Volvió a caer el Sevilla derrotado en Anoeta, a pesar de ser bastante superior a la Real, que apenas inquietó el área sevillista. Me recordó el partido al del año pasado, cuando se pudo ganar con facilidad pero tres errores garrafales de Arribas lo evitaron. En aquel partido, la derrota dolió más, porque llegó en el tiempo de descuento.
En esta ocasión, se puede sustituir a Arribas por Krychowiak. Es extraño que un jugador tan fiable como Krycho tenga errores defensivos tan graves, pero se ve que este año pasa de todo, con tal de que no ganemos un partido.
Lamentablemente, el Sevilla volvió a mostrar y sufrir los tres aspectos que llegan irremediablemente a la derrota: perdona muchísimo arriba, regala goles atrás y es machacado por los árbitros. Hoy el linier se equivocó en una jugada que muy probablemente habría sido el 0-1. Además, Mateu Lahoz perdonó una expulsión clarísima a un jugador de la Real por pisar a Iborra cuando estaba en el suelo y con el juego parado, y sólo dejó en amarilla una durísima entrada a Krychowiak cuando el Sevilla perdía ya 2-0.
A diferencia de otros partidos, el Sevilla sí mostró más intensidad y fue a por los tres puntos desde el principio, pero, claro, si tienes un 0% de acierto de cara a puerta, lo más normal es que pierdas el partido.
Mal camino llevamos esta temporada si somos incapaces de ganar fuera. Al menos, en casa estamos manteniendo el tipo, y eso hace que no estemos mirando de reojo a los puestos bajos de la tabla.
Lo peor ha sido que perdemos a Andreolli para lo que resta de temporada y sólo nos quedamos con dos centrales sanos cuando tenemos que jugar muchísimos partidos, y todos importantes.
Eché en falta la entrada de Ever Banega, que seguramente habría dado otro color al partido.
Por cierto, no sé a cuento de qué los jugadores del Sevilla dicen que el partido estaba controlado, cuando iban 0-0. En mi opinión, eso sólo ocurre cuando se llevan tres goles de ventaja, y aun así no se puede perder la concentración.
Y ahora a pensar en el Borussia. En Alemania tendremos que dar nuestra mejor cara, si no queremos llevarnos los tres puntos.