerte, pero, al final, siempre acabábamos cayendo.
Hoy se ha ganado, pero no me ha gustado mucho el partido. En los primeros minutos concedimos dos o tres ocasiones de gol clarísimas al rival, principalmente por perder balones en zona peligrosa, permitiendo contragolpes. Pero hay algo que sí ha tenido hoy el Sevilla, y ha sido una tremenda efectividad. La primera ocasión que tuvimos, la colamos. Magnífico pase de Vietto y Vázquez remató a placer, casi en el área pequeña.
Con 0-1 acabó la primera parte. En la segunda, el guión siguió inalterable: el Sevilla concediendo ocasiones, pero volvimos a marcar en un contragolpe magnífico llevado por Sergio Escudero y donde Nasri dio el golpe de gracia, consiguiendo el 0-2.
¿Definitivo? ¿Con el Sevilla jugando fuera y quedando más de media hora? Ni hablar. Es más, la ventaja se esfumó en tres minutos. Primero, en una jugada donde Timor remata a placer desde la frontal, y, segundo, en un tremendo fallo de Sergio Rico, que abandona su portería estando Mariano para marcar al rival. Fue su único error, pero costó un gol.
Llegados a este punto, hay que ser muy fuerte mentalmente para ganar el partido. Tiene mérito lo que hizo el Sevilla, superando el trauma de perder una gran ventaja en tres minutos y después yendo a por la victoria. Victoria que llegó tras tremendo zapatazo de Sarabia, que colocó el balón en la escuadra desde fuera del área. Un verdadero golazo que sirve para mantenernos en lo alto de la tabla.
El Sevilla creó muy pocas ocasiones de gol, pero se compensó con una efectividad brutal. Nuestros delanteros de tuvieron ninguna. Al menos Vietto dio dos asistencias de gol. No fue el día de Ben Yedder, que estuvo desaparecido y fue sustituido.
El arbitraje no influyó en el resultado, pero me pareció vergonzoso el doble rasero de Ocón Arráiz. Mientras al Sevilla le señalaba faltas y tarjetas con facilidad, a los jugadores del Leganés le permitía de todo, desde entrada por detrás a agarrones. Incluso en la jugada del 0-2 hubo una fuerte entrada por detrás a Escudero que también quedó impune. Les perdonó, al menos, cuatro tarjetas amarillas.
Me pareció muy feo el detalle del Leganés de no devolver el balón que echó un jugador del Sevilla para que atendieran a un jugador lesionado. A raíz de eso, Vázquez pudo ver la segunda amarilla, por hacer una falta innecesaria, aunque habría sido demasiado castigo, pues fue una falta leve, aunque muy protestada por la afición local.
No se jugó bien, pero estamos arriba en la tabla, en puestos de privilegio, y, por fin, hemos roto una racha negativa que ha durado demasiado.
Ahora, a pensar en Champions. Hay que disfrutar el momento, aunque también hay que pensar en mejorar, porque hay mucho que mejorar.