Archivo mensual: octubre 2015

Villarreal 2- Sevilla 1. Otra vez el lamentable Sevilla foráneo

Llegaba el Sevilla a Villarreal a la misma distancia de los puestos de descenso que de los europeos. Era un partido crucial, el partido idóneo para dar el golpe «en lo arto de la mesa» y decir «aquí está el Sevilla». Pues no. Y fue que no, porque el Sevilla que saltó al cesped fue el que estamos acostumbrados a ver fuera: sin alma, sin calidad, sin ambición, sin concentración, sin suerte y sin el más mínimo respeto por el árbitro de turno, que en esta ocasión también pudo pitar, perfectamente, tres penaltis a favor del Sevilla, en faltas cometidas sobre Gameiro, Vitolo y Ramí.

La primera parte fue penosa, pero, en general, igualada en cuanto a posesión del esférico. La diferencia fue los primeros minutos, donde los amarillos cercaron el área sevillista, y un golpe de fortuna, en la jugada del 1-0, tras una serie de rebotes en el área.

En la segunda parte, el Sevilla, incomprensiblemente, tampoco fue a por el partido, hasta que íbamos 2-0. Demasiado lastre, teniendo en cuenta, además, las circunstancias.

Emery, o se pasa o no llega. O tarda un mundo en hacer los cambios, o, como en el día de hoy, hace los tres quedando aún veinte minutos por delante, sin contar el descuento. Y, claro, pasó lo que tenía que pasar: que se lesionó Gameiro y, encima, va y nos quedamos en inferioridad numérica.

El partido de hoy ha dejado en evidencia muchas cosas, y una de ellas es que cuando Banega está en forma, como se vio en el último partido ante el Getafe, el Sevilla es otro.

No quiero acabar sin hablar del misterio N’zonzi. ¿Cómo es posible que un jugador que es considerado uno de los mejores centrocampistas en la Premier y que ha costado unos ocho millones de euros, no sea capaz de devolver un balón en un saque de banda? Supongo que N’zonzi será mucho mejor jugador de lo que se le está viendo, porque, si no, no me lo explico.

Ojalá la lesión de Gameiro no sea grave, porque es nuestro mejor delantero. ¿Se dignará Emery ahora a convocar a Inmobile?

Europa se pone lejísimos, y jugando como hoy, imposible. Si queremos ir a la Europa League –de la Champions, por ahora, ni me lo planteo–, tenemos que cambiar muchísimo.

Las cosas inexplicables de Emery

Emery me parece un buen entrenador. No creo que sea de los mejores, ni tampoco que sea uno del montón. Pero hace algunas cosas que yo no le veo explicación.

Por ejemplo, acaba de empezar la temporada y parece que ya tenemos un nuevo caso Iago Aspas, sino que esta vez la «víctima» es Ciro Immobile, un recién llegado que no ha tenido una buena experiencia en su equipo de procedencia: el Borussia Dormunt.

Prácticamente, a los sevillistas no nos ha dado tiempo de ver a Immobile. En lo poco que lo he visto, no me ha gustado. Me ha parecido un jugador que tiene una gran habilidad para quedarse en fuera de juego, y no es de extrañar, porque se puede decir que vive en fuera de juego. Tampoco ha estado afortunado de cara a puerta. Lo mejor que le recuerdo fue un cabezazo al larguero, creo que contra el Borussia Mönchengladbach, y una asistencia a Konoplyanka en la final de la Supercopa de Europa.

Cierto es que Immobile no llegó en buena forma física y que, hoy por hoy, tiene por delante a Gameiro, delantero titular indiscutible, y a Llorente, que ha llegado como el fichaje estrella, junto a Konoplyanka –aunque Llorente está en el mismo plan que Immobile: aportando poquísimo, o más bien nada–. Pero, en mi opinión, Immobile debería tener más minutos, o ir, al menos, convocado. No parece una decisión inteligente tenerlo en el ostracismo, socavándole la poca moral que debe quedarle, sobre todo cuando el italiano ha sido uno de los fichajes más importantes, rondando los once millones de euros.

Además, la participación de Immobile daría descanso a un Gameiro que lo está jugando todo. El partido contra el Getafe, una vez sentenciado, habría sido ideal para que el italiano cogiera confianza. Partido en el que, por cierto, no estuvo nada afortunado Llorente.

Si Emery no confía en Immobile, tampoco parece una buena estrategia el no darle oportunidades. De esa forma está depreciando al jugador  y, al no estar en el escaparate, difícilmente habrá compradores dispuestos a hacer una buena oferta por él.

La única explicación que se me ocurre sobre el asunto Immobile es que haya habido falta de disciplina. Pero si ese fuera el caso, quizás sería mejor ponerle un multazo en condiciones, y, a ser posible, con la máxima discreción. Que esas cosas les gusta mucho a la prensa.

Emery también me ha dejado a cuadros con su actitud con Konoplyanka. El ucraniano me sorprendió gratamente en la final de la Europa League y yo era de los que no entendía que no jugara. Cuando solucionó el partido, a falta de cinco minutos para el final, de golpe franco directo, ante el Rayo –primera victoria–, pensé que un jugador que es capaz de resolver partidos así, no debe estar nunca en el banquillo. Aunque no defienda –para eso hay otros–, o no defienda tanto como al entrenador le gustara, debe ser titular.

Después, ante Manchester City y Getafe, también hemos podido comprobar que tiene un gran golpeo de balón, una excelente visión de juego y mucha velocidad. Konoplyanka fue una pesadilla para los defensores del Getafe. Su exhibición hace preguntarse por qué diablos no jugó antes. Como si nos sobraran jugadores de calidad. Y para colmo,  su fichaje no ha salido nada barato.

Espero y confío en que Konoplyanka siga de titular y que a Emery no le dé por cambiar lo que funciona, que es otra de las manías que jamás entenderé del de Hondarribia.

Manchester City 2 – Sevilla FC 1. Buen partido, pero pecamos de pardillos

Buen partido el que hizo el Sevilla en el día de ayer. Lo suficientemente bueno como para recibir halagos, pero no como para conseguir un punto, que, en mi opinión, habría sido más que merecido.

Entre los halagos está, por ejemplo, el de The Guardian. Hay un detalle que se dice en este artículo que no debería pasar desapercibido: «El once inicial del City costó alrededor de 250 millones de libras. El del Sevilla, 25 millones de libras, o menos que el fichaje de Wilfried Bony». Eso da una idea del mérito del Sevilla, que pudo ganar, perfectamente, a un equipo formado por grandísimos jugadores.

Por desgracia, el Sevilla hizo un buen partido, pero no un partido perfecto, y además, como suele ser habitual, no le acompañó la suerte. Una verdadera lástima ese gol encajado en propia puerta, a sólo seis minutos del gol de Konoplyanka. Pero no fue sólo cuestión de mala suerte. No se puede obviar que Kolo deja pasar, tranquilamente, a Touré hasta la cocina. Probablemente, si hubiera jugado un central con experiencia –Andreolli– y no un lateral reconvertido, ese gol se habría evitado.

También es habitual que no tengamos mucha efectividad de cara a puerta, y ayer volvió a ocurrir. Fallamos ocasiones bastante claras. Lamentablemente, Gameiro está esta temporada bastante fallón. Su trabajo es magnífico, está rapidísimo, pero tiene problemas para marcar, que es algo que no le pasaba antes.

Si normalmente, incluso perdonar a un equipo inferior, conlleva graves consecuencias, ante un megaequipo como el Manchester City, estaba cantado que se pagaría. Y lo malo es que fue en el tiempo de descuento.

Está bien que el Sevilla tenga ambición y que busque ganar en el tiempo de descuento, pero hay que hacerlo sin perder el orden. Para mí es inconcebible, que, con empate en el marcador al final de los noventa minutos, se arriesgue la posesión en ataque innecesariamente y se permita un contragolpe. Y claro, Kevin De Bruyne no costó 80 millones de euros por casualidad, sino porque, si le das un pequeño hueco, es capaz de ponerla ajustada a la base del poste y decidir el partido.

Perder un punto de esa forma tan absurda es, como mínimo, de pardillos. Por buscar los tres puntos, nos quedamos sin ninguno. Y, por supuesto, la derrota duele, pero no tanto como la de Turín, donde ni siquiera se salió a competir.

El resultado no fue justo. ¿Pero quién dijo que el fútbol lo fuera? Nos tendremos que conformar con el orgullo de ver a nuestro equipo dando una buena imagen en uno de los grandes estadios de Europa.

 

 

Del Nido, el expresidente exsevillista

Del Nido está en la cárcel, con todo merecimiento. Se dedicó a arramblar con todo lo que pudo en el Ayuntamiento de Marbella y lo pillaron. Siete añitos de cárcel por el caso Minutas, y aún queda por saber la resolución por el caso Fergocon, que le puede prolongar once años más su estancia entre rejas. En este caso Fergocon, incluso Del Nido ha reconocido su culpa, aunque supongo que, más que nada, habrá sido por una mera estrategia jurídica, con el fin de rebajar la pena. Sorprendían sus declaraciones, por humildes, alejadas de su prepotencia habitual: «Además de reconocer mi culpa en esos hechos deplorables, pido perdón a la ciudadanía del pueblo de Marbella. Cuando una persona se equivoca, aunque sea hace 15 años, lo que tiene que hacer es reconocer los hechos, pedir disculpas por ello y reparar el daño causado, sobre todo cuando se trata de un delito en el que el bien jurídico protegido es el patrimonio del Ayuntamiento de Marbella; devolveré hasta el último euro».

Del Nido está en la cárcel, pagando por su pasado y pensando en el Sevilla FC. Pero no disfrutando del Sevilla FC. Por lo que se ve, no asume que el Sevilla FC siga teniendo éxitos deportivos y lleguen más títulos, sin que él sea Presidente. Ahora dedica el mucho tiempo del que dispone a mover los hilos para volver a hacerse con el poder en el Sevilla FC. Ya intentó poner a su hijo de Presidente, en detrimento de Pepe Castro, pero le salió el tiro por la culata, gracias a que no controlaba la mayoría de Sevillistas de Nervión, una sociedad que es propietaria del 23% de las acciones.

Cuando Del Nido era Presidente, Sevillistas de Nervión otorgaba la estabilidad necesaria para dirigir al Sevilla FC. Ahora que él no es Presidente, y a pesar del buen funcionamiento del club, quiere disolverla. A mi modo de ver, la disolución provocaría un grave perjuicio al Sevilla. Es más, incluso diría que sólo estas maniobras que Del Nido está haciendo desde la cárcel ya acarrean un serio perjuicio, pues compromete la estabilidad accionarial del club y da constancia de que la falta de unión es un hecho.

José Castro decía ayer «Ahora me merezco que haya unión, porque es siempre lo que he promovido en el Sevilla». Yo también creo que se lo merece y que, además, es de justicia.

Cuando Del Nido dejó la Presidencia, no me gustaron sus formas, ya que utilizó las instalaciones del Sevilla para su despedida. Pero consideré que se iba uno de los mejores Presidentes que ha tenido el Sevilla en su historia. Ahora, sin embargo, lo considero una amenaza para el club, pues puede poner en peligro la estabilidad accionarial y la ejemplar trayectoria que está llevando el Sevilla FC en los últimos años, a todos los niveles. Entiendo que, con su actitud, Del Nido mira más por su propio bien que por el del Sevilla. Y eso, desde luego, no es ser sevillista.

Si el Sevilla estuviera mal dirigido, como lo estaba, por ejemplo, en la época de José María González de Caldas, se entendería. Pero, afortunadamente, no es el caso.  A mi modo de ver, no es que Castro lo esté haciendo bien. Es que lo está haciendo muy bien.

Para mí Del Nido ya es pasado. Y si se sale con la suya y finalmente controlara una gran parte de las acciones, tiene que saber que el Sevillismo no va a pemitir su vuelta. Estoy seguro de que, si fuera necesario, se movilizará hasta la última acción con tal de que Del Nido, o sus afines, hagan y deshagan a su antojo. Hasta ahí podíamos llegar.

Manchester City – Sevilla FC. Que no se repita el esperpento de Turín

No quiero ni pensar que hoy vuelva a repetirse lo que ya vimos en Turín. Desgraciadamente, aquel día el equipo saltó al campo derrotado, sin ánimo de competir, con una mentalidad que dista muchísimo de la que es necesaria para ganar títulos y logros deportivos. Sólo perdimos 2-0 porque la Juventus nos tenía mucho respeto, porque, si no, nos habría caído una goleada de escándalo.

Espero y confío en que hoy veremos en el Etihad Stadium un espectáculo bastante distinto. Pero, para ello, es necesario creer que se puede ganar. Es evidente que el City tiene una grandísima plantilla. No puede ser de otra forma, ya que todos los años se gastan una barbaridad de millones de euros en fichajes de relumbrón. Para este curso, «sólo» han invertido 200 millones, habiendo incorporado al internacional belga Kevin de Bruyne, del Wolfsburgo, por 75 millones, a Raheem Sterling (68 millones) y al argentino Nicolás Otamendi (45 millones), entre otros. Es decir, han fichado mucho y bien, lo que les ha servido para ser los actuales líderes de la Premier League.

Obviamente, es dificilísimo ganar o empatar ante un equipo así, pero, si se cree, es posible. Para ello, lógicamente, hay que hacer un partido prácticamente perfecto y tener algo de fortuna.

El Etihad Stadium es un escenario para disfrutar, para lucirse, y no para salir con miedo. Personalmente, prefiero perder 4-0 porque se haya ido a por el partido pero hayamos perdido porque el City es un magnífico equipo, antes que perder 2-0 porque hayamos salido con más miedo que once viejas y ni siquiera lo hayamos intentado.

A Emery y a los jugadores sólo les pido un poquito de dignidad, de ambición y de espíritu de campeón. Con eso me conformo.

Eibar 1 – Sevilla FC 1. Otro partido igual

Tengo la sensación de que el partido de ayer contra el Eibar ya lo he vivido antes. De nuevo, un partido donde tiramos la primera parte y, de nuevo, otro partido donde las decisiones arbitrales han tenido nefastas consecuencias contra el Sevilla.

Parece que Emery sigue sin dar con la famosa tecla. Pienso que tiene mucho que ver en las numerosas alternativas que tiene Emery a su disposición. Entre las lesiones, entre que tiene mucho donde elegir, y entre que hay muchos jugadores nuevos, nuestro entrenador no acaba de dar con esa alineación ideal, con esa alineación que logre el deseado equilibrio entre lo ofensivo y lo defensivo. Por ejemplo, sigue sin encontrar una ubicación para Nzonzi donde rinda, porque ahora mismo el francés está totalmente perdido. No estaría mal que algún día probara a adelantarlo un poco.

También importa, y mucho, que este año estemos jugando Champions. Si estuviéramos jugando Europa League, Emery podría rotar en esos primeros partidos de la fase de grupos, como ya hizo la temporada pasada.

Ayer sólo nos llevamos un punto, que supo a poco, pero que, si analizamos bien el partido, puede darse por bueno. Y es que volvimos a tener importantes errores en defensa, estuvimos poco efectivos en ataque, perdonando ocasiones muy claras de gol, y, por si fuera poco, el trío arbitral fue un importante obstáculo, hasta el punto de que, de haber sido un arbitraje medio normal, seguramente nos habríamos llevado los tres puntos.

Lo de los árbitros esta temporada es para analizarlo. Raro es el partido donde no nos castigan con severidad. La acción más decisiva de ayer fue un clarísimo penalti a Konoplyanka. Tan claro que no me creo que el árbitro, ni ninguno de sus linieres, lo viera. Además, habría provocado la expulsión de Ramis. Pero no me refiero sólo a acciones puntuales, sino al distinto rasero a la hora de señalar faltas y mostrar tarjetas.

Pero dejando atrás el desesperante tema arbitral, que parece que no tendrá solución hasta el que se use la tecnología, también pudo haberse dedicido el encuentro si Emery hubiera reaccionado antes, pues el partido cambió, sobre todo, con la entrada de Banega y del infrautilizado Konoplyanka.

Parece que el viento ha cambiado, porque, si no, el partido de ayer se habría perdido. Pero necesitamos puntuar de tres en tres, de manera que el próximo partido, ante el Getafe, vuelve a ser vital.

Otro 14 de octubre. 110 años de oficialización

Hoy los sevillistas celebramos que hace, nada más y nada menos, 110 años se oficializó el Sevilla FC, como bien se recoge en la web del club. Es decir, no se celebra su fundación, que, como bien ha dejado claro el equipo de historiadores del club, data de enero de 1890. Lo que no sé es por qué motivo no se celebraron los 125 años de vida sevillista el pasado enero. Se perdió una ocasión única para festejarlo por todo lo alto.

Quizás, el que desde los medios oficiales se hable ya de «oficialización» y no de «fundación», sea el primer paso para que se reconozca el año de 1890 como año de fundación.

En cualquier caso, considero que sólo es cuestión de tiempo el que se haga así, puesto que la historia es la que es. No se puede cambiar, y mucho menos si hay pruebas documentales, como es el caso. Si no lo hace el Consejo de Administración actual, será otro.

 

 

Sevilla FC 2 – Barcelona 1. Cambió la actitud, la suerte y, por supuesto, el resultado

Vaya diferencia del Sevilla de ayer al que se enfrentó a la Juventus. No tienen nada que ver. El de Turín saltó al césped derrotado y el que venció al Barcelona iba a muerte a cada balón, se anticipaba, defendía con orden, con todas sus líneas, presionaba… en definitiva jugaba al fútbol. De uno nos avergonzábamos hace unos días y del otro nos enorgullecemos.

Ese cambio de actitud fue determinante a la hora de llevarnos los tres puntos. De esa forma, ganaremos muchos partidos y volveremos a estar en los puestos de arriba aspirando a todo. Si por el contrario, volvemos a ver al Sevilla que se arrastró en la Champions, no vamos a llegar a ningún sitio.

También cambió algo que en fútbol es fundamental: la suerte. Ya dije en anteriores posts que algún día cambiaría. No siempre todo nos iba a salir mal. Estaba claro que habría partidos donde el rival sería el que daría en palo y que no siempre fallaríamos todas nuestras ocasiones de gol. Y eso es lo que ocurrió ayer. El Barcelona, que yo recuerde, se encontró hasta en cuatro ocasiones con los postes.

Lo que no cambió fue el árbitro. De nuevo nos volvió a perjudicar gravemente, aunque sin consecuencias. En esta ocasión, no hay duda de que Gil Manzano lo hizo con mala fe. No sólo por el doble rasero –habitual contra los grandes– que mostró a la hora de sacar las tarjetas y señalar las faltas, sino por el penalti que dio lugar al 2-1. Ese penalti no lo habría señalado jamás en el área del Barcelona. Trémoulinas habría tenido unos reflejos increíbles para haberle dado al balón con la mano, dada la cercanía y la fuerza con que iba el balón. Además, yo creo que el disparo, por su trayectoria, ni siquiera iba dirigido entre los tres palos. Con lo cual, no hay motivos para señalar penalti. Puede incluso que la mano no fuera dentro del área. A Gil Manzano le dio igual. No dudó en ningún momento.

El arbitraje de Gil Manzano llegó a ser tan lamentable que me recordó al robo de hace unos años, perpetrado por Mateu Lahoz. El Sevilla ganaba con claridad al Barcelona, hasta que el árbitro valenciano le dio por hacer de las suyas y él solito le dio la vuelta al marcador. Perdimos 2-3 en el descuento, en el mayor robo que yo he comtemplado en un campo de fútbol, hasta el punto de que no creo que vuelva a ver en mi vida algo así.

También tuvimos suerte con que nos visitara un Barcelona mermado. Ya sé que nosotros teníamos 7 bajas importantes y ellos sólo 5, pero todos sabemos que el partido con Iniesta y Messi habría sido muy distinto. Esos jugadores marcan la diferencia entre un Barcelona que parece de otro mundo y otro que parece terrenal.

Me gustó mucho el partido de Krohn-Dehli, Gameiro y Sergio Rico. El canterano hizo muy buenas paradas y fue decisivo. También hicieron un gran partido los centrales. No puede ser de otra forma si delanteros de la talla de Neymar y Luis Suárez se quedan sin marcar. Bueno, Neymar sí marcó, pero fue por regalo arbitral, no por error defensivo.

Tres puntos y alegrón que ya nos merecíamos. Con dos victorias seguidas ya se ven las cosas de otra forma. Y sobre todo, por el cambio de actitud, que es lo más importante. Porque calidad ya sabemos todos que hay. No sé si para estar en Champions, pero, desde luego, no para estar en la parte baja de la tabla.

 

Juventus 2 – Sevilla FC 0. Buffon no se ensució los guantes

Penosa imagen la que ofreció ayer nuestro equipo en Turín, una ciudad que nos trae muy buenos recuerdos, pues allí ganamos una Europa League. Yo aproveché para hacer turismo, y por lo que se vio ayer, el Sevilla también, porque de jugar, nada de nada.

Para ganar un partido, es totalmente imprescindible creer que se puede ganar, y el Sevilla dejó claro desde el minuto uno que no tenía fe en la victoria. Se veía en la actitud de los jugadores, en la de Emery, en el planteamiento del partido… No se puede tener menos alma, menos ambición, menos pundonor, menos capacidad de sacrificio. Parecían que jugaban con desgana. Para colmo, no eran capaces ni de dar tres pases seguidos. No es que los jugadores de la Juventus se mataran a correr y a presionar. Más bien al contrario, bastaba con una leve presión para recuperar el balón. Y si no presionaban, sólo tenían que esperar a que se lo ragaláramos.

Los goles, como siempre, fueron más que evitables. El primero nunca debió subir al marcador si el Sevilla hubiera tenido una defensa y un portero medio en condiciones. El centro de Cuadrado no fue ni bueno, pero Morata remató con suma facilidad en una zona que tendría que estar bien asegurada por nuestros centrales. Sergio Rico ni salió, ni se estiró. Fue un espectador más. Los comentaristas del canal ESPN, donde vi el partido, en un alarde de ingeniosidad, dijeron que «Rico estuvo pobre», para más tarde referirse a él, en varias ocasiones, como «el pobre de Rico».

Ni siquiera el verse por detrás en el marcador sirvió para ver un cambio de actitud. El Sevilla seguía agazapado atrás, sin orden, sin contundencia, sin la más mínima agresividad. A la Juventus, como buen equipo italiano, lo único que le importaba era el resultado y no arriesgaba la posesión, pese a aburrir a sus aficionados, que protestaban inútilmente. No obstante, aunque la Juve parecía conformarse con una victoria por la mínima, Zaza sólo tuvo que hacer una rápida combinación con un par de compañeros para, sin mucho esfuerzo, romper nuestra defensa por el centro y conseguir el definitivo 2-0.

El resultado puede ser hasta bueno para lograr la tercera plaza, que es a lo único a lo que podemos aspirar, visto lo visto. Con ese fin, nos vino de lujo la victoria en el descuento del Manchester City en Alemania, de penalti.

Con vistas al partido con el Barcelona del sábado, los jugadores estarán frescos, porque seguramente ni llegaron a sudar la camiseta. Como hagan lo mismo el sábado, el Barcelona puede acabar con los números en el marcador, aunque tenga las importantes bajas de Messi e Iniesta.

Para finalizar la retransmisión del partido, los comentaristas volvieron a hacer gala de su agudeza, apostillando en su resumen que «Buffon no se ensució los guantes». Y para nuestra desgracia, y para nuestra vergüenza, esa frase, además de hacer honor a la verdad, resume perfectamente el lamentable partido que hizo el Sevilla FC.