Todo el mundo da como favorito al Sevilla FC en la final de mañana. Y es lógico, porque lo es. Sería absurdo negarlo, después de haber conseguido ser campeón en tres ediciones de la Europa League y de haber quedado quinto, aunque muy cerca del tercero y cuarto, en una de las ligas más potentes de Europa.
Pero el ser favorito no indica absolutamente nada. Sólo servirá para las casas de apuestas, pero mal haría el Sevilla en creerse superior al Dnipro, en creerse que va a ganar sólo con la camiseta, pues sólo si el Sevilla se esfuerza al máximo logrará superar al equipo ucraniano, que afrontrá la final cargado de ilusión y con un buen puñado de jugadores internacionales, con experiencia y calidad en sus filas. Entre ellos destaca sobremanera Konoplianka. No le he visto jugar, pero me he quedado impresionado al ver un corto vídeo sobre él. Me parece un jugador muy técnico, rápido y difícil de parar. El conseguir anular a este jugador será muy importante para ser campeones de nuevo.
De cualquier forma, tengo la misma sensación que el año pasado. Cuando el Benfica eliminó a la Juventus, pensé que el equipo italiano habría sido un rival más duro en la final. Y ahora pienso lo mismo. Aun siendo consciente de que no será fácil vencer al Dnipro, lo prefería antes que al Nápoles. Dicen los que vieron el enfrentamiento entre estos dos equipos, que el Dnipro tuvo mucha suerte. Si eso es cierto, entonces eso hace mucho más peligroso a los ucranianos, porque con la Diosa Fortuna de tu lado siempre es más fácil conseguir los objetivos.
Llevo ya varios días con el nervioneo en el estómago, y para esta final será aún peor, porque será la primera a la que no pueda asistir. Tendré que verlo por televisión, y eso me pone mucho más nervioso. Lo que peor llevo es escucharlo por la radio, pero también lo llevo mal el verlo por televisión, porque, además, de tener que aguantar las ridículas observaciones de los comentaristas –si se quita el sonido, también se pierde el sonido ambiente–, la pequeña pantalla no permite seguir los movimientos tácticos de los equipos, que es una de las cosas que más me gusta ver en un partido.
Espero una final muy complicada, donde el Sevilla deberá llevar el peso del partido y estar muy atento para no ser sorprendido al contragolpe o a balón parado. Y por supuesto, deberá correr más que el rival, como si les fuera la vida en cada balón. Sería un gravísimo error menospreciar al Dnipro. Estoy seguro de que Emery no lo permitirá y sabrá concienciar a los jugadores, si es que no lo están ya.
Y también espero, cómo no, que se traigan la copa para Sevilla. Y si no puede ser, agradecerles a esos magníficos jugadores que conforman el Sevilla FC que me hagan vivir partidos como el de mañana, que están marcados con letras de otro en el calendario futbolístico mundial.
Por último, felicitar a nuestros dos nuevos internacionales: Aleix Vidal y Sergio Rico. Vitolo también repite. Me pregunto para cuándo le llegará el turno a Iborra, que también está haciendo méritos para ello.