Otra jornada más volvemos ver un Sevilla lamentable, especialmente en la primera parte, donde fue incapaz de crear una sola ocasión de gol y donde pudo quedar sentenciado el partido. No es que el Valencia hiciera gran cosa, pero le bastaba con correr más, quizás por esa extramotivación por el efecto M’Bia, que aún perdura. Sencillamente, se limitó a aprovecharse de las facilidades que brindábamos. Tuvimos varios errores graves en defensa que, por suerte, no fueron aprovechados por el Valencia. Uno de ellos fue de Sergio Rico, aunque, de no haber sido por él, habríamos sido goleados.
Si la primera parte fue vergonzosa, al menos en la segunda se intentó la remontada. Aunque tampoco es que se hiciera un gran fútbol, al menos se crearon algunas ocasiones de gol. Las más claras fueron de Llorente y Coke.
En la recta final llegó el gol del Sevilla, que hacía justicia en el marcador. Gameiro aprovechó un buen pase de Krohn-Delhi para batir a Alves.
Pero el Sevilla defiende tan mal que me hacía dudar de si sería capaz de aguantar el resultado durante los cinco minutos que quedaban. Y por desgracia, no lo consiguió, porque Negredo se aprovechó de una falta muy mal defendida.
En este sentido, creo que hay que aprender de los mejores. Rogaría que alguien tuviera la amabilidad de enseñar al señor Emery un vídeo de cómo defiende la Juventus. Este equipo sólo lleva 17 goles encajados en 32 partidos –el Atletico de Madrid lleva incluso uno menos–. Eso se consigue, en primer lugar, teniendo muy buenos defensas, pero también con orden y colocación. Por ejemplo, en las faltas laterales –a no ser que la falta sea muy cerca de la línea de fondo, obviamente– a ningún defensa se le ocurre entrar en el área antes del saque de la falta. Porque si entran en el área y se sitúan, por ejemplo, cercano al punto de penalti, sólo se consigue:
- Estorbar al portero, ya que tiene menos visibilidad y se le dificulta la salida.
- Hacer más peligroso el ataque del rival. Cualquier remate –como en el primer gol de la Real Sociedad de la semana pasada–, desvío –segundo gol de la Real Sociedad, en propia meta–, o rebote –el gol de ayer en el descuento– será desde cerca, de modo que el portero queda prácticamente vendido y sin apenas posibilidad de reacción.
- Desaprovechar la ventaja del fuera del juego. Lo más probable es que los delanteros entren en el área antes del saque de la falta, con lo cual quedarían en fuera de juego. También les complica rematar, porque puede que el portero llegue antes al balón o, si rematan, no lo harán desde cerca.
A veces me da la sensación de que los defensas del Sevilla intentan no entrar en el área, pero, al final, siempre acaban entrando varios, por esa manía absurda de seguir al delantero. Una vez vi una jugada, en un saque de esquina, –creo que le pasó a Las Palmas– donde el defensa estaba tan pendiente de su marcador que no miraba el balón, y éste acabó dándole en la espalda, un atacante recogió el rebote y marcó.
Quizás nos falte un jefe en defensa, un jugador con carisma que dé dos gritos bien dados y que marque la línea, que ponga orden, al estilo de Godín o Mascherano, por poner unos ejemplos. Estos jugadores suelen ser centrales o porteros, que son los puestos donde recae la más alta responsabilidad en defensa. Pero es evidente que nos hace falta un jugador así, porque los dos últimos partidos los hemos perdido por defender muy mal tres faltas.
En cuanto al árbitro, no me gustó. Dejó sin sancionar dos placajes a Llorente dentro del área, uno de ellos clamoroso, y, además, la falta que nos costó la derrota fue inexistente.
Ya está mas que claro, por si alguien aún tenía esperanzas, de que el objetivo será quedar quintos. No puede ser de otra manera si seguimos regalando partidos y haciendo experimentos a estas altura de temporada.