Sevilla-Fiorentina. Hagamos tanto ruido que se oiga hasta el día siguiente

Decía Sid Lowe, en su crónica del Sevilla-Real Madrid para The Guardian, que en el Ramón Sánchez-Pizjuán el ruido es tan alto que aún se puede oír al día siguiente. Es un poco exagerado, pero es una buena forma de expresar la caldera en la que se convierte nuestro estadio en las grandes citas. También decía que el himno del Sevilla es el mejor del país. Y ahí no exagera en absoluto, porque está claro que El Arrebato se lució e hizo una obra de arte que es reconocida ya en todo el mundo.

El ambiente y la presión del público será nuestra mejor baza, aunque, incomprensiblemente, no habrá lleno en las gradas. Entiendo que la emisión en abierto por TV quita mucho público, pero una semifinal europea no se da todos los días. Es algo que merece la pena vivir. Y no me vale que el precio de las entradas es alto, porque, hoy en día, te tomas dos cervezas y dos tapas en un bar y te sale más o menos por lo mismo que la entrada.

Desde luego, no será nada fácil llegar a la final de Varsovia. Si lo hacemos, no se podrá decir que fue un camino de rosas: Borussia, Villarreal, Zenit y ahora la Fiorentina, que, como todo equipo italiano, será un hueso duro de roer.

El potencial de la Fiorentina es evidente. Es un equipo con experiencia y repleto de jugadores ya conocidos, como Borja Valero, Mati Fernández o Joaquín. También aportan calidad y experiencia Pizarro, Vargas, Gilardino y, sobre todo, Mario Gómez. El hispano-alemán, en mi opinión, es el jugador de más calidad y nuestra principal amenaza. Me preocupa que no sepamos capaces de pararle en los balones aéreos, donde ya mostramos una gran debilidad contra el Madrid. Pienso que es una de las consecuencias lógicas de la ausencia de Nico Pareja. Pero eso ya no tiene solución. Así que habrá que estar atentos y cometer los menos errores posibles, porque está claro que la Fiorentina no los perdonará.

Será vital tener mucha paciencia y no precipitarse. Hay que tener en cuenta, en todo momento, para lo bueno y para lo malo, que habrá un partido de vuelta.

Dicen que la Fiorentina no hace el típico juego italiano, pero lo cierto es que ya se está hablando de que podrían jugar con cinco defensas, renunciando a su habitual estilo de juego.

El objetivo es ir a Florencia con ventaja, aunque sea mínima, como ante el Zenit, porque con casi toda seguridad, la eliminatoria se decidirá en Italia.

Partido grande, partido que hay que disfrutar y, por supuesto, ganar.

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