Admito que no me gustó el partido, en absoluto. No me gusta que mi equipo salte al terreno de juego sin delanteros, y más ante un equipo tan poderoso en defensa como es la Juventus. Es como renunciar a ganar. Obviamente, los defensas y, sobre todo, Bufón, se aburrieron de lo lindo, ya que el Sevilla sólo dispuso de dos ocasiones, ninguna de ellas de verdadero peligro.
La estrategia de Sampaoli consistió en presentar un centro del campo superpoblado, para intentar hacer gol a la contra, teniendo a Vázquez como hombre más adelantado. Pero la Juventus sólo permitió un contragolpe, y además no lo ejecutamos bien. Al ser nuestro mejor pasador el más adelantado, tuvimos muchos problemas a la hora de crear juego, de ahí que no inquietáramos en ningún momento a la férrea defensa italiana.
Pese a que en el centro del campo éramos mayoría, volvimos a repetir errores graves en la entrega, perdiendo el balón en zonas muy peligrosas. Por fortuna, el equipo italiano no aprovechó nuestra generosidad y fallaron las tres ocasiones claras de gol que tuvieron en la primera parte, lanzando fuera o encontrándose con Sergio Rico.
En la segunda parte la Juventus apretó, sacó la artillería pesada, pero el Sevilla se defendió bien. Tuve la sensación de que finalmente acabaríamos perdiendo el partido, bien por algún fallo individual más o por alguna genialidad de Dybala, que me pareció el mejor de los italianos, pero los blanquinegros siguieron fallando ocasiones de gol: una clarísima de Higuaín, otra que se estrelló al larguero, y, en el último suspiro, la que sacó Sergio Rico, junto al poste, realizando el paradón del partido.
El arbitraje no me gustó. Sacaba con facilidad tarjeta a los sevillistas –en la de N’Zonzi ni siquiera fue falta– y, sin embargo, perdonó alguna que otra tarjeta a los italianos.
Lo que no me gustó del Sevilla es que, en mi opinión, estuvo falto de ambición, pues, prácticamente, renunció a ganar. Desde el pitido inicial se buscó un 0-0 y se consiguió, lo cual es muy difícil.
Lo que me gustó fue que, en determinados momentos, se llegó a defender bastante bien, y, sobre todo, el resultado, que es lo único que cuenta en fútbol; un resultado que se lo debemos, una vez más, a Sergio Rico, que está en un gran momento de forma.
Empezamos con buen pie, pues, a priori, no se contaba con el punto de ayer. Empate de mucho mérito, pues la Juventus es uno de los favoritos para alzarse con el título, pero no se puede obviar que también nos acompañó la suerte. No es normal que un equipo tan potente falle seis ocasiones claras de gol.
Es hora de aparcar la Champions y pensar ya en el Eibar, que, a buen seguro, no nos pondrá las cosas nada fáciles.