Preocupante falta de ambición

Lo que más me molestó del partido contra el Levante, no fue el resultado –que también–, sino la falta de ambición que mostró el Sevilla. Se puso el partido de cara con el magnífico gol de Nzonzi, y en lugar de ir a buscar el 0-2, el equipo se dejó ir, dándole vida a un Levante que demostró tener muy poquito para hacer daño al Sevilla. Pero, claro, si al equipo que tienes enfrente, por muy malo que sea, no lo rematas, puede pasar lo que, de hecho, pasó: que, prácticamente en la primera y única ocasión, te empatan el partido.

El gol fue un mazazo, porque además fue bastante evitable. Era un disparo escorado y Beto sólo alcanzó a rozar el balón, con la mala suerte de que quedó muerto en línea de gol tras rebotar en el larguero.

De ahí hasta el final, un fúbol bastante simple por parte de los dos equipos, careciendo el Sevilla de la capacidad de reacción de la que hizo gala en la pasada temporada.

Igualmente, echo en falta el acierto que se tenía en jugadas de estrategia. También parece que se ha esfumado esa faceta del juego, a pesar de tener en la plantilla más lanzadores que nunca y jugadores que van bien por arriba.

A pesar del mal partido del Sevilla, se pudo ganar perfectamente, ya que se crearon ocasiones para ello. A mi modo de ver, hubo tres jugadas claves, en la que ninguna salimos favorecidos: cuando Vitolo, tras una gran jugada personal, la tiró al portero, pudiendo haber logrado el 0-2; el fallo de Beto en el gol encajado, y, finalmente, el grave error del árbitro, Iglesias Villanueva –no me gusta nada este árbitro–, que no señaló las manos clarísimas de Juanfran dentro del área. Habría supuesto penalti y expulsión. Es el segundo partido consecutivo donde los árbitros perdonan una expulsión a nuestros rivales. Tampoco estamos teniendo suerte en ese sentido.

También hubo tiempo para un detalle de falta de concentración. Pocas veces se ve una falta de saque de banda porque un jugador se meta en el terreno de juego al sacar. Pues eso le pasó a Trémoulinas.

Es cierto que todavía queda mucho, muchísimo, pero mal vamos si no somos capaces de ganar ante equipos tan débiles como el Málaga y el Levante. Pero lo que más me preocupa no son los resultados, sino lo que he comentado en este post: falta de ambición, de concentración y de acierto de cara a gol. Si a eso le añadimos malos arbitrajes, nos sale como resultado unos paupérrimos dos puntos, de nueve posibles.

El martes Champions. A ver si es posible que, por fin, veamos nuestra primera victoria.

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