El derbi de ayer fue el peor derbi, que yo recuerde. Poquísimas ocasiones de gol, cuatro, como mucho, y todas a favor del Sevilla. El Betis no tiró ni una sola vez a puerta. Así que las declaraciones de Maciá, al final del partido, deben entenderse como un toque de humor. No se le ocurrió otra cosa que decir que el Betis fue mejor y que creó más ocasiones de gol.
Lo cierto es que el derbi debió quedar sentenciado muy pronto, si el árbitro se hubiera atrevido a enseñar roja directa a Molinero, por su brutal entrada sobre Trémoulinas –también le perdonó la segunda amarilla en la segunda parte–, y si Gameiro hubiera batido a Adán al inicio del partido. Es extraño ver a un árbitro expulsar a un jugador en los primeros minutos, y, posiblemente, se salvó por eso. Yo sólo lo he visto una vez: en un Sevilla-Sporting de Gijón, hace muchos años, en una entrada parecida a la de ayer. Fue tras el saque inicial, y el árbitro no lo dudó ni un momento. Sólo estuvo segundos sobre el césped.
Gameiro preocupa. El francés no se parece al del año pasado. Al igual que hizo en Málaga, falló un mano a mano con el portero, cuando lo tenía todo a su favor. Adán ni siquiera salió, se quedó bajo palos. Parecía batido, pero Gameiro, en vez de fusilar, tiró flojo y al guardameta, cuando tenía toda la portería para él.
Al inicio de la segunda parte, Gameiro también tuvo una ocasión clara, pero esta sí era más complicada de finalizar, porque estaba más forzado, escorado y el portero tuvo tiempo para salir a cubrir hueco.
Lamentables las maniobras del Betis de intentar evitar que el Sevilla jugara con su segunda equipación y la de poner la megafonía a tope, con el himno del Betis, incluso cuando ya había finalizado el partido. El ya famoso Estilo Betis. En realidad, ¿de qué nos vamos a extrañar a estas alturas?
El derbi fue para olvidar, con muchísimas faltas que impedían ver un juego fluido. Pero el único que lo intentó fue el Sevilla, que perdió dos puntos. Pocas veces va a encontrarse el Sevilla con un rival tan inoperante arriba. Y el sevillismo no puede evitar preguntarse: Si no ganamos ni al Betis, ¿dónde vamos a ganar fuera?