Disputadas siete jornadas de liga, parece que ya se va desvaneciendo esa lógica incertidumbre que se debe tener cuando casi todo es nuevo. Cuando hay, nada más y nada menos, once fichajes y, sobre todo, un nuevo entrenador, con su correspondiente cuerpo técnico, y sus propias ideas y sistema, no se sabe cómo van a salir las cosas. Y por ahora, no van nada mal. Estamos a la cabeza de la tabla, en tercera posición y a tiro de piedra de la primera plaza. Lo cual no deja de ser una anécdota, dado los escasos puntos que se han disputado, pero resulta evidente que es mucho mejor situarse en los puestos de privilegio antes que en los de descenso, como ha ocurrido en las dos últimas temporadas con Emery.
En cuanto a Sampaoli, da la sensación de que es un entrenador versátil y nada cabezota. Venía con la idea prefijada de jugar con un sistema de tres defensas y, en cuanto ha comprobado que no tiene los jugadores adecuados para realizarlo, rápidamente se ha adaptado a una línea de cuatro. Parece un entrenador ambicioso y que reacciona bien durante los partidos. Emery me desesperaba cuando algo no funcionaba y volvía a insistir una y otra vez en lo mismo, o cuando, en un partido que no iba bien, no intentaba cambiar la situación o lo hacía demasiado tarde; es decir, cuando ya íbamos por detrás en el marcador o quedaba poco tiempo. Emery, a veces, transmitía una impasibilidad –de acción, porque lo que es gesticular, gesticulaba como nadie– que es precisamente lo contrario que transmite Sampaoli. Al final, como todos los entrenadores, el éxito de Sampaoli dependerá de que cumpla los objetivos o no, pero, hoy por hoy, veo puntos más positivos en el argentino que negativos. Quizás, lo que menos me gusta es que echo mucho en falta esa «presión tras pérdida» que pregonaba Sampaoli. Falta intensidad, principalmente en los partidos fuera de Nervión.
Analizando la plantilla, sigo pensando que está descompensada, dado la enorme cantidad de jugadores que tenemos en el centro del campo. Para empezar, nos hemos visto con tres porteros: Sergio Rico, Sirigu y David Soria. De esta competencia se ha visto favorecido Sergio Rico, que es el titular indiscutible y que está en su mejor momento, con actuaciones increíbles que han salvado puntos, aunque precisamente en su último partido, ante el Alavés, no estuvo muy fino. Sirigu me decepcionó mucho en Bilbao. Su autoexpulsión fue poco profesional y, además, falló en el segundo gol, donde estuvo mal colocado.
En defensa, tengo claro que hemos mejorado. Ahora tenemos cuatro centrales de garantías: Pareja, Mercado, Carriço y Rami. Kolodziejczak no es santo de mi devoción. Tiene buenas condiciones, pero no acaba de hacerse con la posición de central. Por una causa o por otra, comete demasiados errores graves que suelen costar goles. Unas veces es por falta de concentración, otras por exceso de confianza o suficiencia… En definitiva, no defiende bien, y es que un buen central no se hace de la noche a la mañana.
En los laterales, se han hecho dueños y señores Mariano –ya que Mercado, el supuesto sustituto de Coke, está jugando más de central que de lateral derecho– y Escudero. Ambos están mejorando el rendimiento que mostraron la temporada pasada, y están teniendo más continuidad. Personalmente, prefiero mil veces a Escudero antes que a Trémoulinas, el cual es bastante flojito en defensa. El problema va a estar cuando se lesione Escudero, que tendrá que ser sustituido por Kolodziejczak.
Y la delantera, en mi opinión, es la posición que más está cogida con alfileres. Me resulta incomprensible que un equipo de primer nivel y que aspira a todo, como es el Sevilla, sólo tenga dos delanteros en plantilla. Lo normal es que se tengan un mínimo de tres o cuatro delanteros. Si se va a jugar con un solo delantero, como hacía Emery, tres parecen suficiente, pero resulta que Sampaoli, a veces, juega con dos delanteros. Es decir, que no puede disponer de alternativas en el banquillo.
Desde el club, la explicación que se dio a esta escasez de efectivos en la delantera, era que se contaba con Carlos Fernández y que no se le quería cortar la proyección. El problema es que si Carlos sube al primer equipo, el filial se debilita considerablemente. Y una de las prioridades del club debe ser mantener al Sevilla Atlético en Segunda División.
Para colmo, Carlos Fernández ayer se lesionó, parece que de gravedad. Y esto es algo que hay que prever y tener en cuenta: que los jugadores se lesionan o son sancionados, y si sólo tienes dos, puedes tener serios problemas cuando se juegan tres competiciones y tienes que hacer frente a períodos de competición donde hay partidos cada tres días.
En el centro del campo, estamos más que sobrados, aunque también echo en falta un centrocampista más que sobresalga en labores contención. Sólo tenemos a Iborra y Kranevitter. De carácter ofensivo el resto: Correa, Vázquez, Ganso, Vitolo, Kiyotake, Sarabia y Nasri. Nzonzi es un todoterreno. Y, por supuesto, no cuento con Krohn-Delhi, que, si reaparece, será a final de temporada. Es decir, también atisbo cierta descompensación en la zona media.
Hace unas jornadas, los sevillistas no sabíamos, ni siquiera, quiénes eran los titulares o los suplentes. Ya somos conscientes de que hay algunos jugadores imprescindibles y que deben jugarlo todo, o casi todo: Sergio Rico, Pareja, Mercado –uno de los grandes fichajes de esta temporada–, Nzonzi, Nasri, Vitolo y Ben Yedder –con más gol que Vietto–. Hay otros jugadores de los que se espera mucho, como Ganso y Vázquez, que, por ahora, están dando muestras de calidad con cuentagotas y que, si sudan más la camiseta, deben marcar diferencias. Sarabia también me parece un muy buen jugador, pero no es titular indiscutible. Sin duda, eso se debe a la calidad de la plantilla.
Lógicamente, a final de temporada será el momento de dar las notas finales, pero da la sensación –siempre con la precaución de que estamos sólo en la jornada 7– de que estaremos luchando por los puestos que dan acceso a la Champions League, sobre todo si conseguimos reforzarnos en el mercado invernal, y no debilitarnos, como nos hemos acostumbrado a hacer en las últimas temporadas.