Archivo mensual: marzo 2016

R. Madrid 4 – Sevilla FC 0. Todo sigue igual lejos de casa

Nada cambia. Fuera del Ramón Sánchez Pizjuán volvimos a ver a un Sevilla sin intensidad y sin creer en la victoria. Sólo cinco minutos buenos, que fueron un espejismo, porque al sexto abrió el Madrid el marcador, en la primera ocasión que tuvo. Y no se pudieron dar más facilidades, tanto en el centro al área –pasividad total de Trémoulinas–, como en el remate de Benzema, que no encontró oposición para fusilar a Sergio Rico desde el punto de penalti, a pesar de estar rodeado de jugadores sevillistas.

Con el 1-0 acabó la primera parte, pero pudo ser peor, porque el asistente de Estrada Fernández anuló un gol legal al Madrid. Esa jugada fue la única en que se vio beneficiado el Sevilla, todo lo demás fue en contra: no se repitió el penalti que falló Gameiro –un jugador madridista entró antes de tiempo en el área y se adelantó Navas–, un penalti inexistente que convirtió en ensayo Cristiano Ronaldo, el tercer gol del Madrid debió ser anulado por fuera de juego de Benzema–muy difícil de ver por el linier, porque era por centímetros, pero fuera de juego al fin y al cabo–, y un gol anulado a Gameiro por fuera de juego, que era totalmente legal.

Pero hubiera dado lo mismo. Sin la «lógica» ayuda arbitral que ocurre en todos los partidos donde juegan el Madrid y el Barcelona –vaya tela también el árbitro del Villarreal-Barcelona–, también nos habrían ganado, aunque con un marcador más ajustado. Y es que no se puede jugar un partido con tan poca intensidad defensiva. Cayeron cuatro, pero perfectamente podrían haber sido ocho, si no hubiese sido por Sergio Rico, los postes, y porque el Madrid está jugando a un pésimo nivel.

El Sevilla estuvo catastrófico en labores defensivas, tanto en el centro del campo como en defensa, donde Kolo volvió a demostrar que aún le queda mucho para ser un buen central. Para colmo, tampoco Rami hizo un buen partido. Los centrales no estuvieron bien, pero tampoco recibían ayuda de los centrocampistas. Se vio claramente que a Krychowiak aún no está en condiciones de jugar al máximo nivel, y otros jugadores es que ni siquiera están para jugar contra un equipo tan exigente como el Madrid, y yo diría que contra ningún rival. Así, los jugadores madridistas no tenían que hacer apenas esfuerzo para robar el balón y para llegar al área.

Por cierto, menos mal que el cuarto gol no fue un gol decisivo, porque, si no, habría sido para darse cabezazos contra la pared.

Era evidente que el Bernabéu no es el mejor estadio para ganar el primer partido fuera, sobre todo si nos presentamos allí con ocho bajas. Por eso no entiendo que fuera titular Gameiro y que, además, jugara los noventa minutos. Gameiro lo está jugando todo y es un jugador fundamental. Desde mi punto de vista, era la ocasión perfecta para dar una oportunidad a Llorente o a Muñoz. Por suerte, Gameiro no se lesionó, pero se corrió un riesgo innecesario, teniendo en cuenta que nos quedan varios partidos importantísimos, tanto en Liga como en la Europa League.

La próxima oportunidad para ganar fuera es en Valencia, un equipo que está muerto. ¿Lo resucitaremos nosotros? Apuesto a que sí.

 

Sevilla FC 3 – Basilea 0. A cuartos de final, con suficiencia

A decir verdad, esperaba mucho más del Basilea. Creía que iba a ser un partido bastante reñido, pero lo cierto es que el Sevilla consiguió que sobraran 45 minutos, toda la segunda parte, gracias a un primer tiempo donde el Sevilla creó bastante más ocasiones que su rival y tuvo una gran efectividad en la recta final, por medio de un enrachado Gameiro.

Curiosamente, los goles fueron marcados por dos jugadores que horas antes habían sido despreciados por su seleccionador, Deschamps, que prefiere llevar incluso a suplentes antes que contar con dos jugadores que están en un gran estado de forma. Desde el punto de vista sevillista, mejor que mejor, pues así tendrán menos sobrecarga de partidos y viajes, pero es de entender que, personalmente, no les habrá sentado nada bien. Y ayer ambos se reivindicaron, haciendo un gran partido.

Pero, en general, toda la plantilla estuvo a un gran nivel. Nuestro centro del campo estuvo perfecto. Banega –una lástima que se vaya, y más por cuatro duros–, Reyes, Cristóforo, Krohn-Delhi… estuvieron sensacionales, con lo que el plan del Basilea, que era sorprender al contragolpe, era imposible que tuviera éxito. Las ocasiones, por parte sevillista, se sucedían y era cuestión de tiempo que se abriera la lata. Algo que no ocurrió hasta el minuto 35, por medio de Rami.

No obstante, el Basilea también tuvo ocasiones de gol, algunas bastante claras, pero ahí siempre estuvo David Soria para sacarnos del apuro. Espectacular la parada que evitó el empate a uno. La vi dentro.

Pero dos minutos locos acabaron con el Basilea, que se fue al descanso con un contundente 3-0 que sentenciaba la eliminatoria.

La segunda parte sólo sirvió para contemporizar, guardar fuerzas para lo que se avecina y para constatar, una vez más, que Llorente no está para muchos trotes. Un magnífico pase medido de Reyes –de los mejores, junto a Banega y Gameiro–  fue desperdiciado por el riojano, que definió muy mal, pudiendo haber fusilado al guardameta, cuando se quedaba solo.

Ya está el actual campeón en cuartos de final. Alrededor de las 13 horas habrá sorteo, donde el rival a evitar será, por supuesto el Borussia Dormund y el Liverpool. Pero en esta etapa ya no quedan rivales débiles. Cualquiera que toque será duro. Como dice Emery, lo importante era estar en el bombo. Y ahora, que la bolita decida.

Sevilla FC 4 – Villarreal 2. Paso importante para una Champions que sigue complicada

Importantísima victoria en el día de ayer ante un rival directo por la cuarta plaza. El Villarreal demostró que es un gran equipo pero, a pesar de irse al descanso por delante en el marcador, acabó sucumbiendo tras una muy buena segunda parte del Sevilla.

El choque entre los dos principales aspirantes a la única plaza Champios que queda por disputar, fue un auténtico partidazo, jugado en todo momento con mucha intensidad por ambos equipos, y donde hubo de todo: seis goles –uno de ellos antológico de Konoplyanka, desde 30 metros–, un gol en propia puerta, una expulsión, un gol anulado, dos remontadas en el marcador, un mal árbitro que desesperó bastante…

El Sevilla saltó al césped muy mentalizado, consciente de que sólo valía ganar, si no quería decir, definitiva y prematuramente, adiós a esa cuarta plaza tan codiciada. En los primeros compases del partido el Sevilla dispuso de varias ocasiones de gol que no acabaron en el fondo de la portería defendida por Areola por muy poco. Todas ellas se originaron por la banda izquierda, donde Konoplyanka y Trémoulinas hacían estragos. Hasta que, al final, se abrió la lata tras una sensacional jugada entre Konoplyanka, Gameiro e Iborra, haciendo justicia en el marcador.

Poco duró la alegría, pues el Villarreal, por medio de Bakambu empató el partido, aprovechando un mal despeje de Ever Banega. Fue un duro varapalo, puesto que era la primera ocasión que tuvo el equipo amarillo.

Pero lo que sentó como un tiro, a equipo y afición, fue el segundo gol del Villarreal. No habían pasado ni diez minutos, cuando el mismo jugador, Bakambu, marcó de volea cruzada, a pase sensacional de Adrián. Aquí hay que señalar como culpable a Rami, que no hace la línea de fuera de juego y habilita al veloz delantero francés.

Durante unos minutos estuvimos noqueados, a merced del Villarreal, pero logramos llegar al decanso sin que hicieran más sangre. Era un resultado injusto, porque el Sevilla había sido muy superior, pero el Villarreal tuvo un 100% de efectividad de cara a gol. Y así, claro está, era imposible.

En la segunda parte cambiaron las tornas, porque ya el Villarreal falló las tres ocasiones clarísimas de gol de las que dispuso, y el Sevilla, aunque siguió perdonando algunas ocasiones, acertó las suficientes como para darle la vuelta al marcador.

Una de las claves del partido, desde mi punto de vista, fue la ausencia de Musacchio. El jugador argentino, ex de River, me parece uno de los mejores centrales de la liga, y creo que es el máximo responsable de que el Villarreal, hasta ayer, sólo hubiera encajado 19 goles en 28 partidos. Ni Bonera (34 tacos tiene ya el italiano) ni Victor Ruiz están a su altura, ni de lejos. Ambos sufrieron de lo lindo ante la endiablada velocidad de Gameiro, que fue el mejor del partido, con diferencia. Victor Ruiz no pudo parar a Gameiro en el primer gol y Bonera en el cuarto.

El empate a dos llegó, precisamente, con un gol en propia puerta de Victor Ruiz, al intentar despejar un buen pase de Konoplyanka. El ucraniano fue clave en la remontada, pues marcó un golazo para el recuerdo: un obús desde treinta metros que Areola sólo pudo seguir con la mirada.

Bakambu pudo conseguir un hat-trick e igualar, de nuevo, el partido, pero Rami evitó el gol, corrigiendo la mala salida de Rico. Sin embargo, el guardameta canterano se lució con una parada espectacular a Leo Baptistao, que remató a bocajarro, poco después.

Lo pasaba mal el Sevilla y, para colmo, Banega hizo una absurda entrada, ganándose a pulso la segunda amarilla. Velasco Carballo, un mal árbitro, no tuvo piedad de él, como sí la tuvo con Bonera, a quien perdonó la expulsión. Un doble rasero en faltas y tarjetas que no puede permitirse en arbitrajes de primer nivel.

Quince minutos de sufrimiento por delante, hasta que, ya en tiempo de descuento, Reyes consiguió el definitivo 4-2, al finalizar un contragolpe llevado por Gameiro.

Lo mejor del partido fue la fortaleza mental y física del equipo, que hizo un gran despliegue bajo un fuerte calor. Y lo peor fueron las lesiones, pues N’zonzi y Konoplyanka tuvieron que retirarse lesionados. Es evidente que el equipo está pagando la acumulación de partidos. Es ahora cuando cobra especial importancia tener un buen banquillo.

La victoria ha sido fundamental con vistas a intentar conseguir plaza Champions, porque, además, se le ha ganado al Villarreal el goal-average particular. Pero aún así, es un objetivo que sigue estando muy complicado, sobre todo si seguimos siendo incapaces de ganar fuera del Ramón Sánchez Pizjuán.

Bilal Boutobba, jugador pretendido por el Sevilla, rechaza oferta de contrato profesional con el Olympique de Marsella

Hace apenas una hora, L’Equipe ha publicado un artículo que puede afectar a nuestro club, ya que se trata de un jugador que, según dicen en Francia, es pretendido por el Sevilla: la joven promesa Bilal Boutobba.

El referido artículo dice lo siguiente:

«Bilal Boutobba se niega a firmar contrato profesional con el Olympique de Marsella»

El jugador que ha debutado más joven con el Marsella en Primera División, Bilal Boutobba ha rechazado una oferta del club que le ha formado, que desea hacerle un contrato profesional. «Si firmo con el Olympique de Marsella, sé que estoy perdido», afirma.
El diario regional La Provence de este viernes revela que el joven centrocampista del OM, Bilal Boutobba (17 años) se niega a firmar un contrato profesional con el Olympique de Marsella, su club formador. Boutobba, que debutó de la mano de Marcelo Bielsa la temporada pasada, contra el AS Mónaco, se convirtió en el jugador más joven en jugar con la camiseta del OM, con 16 años, 3 meses y 6 días.
El jugador no está tenso con el OM. «Si firmo con OM, sé ​​que estoy perdido», dice. De acuerdo con el periódico regional, el Marsella le ofrecería un contrato profesional con un salario mensual de 8000 euros, vivienda y un vehículo de la empresa. «Es una buena oferta, incluso es fabulosa, pero no es una cuestión de dinero», jura Boutobba, que cumplirá 18 años el 29 de agosto. «Necesito un proyecto deportivo y no hay ninguno!». El centrocampista ofensivo cree que ha perdido todo el progreso que había realizado bajo la dirección de Bielsa.

Passi: «Se ha hecho un poco casi lo mismo que en Lyon, en términos de formación»

Franck Passi, el segundo de Michel, respondió a esta negativa: «El proyecto es simple: tenemos muy buenos críos y confiamos en ellos para el futuro, y queremos prepararlos para lo mejor. Se hace, más o menos, lo mismo que en Lyon, en términos de formación». Boutobba obviamente no comparte el parecer del entrenador del Marsella.
Campeón de Europa Sub-17 con la azul el pasado verano, Bilal Boutobba comenzó a atraer la atención de los principales clubes de Europa. Así, a principios de febrero, La Provence recordó que el Tottenham había hecho una oferta al Marsella por su centrocampista, y que el Sevilla FC también estaba igualmente interesado en el jugador, que dijo en ese momento: «Hay contactos con clubes extranjeros, pero estoy en el OM, soy marsellés y mi futuro está en el OM.» Decididamente, todo va muy rápido en el mundo del fútbol.

Basilea 0 – Sevilla FC 0. Un mal resultado y una falta de ambición alarmante

Partido muy decepcionante el de ayer. Ciertamente, esperaba mucho más del Sevilla, que se pareció al que estamos acostumbrados a ver fuera de casa, con la diferencia de que el Basilea apenas exigió, dando la impresión de que un 0-0 era para ellos un buen resultado. Y desde luego que lo es, gracias a que el Sevilla no fue capaz de hacer un gol ante un equipo notablemente inferior.

En las eliminatorias, mi preferencia es jugar el primer partido fuera de casa, porque si haces un gol, a no ser que recibas una goleada, tienes muchas posibilidades de pasar la eliminatoria. El problema es que el Sevilla apenas lo intentó, hasta el punto de que la primera ocasión de gol no llegó hasta casi la hora de partido (minuto 59), y en la media hora restante tampoco lo hizo mucho mejor, ya que sólo dispuso de un par de ocasiones más. Es decir, la falta de ambición del Sevilla fue notoria y muy preocupante. El Sevilla muchas veces ha tirado a la basura la primera parte de los partidos y ayer tiró la primera parte de la eliminatoria.

El resultado es bastante peligroso, ya que nos obliga a ganar en el partido de vuelta. Cualquier otro resultado nos lleva a la eliminación o, en el mejor de los casos, a la prórroga. Para estar medianamente tranquilos, será necesario ponernos, cuanto antes, con una ventaja de dos goles, no vaya a ser que a ellos les dé por marcar a balón parado –Janko va muy bien por arriba– o en un contragolpe –el camerunés Embolo, que no jugó ayer, es rapidísimo y se supone que la estrella del equipo–.

El árbitro de ayer, el inglés Anthony Taylor, fue, sin duda, el peor que recuerdo en competición europea. Sus decisiones eran totalmente caóticas. No se sabía por dónde iba a salir. Todas las tarjetas a los jugadores del Sevilla fueron por faltas leves, o ni siquiera fueron falta. Su principal víctima fue N’Zonzi, que fue expulsado de manera totalmente injusta, por doble amarilla. Sin embargo, no se atrevió a expulsar a Walter Samuel, quien debió irse camino de vestuarios, hasta en dos ocasiones, en la primera parte. Taylor estuvo tan desastroso que parecía un árbitro español. Una especie de Muñiz Fernández —por suerte, ya retirado–, pero sin pelo.

En fin, habrá que hacer en casa lo que no se es capaz de hacer fuera. Lo bueno que tiene el jugar la vuelta en casa es que te juegas la eliminatoria arropado por los tuyos.

Aunque el resultado de la ida no ha sido bueno, soy optimista con respecto a la vuelta. Y lo soy porque aunque esperaba mucho más del Sevilla, también lo esperaba del Basilea. Nos tuvieron excesivo respeto, más bien miedo, con lo que espero que harán un partido de vuelta bastante defensivo, donde quizás sería mejor contar con Llorente antes que con Gameiro, que no tendrá muchos espacios para explotar su juego.

Espadas en todo lo alto, a pesar de haberse jugado con fuego. El día 17 nos espera una gran noche europea. Hay que llenar el estadio.

 

No es de extrañar que el Sevilla aún no haya ganado fuera de casa

Tras 14 partidos disputados lejos del Ramón Sánchez Pizjuán, el Sevilla sigue sin ganar. El balance es pobrísimo: 9 empates, 5 derrotas, 10 goles a favor y 17 goles en contra. En mi opinión, esto tiene una explicación y un responsable principal, aunque no el único: Unai Emery. Evidentemente, también es el responsable de la magnífica racha del Sevilla en casa. Pero ésa es otra historia.

Desde mi punto de vista, no es de extrañar que el Sevilla lleve tanto tiempo sin ganar, si tenemos en cuenta que nuestro entrenador se dedica refrescar a los mejores jugadores, e incluso a experimentar, cuando tenemos que jugar fuera de casa.

Cuando estábamos en Champions, por ejemplo, siempre dejaba en el banquillo a Banega, y ya sabemos lo que ocurre cuando no está el argentino. Pero es que en el último partido, ante el Getafe, puso de inicio a Carriço y a Diogo en el centro del campo. Yo no digo que no haga rotaciones, pero sí creo que éstas no deberían ser «salvajes», buscando que el once inicial pierda el menos potencial posible. ¿Por qué Luis Enrique nunca da descanso a Messi, o Simeone a Griezmann y Godín, y Emery reserva, por ejemplo, a Banega o a Gameiro?

Por cierto, cuando Emery pone a Carriço en el centro del campo, ya es que consigue cabrearme hasta antes de empezar el partido. ¿Cuántas veces tendrá que jugar el portugués ahí para que Emery se dé cuenta de que es un lastre para el equipo? Carriço es un gran central y un mal centrocampista. Pienso que está más que demostrado. Pero lo peor es que prefiere situar a Carriço, un central, teniendo disponibles a Krohn-Delhi, Iborra y Cristóforo, que son centrocampistas.

Esperaba que teniendo cinco días de descanso antes del partido de Europa League, y habiendo declarado Emery que el partido era «una pequeña final», ante el Getafe pondría el equipo de gala. Pues no, el señor Emery no fue congruente con sus palabras y volvió a sacar una alineación con sorpresas, por lo que no debe de extrañar que incluso el Getafe nos superara en muchas fases del encuentro y que pudiera ganar el partido.

Otro aspecto que me mosquea de Emery es la falta de reacción de la que hace gala. Ve por ejemplo, que el Rayo se sube a las barbas y, hasta que no logra empatar, no reacciona. Es decir, o no reacciona o lo hace tarde. En muchas ocasiones se ha tirado el primer tiempo a la basura y buena parte de la segunda mitad. Por la cara de Emery (como cuando las vacas ven pasar el tren) se entiende que lo que está viendo no le gusta, pero, sorprendentemente, no toma decisiones para cambiar lo que se presagia que puede acabar mal.

Por supuesto, como he dicho antes, en esta bochornosa situación de no ganar ni un solo partido fuera, Emery no es el único responsable. También tiene mucha culpa los jugadores. Sencillamente, no pueden saltar al terreno de juego mostrando desgana. Lo mínimo que deben hacer es correr tanto como el rival, aunque sólo sea por respeto a la afición.

También llama poderosamente la atención los errores tan graves que cometemos en las dos áreas. No se pueden permitir los errores defensivos de, por ejemplo, Vallecas. Es necesario un poquito de intensidad y no dejar centrar al área con tanta facilidad. Y en cuanto al ataque, no nos podemos pertimir el lujo de fallar, una y otra vez, goles cantados, como el que tuvo Vitolo en Getafe, Iborra en Vallecas, o Gameiro en Málaga o en el Benito Villamarín –en dos ocasiones–. Muchas veces nos han ganado prácticamente sin hacer nada, con el mínimo esfuerzo, limitándose a aprovechar nuestros errores infantiles. Sin ir más lejos, en el último partido contra el Getafe, me ha sorprendido desagradablemente el poco oficio del Sevilla para mantener el 0-1 durante los 10-15 minutos que restaban para el final. Cuando vi a Coke pegar un patadón más propio de rugby que de fútbol, comprendí que lo íbamos a pasar muy mal. En lugar de adelantar líneas, presionar y aprovecharnos de la desesperación del rival, triangulando con tranquilidad, a la espera de sentenciar a la contra… nos encerramos atrás, con las líneas demasiado juntas, y con más miedo que once viejas. Y, de nuevo, al igual que en Vallecas, tuvimos que dar el punto por bueno, porque nuestro rival estuvo más cerca de ganar en los minutos finales que nosotros.

Y por último, tampoco podemos olvidar a los árbitros, que parecen que nos han perdido el respeto definitivamente. A veces, expulsándonos jugadores erróneamente –como la de Rami en Vigo–, a veces no viendo jugadas decisivas –como el agarrón a Gameiro que habría supuesto el tercer gol y la expulsión de un jugador rayista en Vallecas–, y otra veces, mostrando una vara de medir distinta a la hora de amonestar jugadores.

Si unimos todo, la verdad es que no extraña que no ganemos nunca fuera. Y, desde luego, tengo clarísimo que no lo haremos hasta que Emery y los jugadores se tomen en serio los partidos que disputamos como foráneos.

Sevilla FC 1 – Eibar 0. Victoria tan sufrida como meritoria

Temía el partido de ayer, porque el Eibar es uno de esos rivales trampa. Es uno de esos rivales que, ya sólo por el nombre, la mayoría de los aficionados cree que el partido debe acabar en goleada. Y el Eibar lleva demostrando, desde el inicio de temporada, que no es ninguna perita en dulce. Si a estas alturas de temporada está situado en octava posición, y luchando por entrar en Europa, no es por casualidad, sino porque tiene buenos jugadores y un buen entrenador.

Mendilibar tenía las ideas claras y demostró que el Eibar es un equipo muy trabajado, donde la presión que ejercen todos los jugadores es fundamental en su estilo de juego. Debido a esta presión, que empezaban a hacer sus dos delanteros, el Sevilla no sólo se encontró con problemas para crear ocasiones en el centro del campo, sino incluso para sacar el balón jugado desde la defensa. Sin embargo, lo que sí hizo muy bien el Sevilla fue mantener la posesión, y pocas veces nos cogieron a la contra.

Además de la incesante presión, el Eibar jugó con las líneas muy juntas y no fue el día de nuestros centrocampistas, lo que explica que el Sevilla no creara muchas ocasiones de gol. Por fortuna, en una de ellas, a los diez minutos, Llorente, a pase de Krohn-Delhi, consiguió el único gol del encuentro, en una buena maniobra en el corazón del área.

Pero ni aún así, con el Eibar por detrás en el marcador, se abrió el partido. El Eibar seguía a lo suyo: con mucho orden, tocando raso y en corto, intentando robar el balón para sorprender en un contragolpe o en un balón parado. Esto último, el balón parado, me pareció la principal amenaza, porque solían sacar bien los saques de esquina y faltas, y el Eibar tiene jugadores que van bien por arriba.

El hecho de que nuestros mejores jugadores fueran ayer Sergio Rico y Rami, deja claro que el partido no fue nada fácil. El resto del equipo no dio el nivel acostumbrado, en especial los centrocampistas. Banega empezó muy bien, pero, a medida que iba pasando el tiempo, se fue diluyendo. Cristóforo estuvo fallón en el pase, aunque hizo gala de su habitual garra. Reyes no hizo nada de nada, y fue sustituido. Los mejores fueron Krohn-Delhi y N’Zonzi. Aunque el francés perdió el balón en una posición peligrosa, por exceso de confianza, y pudo costarnos un disgusto.

El Sevilla pudo finiquitar el partido en la segunda parte, pero Riesgo le ganó el mano a mano a Banega, y no pudo finalizar un contragolpe muy bien llevado por Gameiro. Este error nos condenó a sufrir, puesto que el Eibar apretó de lo lindo y tuvo varias ocasiones clarísimas. La que más, una de Enrich, que incluso cuando ya había regateado a Sergio Rico –que estuvo indeciso en la jugada, porque yo creo que, si hubiera salido, habría llegado antes que Enrich–, remata mal y se cae, en la que podía ser la «pifia de la jornada», si no llega a ser por la cantada de Kameni en el Málaga-Valencia.

El propio Enrich, poco después pudo empatar el partido, pero no enganchó bien una volea que se le quedó perfecta para partir el balón y fusilar a Sergio Rico.

Incluso cuando el Eibar ya contaba con sólo 10 jugadores, por la expulsión de Lillo, puso en apuros al Sevilla. Los tres minutos del tiempo añadido se hicieron eternos. Hasta que Sergio Rico evitó el empate en la última jugada del partido, al hacer una buena parada, atajando una falta directa.

Mal partido, ante un buen rival. Las pasamos canutas, pero lo más importante son los tres puntazos que sumamos a nuestro casillero y que nos hace recuperar la quinta plaza, acercándonos mucho a Europa. Porque el Eibar, ahora a ocho puntos y con el goal-average perdido, era un rival directo.

El Sevilla perdió en el Camp Nou pero ya muestra síntomas de poder ganar fuera

Ha tardado el Sevilla, pero, por fin, el domingo ya dio la sensación de poder ganar fuera. Lamentablemente, lo hizo en el peor escenario posible, el Camp Nou, con lo que no sirvió de mucho el buen partido que hizo. Marcó la diferencia el de siempre, el mejor jugador del mundo, sin ninguna duda, al menos para mí: Lionel Messi.

Hasta ahora el Sevilla no ha sido capaz de ganar lejos del Ramón Sánchez Pizjuán por tres motivos: por falta de actitud, por fallos estrepitosos en defensa y por falta de pegada arriba. El domingo se notó bastante mejoría con respecto a Vallecas, haciéndose un partido bastante completo durante los noventa minutos, y no sólo durante cuarenta, como ocurrió allí.

Pero ya se sabe que, para puntuar en el Camp Nou, no basta con hacer un buen partido, sino que tienes que hacer un partido perfecto, que los árbitros te respeten y, además, tener un poco de suerte.

Lo de los árbitros es una batalla perdida. No tuvieron errores graves, pero se ve que no pueden evitar el doble rasero. Simplemente, rozar a un jugador del Barcelona ya era suficiente para señalar falta, y, sin embargo, Jordi Alba puede permitirse derribar en carrera a Gameiro, agarrándo y empujando, delante de las narices del linier, que no ocurre absolutamente nada.

En defensa quizás se hiciera el mejor partido que le he visto al Sevilla. Tiene que ser así para que un equipo como el Barcelona no te haga muchas ocasiones de gol. En mi opinión, los dos goles fueron difíciles de evitar:

En el primero, Sergio Rico no puede hacer gran cosa, puesto que el disparo de Messi, a pesar de que iba a su palo, era fuerte, con mucho efecto y ajustadísimo a la escuadra.

En el segundo, el principal fallo fue no despejar con contundencia un balón aéreo. Hay un mal despeje y N’Zonzi, en un segundo despeje, de cabeza, lo hace flojo y al centro, llegando el balón poco después al área, a los pies de Messi. Y ahí ya es muy difícil de parar el argentino. Pero, en ningún caso, se puede culpar del gol a Kolo, como he leído en alguna ocasión, por romper el fuera de juego. Es lógico que rompiera el fuera de juego, porque tuvo que perseguir a Messi hasta la línea de fondo. Después la combinación de Messi con Luis Suárez y de éste con Piqué, es tan rápida que no da tiempo a que Kolo se aleje de la línea de fondo. Si acaso, la culpa de que Piqué remate a placer es del resto de la defensa, porque Kolo demasiado hace ya con no ser desbordado por Messi.

En cuanto al ataque, el Sevilla estuvo aceptable. Muy bien en el contragolpe que dio lugar al único gol, pero después erró demasiado en el último pase o incluso en aquella ocasión de Gameiro que acaba tirando al muñeco, cuando tenía además a un compañero al lado para empujar el balón. Me da la impresión de que Gameiro, a veces, está obsesionado con marcar goles para que su seleccionador se fije en él, y esto puede ir en perjuicio del equipo. No es la primera vez que el francés no pasa el balón a un compañero bien situado. Además, creo que se equivoca al controlar el balón que taconea Iborra, sino que tendría que haberle pegado tal y como le venía, porque lo único que consiguió fue que Bravo le recortara terreno y achicara espacio.

Me gustó mucho la actitud del equipo, jugando con mucho orden y presionando en el momento justo y todos a la vez, con un gran despliegue físico durante todo el partido. Una verdadera lástima que esa actitud no sea la habitual cuando se juega de foráneo.

Lo único que eché en falta fue la titularidad de Carriço, porque yo sigo empeñado en que es nuestro mejor central, junto con Rami, y, por tanto, si está bien físicamente, pienso que debe ser siempre de la partida.

Si el Sevilla es capaz de dar continuidad al juego desplegado en Barcelona, probablemente ganaremos en Getafe. Lo malo es que, seguramente, ya será demasiado tarde para alcanzar la cuarta plaza. No porque no queden puntos, sino porque el Villarreal cuenta con una gran plantilla y no da señales de flaqueza. Juegue mal, bien o regular, casi siempre gana. Y así es imposible recortar la enorme ventaja que nos saca actualmente.