No se puede decir que el Sevilla haya tenido suerte en el sorteo, ya que, para clasificarse para la fase de eliminatorias, tendrá que superar a dos mastodontes económicos y, por tanto, deportivos, como son la Juventus y el Manchester City. También es verdad que pudo ser peor, pues nos podría haber tocado el Wolfsburgo.
El sorteo fue benévolo con los restantes equipos españoles, especialmente con Atlético de Madrid y Valencia, cuyos grupos son un verdadero regalo. Muy mal lo tendrían que hacer para no pasar a la siguiente fase.
En cualquier caso, como dice Monchi, de nada sirve lamentarse, por varios motivos:
1º.- Lamentarse no sirve absolutamente para nada. Hay que creer en nuestro potencial, confirar en la fortaleza de nuestro estadio y ser ambiciosos.
2º.- Estamos en Champions. Si nos quejamos porque nos han tocado rivales fuertes, para eso mejor nos quedamos en la Europa League, donde seríamos uno de los principales favoritos. Además, si quedamos terceros de Grupo –a priori, lo más probable–, iríamos a disputar la Europa League.
Y 3º.- Es cierto que los rivales tienen un gran potencial, pero no es menos cierto que el Sevilla también lo tiene. Es una lástima que el Sevilla tenga su punto débil en la defensa, porque será fundamental defender muy bien para hacer algo serio en una competición tan exigente. Pero si el Sevilla llega en un buen nivel, puede ganar perfectamente a cualquier equipo del mundo, especialmente en nuestro estadio, que deberá ser una caldera.
Será un gran espectáculo jugar contra Juventus y Manchester City. Hay que disfrutarlo al máximo, y para ello no vendría mal, ahora que aún se está a tiempo, intentar solucionar, en la medida de lo posible, las deficiencias que tiene la plantilla. Los errores se pagan caros, pero en Champions aún más.