La venta de Krychowiak al Paris Saint Germain es motivo de discusión entre los sevillistas. Los hay que piensan que es un buen negocio venderlo por debajo de la cantidad que marca la cláusula de rescisión y otros, sin embargo, únicamente consideran una buena venta si es por la cantidad de la cláusula, la cuál asciende a 45 millones de euros.
Aún no se ha hecho oficial el traspaso, pero se habla de una cantidad entre 38 y 40 millones, más incentivos durante tres años, aunque en Francia los medios publican que el PSG pagará la cláusula. En cualquier caso, parece ser que si el club francés no paga la cláusula, la cifra estará cercana.
Los detractores de la venta alegan que el club dijo en su día que no se traspasaría ningún jugador importante, y que únicamente saldrían previo pago de la cláusula. Esto es más bien lo que ha enfadado a parte de la afición, el que no se haya cumplido la palabra, cuando, además, la situación económica por la que atraviesa el Sevilla es la más boyante que se recuerda. Al menos, que yo recuerde.
Desde mi punto de vista, en este tema hay un aspecto fundamental que nadie parece tener en cuenta: la voluntad del jugador. El jugador querrá irse, porque cobrará mucho más que en el Sevilla, volverá a estar a las órdenes de Emery, quien confía plenamente en sus cualidades, aspirará a lo máximo en lo deportivo y vivirá en una ciudad que le gusta tanto a él como a su mujer, y que ambos visitan con asiduidad. Por otra parte, no sería de extrañar que el jugador hubiera accedido a aumentar la cláusula cuando renovó, siempre y cuando se le pusieran ciertas facilidades en el caso de que uno de los grandes equipos de Europa se interesara por él. Ésa podría ser la razón por la que el Sevilla haya accedido a venderlo por debajo de la cláusula, aparte de que, económicamente, por razones fiscales, no interesa a ninguna de las tres partes el pago de una cláusula de rescisión.
En cuanto a la cantidad del traspaso, hay quien la ve insuficiente, pues, por ejemplo, el Manchester City va a pagar la cláusula de Nolito (18 millones, que para cualquier equipo inglés es una minucia) y el Manchester United ha pagado 40 millones por Eric Bailly, el central del Villarreal. Yo más bien diría que no es que Krychowiak se considere malvendido por 38-40 millones de euros, sino que es un verdadero pelotazo vender a Bailly por 40 millones, puesto que el ya ex jugador del Villarreal no vale eso, ni de broma. Un jugador que, además, se lesionaba continuamente. Sin duda, los dirigentes del club castellonense vieron el cielo abierto.
En mi opinión, creo que el Sevilla podría haberle sacado al jeque del PSG la cláusula de rescisión sin problemas –si es que no lo ha hecho con los pluses–, porque Krychowiak es una petición expresa de Emery, está haciendo una gran Eurocopa con su selección y el jeque está demostrando, año tras año, que 45 millones no son nada para él. Sin ir más lejos, el despido de Blanc, al que había renovado hace unos meses, le ha costado la friolera de 22 millones.
No obstante, considero que la venta de Krychowiak es muy buena venta, por dos motivos: porque es una cantidad que es una exageración para un medio de contención y porque el polaco juega en una posición donde es relativamente fácil de encontrar un sustituto de garantías. Es decir, no estamos hablando de un delantero centro, que es mucho más problemático de sustituir.
Tampoco se puede olvidar que el rendimiento de Krychowiak, desde mi punto de vista, ha sido bastante inferior al de la pasada temporada. Y no lo digo por los numerosos goles en propia puerta que ha marcado, sino por la aportación en su conjunto. Especialmente negado estuvo en los dos partidos ante la Real Sociedad.
A veces, da la impresión de que hemos perdido la perspectiva cuando hablamos de «millones de euros». Por ejemplo, el West Ham y la Juventus están peleando por contratar un delantero muy cotizado y consagrado, como es el belga Michy Batshuayi (de 22 años y que marcó 24 goles la temporada pasada con el Marsella), y por el que están ofreciendo 40 millones de euros. Más o menos, lo mismo que Krychowiak.
A quien no vendía yo bajo ningún concepto es a Kevin Gameiro, y mucho menos a un Barcelona que aprovecha cualquier momento para robar en nuestra cantera. Con el gol no se juega, y sería muy arriesgado desprendernos del único goleador contrastado que nos queda.
Con la marcha de Banega y Krychowiak toca rearmar de nuevo el centro del campo. Y como siempre, el quid de la cuestión está en saber encontrar sustitutos de garantías, y para eso ha que confiar, de nuevo, en Monchi. Como siempre, a él nos encomendamos.