Borussia Mönchengladbach 2- Sevilla FC 3. Clasificados, pese a jugar con fuego

Tengo que admitir que, cuando me enteré ayer de que Nico Pareja era baja, creía firmemente que el Sevilla sucumbiría ante el Borussia. Él y Carriço son nuestros mejores centrales, con bastante diferencia con Kolo y Arribas, y creía que el no tener de nuestra parte a la calidad y experiencia de Pareja sería decisivo en un partido donde se esperaba que nuestra área sería bombardeada sin descanso.

El tempranero gol de Bacca –que en realidad fue en propia puerta, pero no habría tenido lugar sin el acoso del colombiano—me hizo creer de nuevo en la posibilidad de pasar la eliminatoria, pero después de la media hora de juego, con empate a dos en el marcador, lo volví a ver todo negro. Y es que el Sevilla apostaba por una táctica arriesgadísima: defender muy atrás y ceder prácticamente el centro del campo al rival. Con lo cual, el Borussia llegaba sin problemas a la frontal del área, pudiendo lograr en varias ocasiones el ponerse por delante en el marcador. La defensa mostraba una falta de contundencia alarmante y seguía agazapada demasiado atrás. El Borussia estuvo realmente cerca de ponernos en apuros, pues tiró en dos ocasiones a la madera y, por suerte, el árbitro no vio un clarísimo penalti de Carriço, por manos involuntarias pero que pudieron evitar un gol. Esa jugada pudo cambiar el partido, pero quedó en nada, posiblemente porque la nube de jugadores impidó ver a los árbitros la mano de Carriço.

También es cierto que el Sevilla pudo sentenciar el partido antes, pues en ataque estuvimos bastante bien. Bacca, Vidal y, ya en el último suspiro, Gameiro, erraron en un mano a mano contra el portero, e Iborra también cabeceó al larguero.

Por la inseguridad que me transmitía nuestra defensa, no descansé tranquilo hasta que Vitolo consiguió el tercer gol, tras gran pase de Gameiro. Por cierto, el francés se buscó una estúpida tarjeta por perder tiempo en el descuento.

Me gustó mucho el partido que hicieron Aleix Vidal, Iborra y, sobre todo, Vitolo, con sus dos golazos y su verticalidad.

Victoria importantísima ante un rival muy fuerte, al que matamos con sus propias armas: el contragolpe. Es cierto que tuvimos suerte con los palos, con que el árbitro no viera el penalti y con la absurda expulsión de Xhaka –aunque debió ser expulsado antes–, pero bienvenida sea la Diosa Fortuna, porque con ella de nuestro lado seremos invencibles, y si nos da la espalda, no tendremos nada que hacer.

Ahora a esperar nuevo rival. No me gustaría un equipo italiano. La perita en dulce será el Brujas.

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