El Getafe fue justo vencedor, porque se desenvolvió mejor en el patatal del Alfonso Pérez y porque puso toda la actitud y garra que le faltó al Sevilla. No se puede saltar a un terreno de juego con esa parsimonia y con esa falta de ambición e intensidad.
Experimentos de Emery aparte, el Getafe nos superó con claridad en la primera media hora de juego, donde logró bombardear nuestra área a base de saques de esquina e internadas por la banda. En una de ellas llegó el absurdo penalti de Diogo.
El partido que hizo el Sevilla, en líneas generales, fue horrible: falta de calidad para crear juego –aunque costara un mundo por el estado del terreno de juego, el Getafe lo hizo mucho mejor que nosotros en ese sentido–, falta de orden, de concentración, intensidad, pérdidas de balones en zonas muy peligrosas… Sólo se salva el golazo de Krychowiak y poco más.
Desde mi punto de vista, la derrota sólo sirvió para dejar algunas cosas meridianamente claras sobre algunos jugadores de este Sevilla de Emery:
Iborra. Es evidente que no tiene gol como para jugar tan adelantado. En los últimos tres partidos ha errado cinco ocasiones de gol de las que no se pueden fallar nunca. Algunas de ellas tan claras que era más fácil colarla entre los tres palos que fallar.
Carriço. Ahora mismo es fundamental en defensa. Eché mucho en falta su agresividad y experiencia. Los otros centrales, Arribas y Kolo –si contamos a Kolo como central–, están a años luz de él.
Bacca. Está en un estado de forma tan lamentable que podría decirse que jugamos con un jugador menos. No hizo absolutamente nada.
Diogo. Jugadas como la del penalti le delatan. Falta de cabeza y calidad. No tiene nivel, por ahora, para formar parte de un Sevilla que aspire a Champions. Para ello, tendría que mejorar mucho, tanto en ataque como en defensa. Urge fichar en verano, de una vez por todas, un lateral de garantías.
Coke. Podría decir lo mismo de él que de Diogo. Y si juega en el centro del campo, su rendimiento baja, aunque ahí ya no es culpa de él, sino de el que lo pone.
Sergio Rico. Tuvo dos buenas intervenciones que salvaron goles, sobre todo la que paró a Álvaro Vázquez –a raíz de un error garrafal de Kolo–, cuando éste además tenía a un compañero solo justo al lado. Sin embargo, quedará en la memoria de los aficionados el fallo que cometió en el 2-1. Tiene que corregir la manía que tiene de desviar balones hacia el área, en lugar de hacerlo a córner. No es la primera vez que lo hace, ni mucho menos.
Kolodziejczak. Volvió a demostrar que no es central. Sólo así se entiende su error, regalando el balón en bandeja a Álavaro Vázquez. La jugada no acabó en expulsión de Kolo, o en gol, de milagro. O más bien, gracias a Sergio Rico y a la poca generosidad del jugador del Getafe.
En resumen, el Sevilla cayó en Getafe por falta de intensidad y de calidad. Y porque se notan una barbaridad la plaga de bajas en el rendimiento del equipo, como no puede ser de otra manera. Si no fuimos goleados fue porque el Getafe no es nada del otro mundo, pero no podemos pretender puntuar haciendo tantísimos regalos en defensa y en el centro del campo. El Getafe sólo tuvo que aprovechar dos de ellos para llevarse el gato al agua.