Todavía no nos hemos recuperado de la sanción anterior, de cierre de cuatro partidos de la grada de gol norte, con la indignación rebosando en cada sevillista, y yo diría que de cualquier aficionado al que le guste el fútbol, nos llega otra propuesta de sanción-disparate, que en esta ocasión es de cierre parcial de ocho partidos o de cierre total de cuatro partidos. Esta nueva tropelía puede calificarse de muchas maneras: pitorreo, cachondeo, de poca vergüenza… pero, sobre todo, es una falta de respeto enorme, hacia el club y hacia sus aficionados.
Lo primero que hice cuando me enteré de la propuesta de sanción fue entrar en la página web del club para ver la reacción de nuestros dirigentes, y, la verdad, no pudo ser más decepcionante, puesto que se limitaron a publicar este breve comunicado. Sin embargo, el comunicado que publicó la Federación de Peñas Sevillistas, a raíz de la primera sanción, y al que se remite su Presidente, Ramón Somalo, al conocer la nueva propuesta de sanción, fue mucho más contundente y directo que la del propio club.
En mi opinión, ha llegado el momento de poner pie en pared, de oponerse clara y rotundamente a esta nueva afrenta de ayer. Sé que el club va a seguir en su línea de no alzar la voz, de mandar inútiles cartas que acaban en la papelera, de llamaditas de teléfonos que entran por un oído y salen por el otro, pero lo que pide el cuerpo es, directamente, sin más dilación, poner el asunto en manos de un buen abogado, a quien, seguramente, se le haría la boca agua ante una sentencia que lo reúne todo para no tomársela en serio: desproporcionalidad, injusticia… incluso prevaricación, puesto que yo creo que los mismos miembros del Comité de Competición serán conscientes de que la sanción no es justa, sobre todo teniendo en cuenta que se sanciona un hecho que ocurre en todos los estadios.
Y si el club no se atreve a ir a la justicia ordinaria, por miedo a sanciones o las más que probables represalias, como las que sufrimos en el pasado, pues siempre queda la opción, que quizás sea la más sensata, de que seamos nosotros, los aficionados, los que nos unamos y denunciemos esta nueva injusticia. Porque al final, los que vamos a pagar la incompetencia del Comité de Competición vamos a ser los aficionados y los abonados, tanto los que estamos ahora como los que están por llegar, ya que la sanción es tan absurda y ridícula que afectará a los nuevos abonados.
Decía Rousseau que «siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas». Y yo no puedo estar más de acuerdo con él. Que nos tengan respeto, dentro y fuera del terreno de juego, es muy importante, fundamental, para el crecimiento del Sevilla FC.
Hay quien piensa que el respeto es un derecho innato. Sin embargo, otros creen que hay que saber ganárselo. En el caso del Sevilla, está claro que hay que ganárselo, porque las dos sanciones son claros ejemplos que nos han perdido el respeto. Y ya está tardando el club en dar el primer paso para ganar ese respeto perdido. Y ese primer paso tiene que ser con toda la firmeza del mundo y con todo el respaldo de la afición. Pero esto no puede continuar así. De verdad que no.
Alberto, todo este asunto tiene un olor a podredumbre, a corrupción, a prevaricación que apesta una enormidad.
Pienso que el Club está callado porque tiene miedo a las consecuencias. A las represalias.Todo está podrido.
La sanción es para que el fútbol entero se levante en armas, incluidos los medios de comunicación TODOS. Porque es IMPOSIBLE mayor injusticia…pero todos callados como p….
No quiero seguir escribiendo de esta forma. La indignación que siento es brutal; y la impotencia, sin límites..
Un abrazo
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Pues precisamente por eso no podemos quedarnos parados, sin hacer nada. La injusticia lleva a la indignación y a la violencia. Al final, si el club no lleva el asunto a la justicia ordinaria, estoy seguro de que lo harán los aficionados.
Un saludo y relájate, que seguro que esto al final queda en nada.
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Pitemos al Rey y al Himno y vereis como nos respetan. España es un país corrupto; la Federación, la LFP y demás se mueven por codicia o por miedo. Si no pdemos untarlos, acojonemosles.
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