Mucho tuvo que esforzarse ayer el Sevilla para superar al equipo francés del Olympique de Lyon. Sabía que el Olympique era un buen equipo, pero no esperaba que, con las bajas que tenía, diera tantos problemas. Problemas que tenían como fuente a Darder y a los rapidísimos y habilidosos Fakir, Tolisso y Cornet. El Sevilla hacía aguas en el centro del campo, con un Franco Vázquez que nada tiene que ver con el que ilusionó en los primeros partidos. El argentino se mostraba lento y fallón, perdiendo continuamente balones en el centro del campo que permitían peligrosos contragolpes. De hecho, el Olympique dispuso de varias ocasiones para adelantarse en el marcador, pero un sensacional Sergio Rico y el travesaño lo evitaron.
En la primera parte ganó la partida el Oympique, aunque, por fortuna sin conseguir gol. El Sevilla también dispuso de alguna clara ocasión, pero, sobre todo, sería en la segunda donde se vio al Sevilla que todos queremos ver: con más intensidad, más velocidad y teniendo la puerta contraria entre ceja y ceja.
En mi opinión, para ver este cambio fue clave que el Sevilla ya empezó a jugar con 11 jugadores, ya que Vázquez estuvo tan nulo que no aportó nada, y su recambio, Iborra, aunque mucho menos dotado técnicamente, estuvo bastante más acertado. Llegó el gol de Ben Yedder y las ocasiones empezaron a sucederse, pues el Sevilla quiso aumentar la ventaja. Aunque el Olympique siguió inquietando por la calidad de sus jugadores, fue el Sevilla el que tuvo hasta seis ocasiones clarísimas de gol, por medio de Vietto (dos solo ante el guardameta y el penalti que lanzó desastrosamente), dos de Iborra y una de Vitolo.
Fue una pena que Vietto estuviera negado de cara a gol, porque el partido habría pudo haber perdido la emoción a mediados de la segunda parte. Creo que, cuando Vietto se fue a quitarle el balón a Ben Yedder porque quería tirar el penalti, la mayoría de los aficionados estábamos pensando «No, por Dios, que lo tire Yedder». Se hizo un silencio sepulcral en la grada y lo lanzó flojo y a las nubes. Y es que el argentino debe estar falto de confianza. Por contra, sí hizo buenos desmarques y asistió a Yedder en el gol.
Muy buen partido de la defensa en general y de Pareja y Mercado en particular. En la zona media destacaron N’Zonzi, Vitolo y, especialmente, Samir Nasri, que hizo toda una exhibición. Fue objeto de penalti y demostró estar a otro nivel, no sólo a técnicamente, sino también en entrega. Nasri está siendo una agradable sorpresa.
El árbitro, el holandés Bas Nijhuis, no me gustó nada. Tuvo mala colocación, por delante del balón y estorbando el juego, ya que seguía tan de cerca las jugadas que cubría líneas de pase. En la primera parte anuló una jugada que acabó en gol del Sevilla por fuera de juego inexistente y dejó sin pitar un penalti que, al menos desde la grada, pareció claro. También mostró una tarjeta a Mercado, cuando en realidad fue él quien recibió la falta. De hecho, el argentino siguió cojeando el resto del partido hasta que fue sustituido.
Victoria muy trabajada, ante un potente rival, y que aúpa al Sevilla en puestos que dan lugar a la fase de octavos, en segunda posición, igualado a puntos con la Juventus.
Ahora, a cambiar el chip y a pensar en el Alavés. Que esto no para y el Sánchez Pizjuán debe seguir siendo un fortín. Porque lo que es ganar fuera… como que parece que no va con nosotros.