Ayer se hizo oficial lo que todo el mundo esperaba: Emery se va al Paris Saint Germain y llega el argentino Jorge Sampaoli, cada uno con su numeroso cuerpo técnico.
Desde mi punto de vista, Emery se va por la puerta de atrás. No es la mejor forma, para un técnico que ha ganado títulos y dado gloria al Sevilla FC durante tres años, irse negociando a espaldas de su club y despidiéndose con una escueta carta publicada en su página web. Pero es la vía que él ha escogido.
Por tanto, Emery es ya pasado. El presente se llama Jorge Sampaoli, y llega con la vitola de practicar un juego ofensivo y de tener una mentalidad ganadora. Dice nuestro Presidente que a él le ilusiona la llegada del nuevo entrenador. Yo ni siquiera puedo opinar, porque tengo que admitir que ni siquiera había oído hablar de él. Así que tendré que esperar a ver cómo se desenvuelve el nuevo Sevilla 2016-2017 para pronunciarme. En cualquier caso, Sampaoli, como ocurre con todos los entrenadores, dependerá de los resultados. El juego y las decisiones de Emery podrían gustar más o menos, pero conseguía resultados. Incluso cuando hizo una mala temporada, quedando el Sevilla clasificado en novena posición, logró plaza para disputar competición europea, gracias a la mala gestión económica del Málaga. Y no sólo se clasificó el Sevilla de manera milagrosa, sino que Emery hizo que el Sevilla fuera el campeón de la Europa League en Turín.
Sampaoli tendrá mucho más fácil conseguir éxitos si Monchi le configura una buena plantilla. Hoy día el nuevo Sevilla es una incógnita. Se habla de salidas importantes, como las de Krychowiak –todo lo que sea por debajo de 40 millones, ante un pretendiente tan poderoso como el PSG, será una mala venta– o la de Gameiro. El Sevilla quiere renovar al francés, pero el Barcelona es una seria amenaza siempre. También se ha ido un número uno mundial, como es Ever Banega, al que será difícil de sustituir.
En cuanto a las altas, se oyen muchos nombres, pero pocos acaban por concretarse (sólo Sabaria y Kiyotake), posiblemente esperando a que llegue el mes de julio, fecha estratégica en materia presupuestaria. Habrá que acelerar en este sentido, porque las dos próximas finales están a la vuelta de la esquina y, la verdad, no da mucha confianza afrontarlas con un nuevo entrenador y una muy remodelada plantilla. Prácticamente, no habrá tiempo para que los nuevos jugadores absorban unas ideas tácticas que a buen seguro diferirán mucho con las de Emery.
Sampaoli y el Sevilla 2016-2017 empiezan desde cero. Ojalá que tenga mucha suerte, porque, como se suele decir, y con toda la razón del mundo, su suerte será también la nuestra.