Archivo mensual: febrero 2015

Villarreal- Sevilla en Europa League. Eliminatoria igualadísima

A priori, no puede haber más igualdad. Sólo hay que echar un vistazo a la tabla clasificatoria de la liga para convencerse de ello.

El rival es durísimo, porque tiene muy buenos jugadores y está rindiendo a gran nivel, pero, dentro de lo que cabe, se podría decir que hemos tenido suerte. En competición europea no me gustan los enfrentamientos contra equipos españoles, pero hemos evitado a verdaderos cocos, como la Roma, Wolfsburg, Inter de Milán, Fiorentina, Nápoles, Everton… y a los equipos rusos, que conlleva un viaje largo y, posiblemente, con mucho frío.

Lo ideal habría sido un emparejamiento con el Brujas, Ajax o Besiktas, que también son buenos conjuntos, pero perfectamente eliminables.

El primer partido será en Villarreal y el de vuelta en el Ramón Sánchez Pizjuán. Lo prefiero así, pues posiblemente, salvo desastre, se decidirá la eliminatoria en nuestro estadio.

Borussia Mönchengladbach 2- Sevilla FC 3. Clasificados, pese a jugar con fuego

Tengo que admitir que, cuando me enteré ayer de que Nico Pareja era baja, creía firmemente que el Sevilla sucumbiría ante el Borussia. Él y Carriço son nuestros mejores centrales, con bastante diferencia con Kolo y Arribas, y creía que el no tener de nuestra parte a la calidad y experiencia de Pareja sería decisivo en un partido donde se esperaba que nuestra área sería bombardeada sin descanso.

El tempranero gol de Bacca –que en realidad fue en propia puerta, pero no habría tenido lugar sin el acoso del colombiano—me hizo creer de nuevo en la posibilidad de pasar la eliminatoria, pero después de la media hora de juego, con empate a dos en el marcador, lo volví a ver todo negro. Y es que el Sevilla apostaba por una táctica arriesgadísima: defender muy atrás y ceder prácticamente el centro del campo al rival. Con lo cual, el Borussia llegaba sin problemas a la frontal del área, pudiendo lograr en varias ocasiones el ponerse por delante en el marcador. La defensa mostraba una falta de contundencia alarmante y seguía agazapada demasiado atrás. El Borussia estuvo realmente cerca de ponernos en apuros, pues tiró en dos ocasiones a la madera y, por suerte, el árbitro no vio un clarísimo penalti de Carriço, por manos involuntarias pero que pudieron evitar un gol. Esa jugada pudo cambiar el partido, pero quedó en nada, posiblemente porque la nube de jugadores impidó ver a los árbitros la mano de Carriço.

También es cierto que el Sevilla pudo sentenciar el partido antes, pues en ataque estuvimos bastante bien. Bacca, Vidal y, ya en el último suspiro, Gameiro, erraron en un mano a mano contra el portero, e Iborra también cabeceó al larguero.

Por la inseguridad que me transmitía nuestra defensa, no descansé tranquilo hasta que Vitolo consiguió el tercer gol, tras gran pase de Gameiro. Por cierto, el francés se buscó una estúpida tarjeta por perder tiempo en el descuento.

Me gustó mucho el partido que hicieron Aleix Vidal, Iborra y, sobre todo, Vitolo, con sus dos golazos y su verticalidad.

Victoria importantísima ante un rival muy fuerte, al que matamos con sus propias armas: el contragolpe. Es cierto que tuvimos suerte con los palos, con que el árbitro no viera el penalti y con la absurda expulsión de Xhaka –aunque debió ser expulsado antes–, pero bienvenida sea la Diosa Fortuna, porque con ella de nuestro lado seremos invencibles, y si nos da la espalda, no tendremos nada que hacer.

Ahora a esperar nuevo rival. No me gustaría un equipo italiano. La perita en dulce será el Brujas.

Borussia M. – Sevilla FC. A por el partido, y sin inventos

Quedan pocas horas para el decisivo encuentro en el Borussia Park, el cual nos dará impulso para seguir adelante, o nos hará frenar en seco en esta competición que tan buenos recuerdos nos trae y tantos éxitos nos ha dado.

Es obvio que el partido será muy complicado, tanto por la calidad del rival como por el ambiente que se espera. Por ello, creo que la única manera de pasar la eliminatoria es ir a por el partido, desde el principio, sin echar cuenta de la pobre renta que llevamos y con la idea fija de que será necesario conseguir, al menos, un gol.

Por supuesto, espero que Emery se deje de inventos y probaturas raras, como el trivote. Pienso que lo más sensato sería utilizar el sistema que mejores resultados nos ha dado: el 4-5-1, con un solo delantero. Sería también la mejor opción para jugar al contragolpe. Porque es cierto que el Borussia ataca mucho y bien, pero también lo es que, en la ida, le pudimos montar algunos contragolpes peligrosos.

Si no hay sorpresas de última hora, podremos alinear un equipo competitivo, y no como el que saltó al terreno de juego en Anoeta, que presentaba una falta de calidad y experiencia alarmante en el centro de la defensa y en la zona media. Confío en que Emery se decante por los mejores, que a estas alturas ya sabemos todos quiénes son.

Si las cosas se ponen feas, será fundamental no perder los nervios, ni el orden, porque entonces sí que estaremos perdidos. La experiencia es un grado en este tipo de encuentros, con lo cual espero que los jugadores jóvenes, como Sergio Rico, Denis Suárez o Deulofeu –creo que sólo el primero será titular– estén a la altura y no les pueda la presión.

Lo decía Iborra al finalizar el partido de ida, avisando de que el partido de hoy será un partido para hombres, donde habrá que rendir a gran altura, tanto individual como colectivamente, para pasar la eliminatoria. Sólo así tendremos opciones.

Ojalá que nos clasifiquemos sin necesidad de ir a la prórroga, porque un esfuerzo extra sería la puntilla para el importante encuentro ante el Atlético de Madrid, que será a las 12 h. del domingo, con apenas poco más de dos días de recuperación, cuando los jugadores colchoneros tendrán un día más de descanso. Yo creo que el horario está puesto con toda la mala idea del mundo, porque, si no, no se entiende. Pero también es verdad que esta desigualdad, esta falta de respeto que se ha tenido con el Sevilla a la hora de fijar el horario, se puede considerar hasta normal en una liga tan decadente como la española.

R. Sociedad 4 – Sevilla FC 3. Una defensa de chiste nos condena en Anoeta

El Sevilla volvió a repetir lo mismo que hizo en Getafe. No se puede pretender ganar un partido regalando goles a tu rival. Y no es una exageración, es que la Real Sociedad sólo tuvo que aprovechar cuatro de los regalos que les hicimos para llevarse los tres puntos en juego.

Sí hay una diferencia fundamental con el partido de Getafe, y es que en esta ocasión el Sevilla sí fue muy superior a la Real Sociedad. Con una defensa en condiciones, el partido de hoy habría sido un paseo.

Si hay que buscar un culpable, el más señalado es, sin duda, Arribas, y después Emery, por preferir alinear a Arribas antes que a Carriço como central. El técnico vasco sigue empeñado en no dar oportunidades a los chavales del filial para cubrir las importantes bajas de Krychowiak y M’Bia. Por lo que se ve, Emery prefiere poner el parche en la zona media con un Carriço que ya ha demostrado, por activa y por pasiva, que no es donde mejor se desenvuelve. Y lo peor es que sí se echa de menos al portugués en el centro de la defensa.

El partidito de Arribas es para que lo analicen bien los técnicos, pues ha intervenido en los tres primeros goles encajados. En el primero, incomprensiblemente, pierde el balón de vista –regla básica–, en su empeño por agarrar al delantero de la Real. En el segundo, despeja a córner de forma innecesaria –que luego daría lugar al estúpido penalti de Trémoulinas–. Y en el tercero, marca en propia puerta.

No se puede pasar por alto que, una vez más, se volvió a repetir un absurdo contragolpe que nos pudo costar el 2-0. En una jugada, en principio, peligrosa a nuestro favor, como es un córner o una falta, van demasiados efectivos al remate, no dejando suficientes jugadores para un posible rechaze. En esta ocasión, Canales la pifió, porque se quedó solo ante Sergio Rico.

En general, el Sevilla hizo un buen partido, pero todo el esfuerzo, todo el trabajo y todas las ilusiones se fueron al traste porque falló estripitosamente lo que es la base de cualquier éxito: una buena defensa.

Por mucho que diga Emery, el árbitro, Fernando Teixeira, nos perjudicó gravemente. Primero, por dejar impune el pisninazo de De la Bella, que habría supuesto su segunda amarilla y expulsión. Y en segundo lugar, por no querer pitar el clarísimo penalti que hizo el guardameta realista sobre Diogo, y que también habría conllevado tarjeta, amarilla o roja.

Para colmo, tampoco nos acompañó la suerte. Lástima de aquel trallazo de Carriço al poste.

Ganaba el Sevilla 2-3 a falta de quince minutos para el final, y me preguntaba si sería suficiente para, al menos, empatar. Y es que con una defensa firme, ese tiempo no es nada, pero con una defensa como un flan, insegura, sin calidad e inexperta, es una eternidad.

De nuevo Emery volvió a reincidir en su error de priorizar el marcar cuando ya se va ganando.  ¿A qué vino ese cambio de Denis por Iborra? En fin…

Sólo espero que esta derrota haya servido para que tanto Emery como Monchi hayan tomado nota y tengan en cuenta que, para el próximo mercado de fichajes, habrá que invertir, y mucho, en defensa. A mi modo de ver, es la línea más floja del equipo, con diferencia. Carriço y Pareja suelen estar sobresalientes, y Kolo, para ser su primera temporada como central, no lo está haciendo mal. Pero un equipo que aspire a todo no puede tener sólo dos centrales de nivel, tiene que tener cuatro.  Y lo mismo digo de los laterales. Porque si no, se irán muchos puntos como los de Getafe y como los de hoy.

Sevilla FC 1 – Borussia Mönchengladbach 0. Hay que marcar en Alemania

Buen partido del Sevilla ayer, donde se lograron los dos objetivos que se buscaban: dejar la portería a cero y llevar algo de ventaja para el partido de vuelta, que ya sabemos, y sobre todo después de ver cómo se desenvuelve el Borussia, que será complicadísimo, tanto por la presión ambiental como por la calidad del rival.

Para mantener la portería a cero fueron fundamentales un par de intervenciones de Sergio Rico, que hizo un partido muy completo. Nos dio un pequeño sobresalto cuando hizo una entrega que cogió a contrapié a Carriço, y que podría haber provocado un peligroso uno contra uno, pero, por lo demás, perfecto.

También estuvieron a gran altura Fernando Navarro y la pareja de centrales, especialmente Pareja, que volvió a dar muestras de la importancia ofensiva de sus pases en largo. De hecho, a raíz de uno de ellos llegó el gol.

Aleix Vidal, en su posición de lateral derecho, cubrió mal el balón y se dejó robar la cartera, evidenciando que no es defensa. Por suerte, el Borussia no aprovechó la ocasión, pero pudo costarnos caro. Quitando ese pequeño lunar, hizo un buen partido.

En el centro del campo pasamos bastantes apuros en la primera parte, ya que ni Banega ni Reyes lograban imponerse. En la segunda parte cambiaron las tornas. El argentino jugó muy bien, repartiendo juego y dando posesión al equipo.

Iborra marcó el único gol del partido al tercer intento, ya que erró en otros dos disparos desde buena posición, en la frontal del área. Partidazo de Vitolo, con verticalidad y visión de juego.

Quien volvió a estar desaparecido fue Carlos Bacca. Está en un estado de forma lamentable. Hay que recuperarlo como sea, porque no podemos permitirnos, prácticamente, jugar con uno menos.

No entendí el cambio de Reyes por Diogo. Me pareció bien que quitara a Reyes, porque hizo un despliegue físico tremendo y está recién salido de una lesión muscular. Es más, pienso que tendría que haberlo quitado antes. Pero me habría gustado que su sustituto hubiera sido Deulofeu. En cualquier caso, en esta ocasión la jugada le salió bien a Emery, puesto que Diogo llevó peligro al área del Borussia e incluso dio la asistencia de gol. Claro que también es verdad que nunca sabremos si Deulofeu lo habría hecho mejor.

El Borussia me gustó mucho. Hizo una exhibición de eficiente juego combinativo –lo que Emery llama automatismos– y fortaleza física. Me pareció un equipo muy técnico y con las ideas claras, con mucha movilidad en sus jugadores y con un centrocampista, Kramer, que ya lo quisiera yo para el Sevilla. Menos mal que les faltó efectividad en las llegadas que tuvieron, algunas muy claras, porque, si no, la eliminatoria se habría puesto imposible.

Lo que sí tengo claro, al igual que todos los que presenciamos ayer el partido, es que en el partido de vuelta habrá que dar lo máximo, nuestro mejor nivel, sobre todo en defensa. El 1-0 puede ser un buen resultado, pero siempre que logremos marcar allí un gol. Porque como dice Emery, el Borussia es un «señor equipo» y debemos concienciarnos que mantener la puerta a cero será muy difícil. Será de vital importancia el poder alinear un once competitivo, como el de ayer, a pesar de las bajas.

Pero mientras llega el partido de vuelta habrá que pensar en el importantísimo partido ante la Real Sociedad. Será fundamental recuperar a los jugadores, porque el esfuerzo fisico al que nos obligó hacer el Borussia fue tremendo.

Por cierto, muy mal de nuevo los Biris. No sé si tienen razón en cuanto a que el club les está maltratando, con retirada de banderas, bufandas, prohibición de hacer tifos… Pero lo que sí sé es que nunca, jamás, se puede abandonar al Sevilla, y menos aún en un partido tan importante. Me parece una niñería que dejen de animar por eso o que abandonen el estadio. No obstante, más le valdría a la directiva del Sevilla poner fin al conflicto, sobre todo ahora que Castro no hace más que repetir lo importante que es la unión para conseguir los objetivos.

Sevilla-Borussia Mönchengladbach. Los favoritos, los alemanes

Empieza hoy una eliminatoria que se espera, a priori, muy igualada, pero si tuviera que elegir un favorito, yo me decantaría por los alemanes. Por tres motivos:

1º.- Van terceros en la liga alemana, que es una liga más competitiva que la nuestra. Eso quiere decir que es un gran equipo y que tiene buenos jugadores. Supera en la tabla a los equipos Champions –excepto el todopoderoso Bayern Munich–: dos puntos de ventaja sobre el Schalke 04, cuatro al Bayern Leverkusen y catorce al Borussia Dormunt, que también es verdad que no está haciendo una buena temporada y acaba de salir de los puestos de descenso.

2º.- Sus cualidades principales son una férrea defensa y un gran contragolpe. En mi opinión, un equipo que tiene una buena línea defensiva ya tiene mucho ganado para conseguir éxitos. Y el Borussia Mönchengladbach sólo ha encajado 17 goles en 21 partidos disputados. Únicamente, el Bayern de Munich ha sido capaz de hacerle dos goles, pero es que los números de los líderes de la liga alemana asustan: 53 goles a favor y sólo 9 en contra.

Por otro lado, habrá que tener muchísimo cuidado con el contragolpe alemán. Especialmente atentos deberán estar Reyes y Banega, muy dados a perder el balón en zonas peligrosas.

3º.- El partido de vuelta será en Alemania, y salvo milagro se decidirá allí, en un estadio lleno. Muy probablemente, o no llevaremos ventaja o ésta será mínima, con lo que es de vitar importancia el mantener hoy la portería a cero.

Emery, aunque tendrá muchas bajas, podrá alinear a un equipo competitivo. Confío en que jueguen de centrales Pareja y Carriço, y en la zona media, Krychowiak e Iborra, con Banega por delante. Aunque me encantaría que alguna vez fuera Reyes el que jugara en esa posición, por el centro y no escorado a banda.

Por lo que he leído del entrenador alemán, nos tiene mucho respeto –no somos los campeones, ni ocupamos la quinta posición en la tabla, por casualidad–. Por tanto, espero a un Borussia con mucho orden y agazapado para salir al contragolpe a la menor oportunidad. Por lo que habrá que tener muchísima paciencia para no desesperar si no llega el gol.

Aunque considero al Borussia favorito, soy consciente de que es un equipo al que se le puede eliminar perfectamente. Lo único que hay que hacer es jugar al máximo nivel y cometer los menos fallos posibles, tanto en ataque como en defensa. Porque al final ocurrirá lo de siempre: ganará el que aproveche mejor los errores del contrario.

El partido lo arbitrará el macedonio Aleksandar Stavrev.

Ya podría aprender Emery de Simeone

El Celta de Vigo ganó ayer al Atlético de Madrid por dos goles a cero, en una derrota que ha sorprendido a muchos. Yo esperaba que ganara el Atlético, de manera que fui uno de los sorprendidos, hasta que le encuentré cierta explicación a la derrota cuando me enteré de que en el Atlético no pudieron jugar ni Coke ni Arda Turan, dos jugadores de gran calidad y que deciden partidos. Y por ahí se le fué el partido al Atlético, sencillamente porque el Celta le ganó la partida en el centro del campo. Para empeorar el asunto del control del juego en la zona media, a Simeone le dio por jugar con tres delanteros: Mandzukic, Torres y Griezmann. No le salió bien la jugada, probablemente porque, como el centro del campo no funcionaba –falto de calidad y en inferioridad de efectivos con respecto al Celta–, no le llegaron balones en condiciones, quedando además mucho espacio entre líneas.

Simeone intentó arreglar el desaguisado retirando a un inoperante Torres y dando entrada a Cani, pero ya fue demasiado tarde. A raíz de este cambio, se equilibró el partido y el Atlético pudo empatar, pero perdonó.

En rueda de prensa, Simeone reconoció que se había equivocado: «Perdí 45 minutos. Me equivoqué al elegir al once». Y eso es precisamente lo que yo echo en falta de Emery, el que reconozca más sus errores, los cuáles, algunas veces, desde mi perspectiva de simple aficionado, me parecen garrafales.

Uno de esos errores o manías incomprensibles que me viene a la cabeza es el empecinamiento de Emery de poner a Coke como  mediocentro, especialmente cuando lo hizo en el partido de ida de la Copa del Rey ante el Español. No se le puede reprochar a Coke nada, porque él hizo lo que pudo, pero pienso que Emery, viendo que el invento no funcionaba, podría haber dado entrada a Krychowiak. Pues no, Emery se dedicó a contemplar cómo el barco se hundía, poco a poco, y el polaco siguió en el banquillo hasta el pitido final.

Entiendo perfectamente que Emery pueda cometer errores, pero lo que no entiendo es que no sea capaz de reconocer el error, muchas veces evidente, e intente corregirlo a tiempo.

Además, ¿qué quedó del famoso «partido a partido» que pregonaba Emery? Si hubiera sido fiel a esa idea, Krychowiak habría jugado de titular ese día. Pero no, Emery prefirió reservarlo para que pudiera jugar en Mestalla. Y peor no pudo salirle la jugada, puesto que caímos derrotados en Cornellá, en Mestalla y además Krychowiak no pudo jugar el decisivo partido de vuelta de la Copa del Rey por la salvaje entrada de Gayá.

En todo caso, pienso que antes de poner a Coke en una posición que le es desconocida, debería mirarse a la cantera. ¿De verdad que no hay en nuestros filiales ningún jugador que mejore el rendimiento de Coke en la zona media? Me cuesta trabajo creerlo.

Se le atribuye a Jonathan Swift, el escritor irlandés autor de Los viajes de Gulliver, la frase: «Un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se equivocó, que es tanto como decir que hoy es más sabio de lo que fue ayer». Así que, por favor, Emery, hágale caso al señor Swift o mírese en el espejo de Simeone, y tenga en cuenta, de una vez, que el equivocarse no es tan terrible, sobre todo cuando se está a tiempo de enmendar el error.

Sevilla FC 3 – Córdoba 0. Los tres puntos más fáciles de lo que llevamos de liga

El Sevilla no tuvo ni que apretar el acelerador para llevarse los tres puntos en juego esta tarde, y es que el Córdoba salió derrotado del vestuario. Me recordó a cuando el Sevilla va a Barcelona o a Madrid a jugar contra los «dos grandes».

La posesión del Sevilla fue apabullante y el Córdoba sólo inquietó en un contragolpe a raíz de una falta peligrosa, a favor del Sevilla, botada calamitosamente. Para colmo, no había ningún jugador del Sevilla en la frontal del área, con lo que dimos muchísimas facilidades. Por suerte, el Córdoba perdonó, pero pudo ponerse por delante en el marcador.

Krichowiak hizo un buen partido. Abrió la lata, que es lo más difícil contra este tipo de equipos. Lo peor es que fue expulsado y no podrá estar en Anoeta. Seguramente, lo echaremos mucho de menos.

Bacca tampoco estuvo bien en esta ocasión, pero, al menos, marcó el segundo gol.

Sí me gustó el partido de Banega, que probablemente hizo su mejor encuentro desde que está en el Sevilla. Asistió a Iborra para que éste lograra el tercer gol y sentenciara el partido.

Creo que Emery tendría que haber dado más minutos a los canteranos, aprovechando que el partido era de guante blanco y dar más descanso a Reyes. Vamos a necesitar su clarividencia y su calidad en ataque. Qué pena que le falte la velocidad de antaño. Claro que entonces no estaría en el Sevilla.

Por supuesto, el partido contra el Borussia no se parecerá en nada al de hoy. El jueves se deben cometer muy poquitos errores, si pretendemos tener posibilidades de pasar la eliminatoria. Partido de los que gusta: estadio a rebosar, lleno de intensidad y de vital importancia, si queremos hacer algo importante en la Europa League, la competición que nos está dando prestigio y dinero.

El balance competitivo hace ingresar a la Premier League casi 7.000 millones de euros en tres años

Para que se hagan una idea, lo que va a recibir la Premier League, anualmente (2330 millones), por derechos de TV, es prácticamente lo mismo que la suma de los derechos de la Serie A italiana (960 millones), la Ligue 1 francesa  (748 millones) y la Liga española (750 millones).

¿Y cuál es el secreto para que en la Premier haya esa lluvia de millones? Pues no es tal secreto, sino que es algo básico en toda competición: la competitividad, o, más bien, lo que se conoce como el balance competitivo. Y no es nuevo, puesto que ya en 1956, Simon Rottenberg, profesor de economía, dijo: “Es necesario que la distribución del talento sea más o menos equitativa para que exista incertidumbre sobre el resultado, y la existencia de incertidumbre en el resultado es necesaria para que los consumidores estén dispuestos a pagar por ver un partido”. Desde entonces, se ha analizado la relación entre la igualdad de los competidores con el espectáculo que se genera, pudiendo ser medido éste como el número de espectadores. Aunque la evidencia empírica no ha resultado siempre favorable a la hipótesis de Rottenberg, sí se ha corroborado dicha hipótesis en muchos trabajos. Uno de los motivos que se exponen para el no cumplimiento de esta hipótesis es la existencia del efecto superestrella. Este efecto consiste en que los espectadores ante la disyuntiva de ver un partido a priori ajustado o ver a su equipo/jugador preferido, aunque sepan con cierta certeza que va a ganar, prefieren lo segundo.

La importancia de la competitividad también la conocen, de sobra, en Estados Unidos. Los gestores de las principales ligas profesionales de este país (NBA, NHL, NFL, MLB) son conscientes de la importancia de mantener un alto grado de balance competitivo para que la competición sea atractiva para el aficionado.

Centrándonos en la NBA, las medidas que tomaron para lograr una máxima igualdad entre los equipos fueron: derechos de televisión bastante igualitarios, tope salarial a los jugadores fijo por equipo y el draft. El draft consiste en un proceso por el cual los equipos se hacen con los derechos de los jugadores nuevos en la NBA. El método es sencillo: los equipos situados en peor posición en la última temporada finalizada, elegirán antes a jugadores en el draft con lo que lo razonable es que adquieran más talento que los equipos que quedaron en las primeras posiciones de la liga.

No todo es competitividad

El éxito de la Premier no sólo consiste en mantener la competitividad, sino en un trato igualitario a todos los equipos y con unos estamentos deportivos serios. En la Premier, por ejemplo, se sanciona la antideportividad. Si un jugador agrede a otro, o se tira a la piscina en el área, sabe que se arriesga a una dura sanción, aunque no lo haya recogido el árbitro en el acta. Aquí, en España, se prefiere mirar para otro lado, y poco menos que se le ríe la gracia al jugador, llamándole «pillo», sobre todo si pertenece a uno de los equipos punteros.

El dinero llama al dinero.

El que la liga sea competitiva también provoca mayores ingresos en todos los sentidos. Los derechos de TV se llevan la mayor parte, pero también aumentan mucho los ingresos por publicidad y por venta de camisetas. En la Premier, el equipo que más gana por patrocinadores de camisetas es el Manchester United, que cobra unos 76 millones de dólares al año. Todos los demás equipos tienen patrocinadores, llevándose los más potentes (Arsenal, Liverpool, Manchester City, Chelsea y Tottenham) también un buen pellizco, aunque sin llegar al nivel del United.

Por contra, en España hay equipos sin patrocinadores y más del más del 75% de los ingresos por este concepto está concentrado en tres clubes: Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid.

También hay voces discordantes por la lluvia de millones en la Premier

Aunque parezca increíble, el hecho de que la Premier vaya a conseguir una cifra tan elevada por  derechos de TV también ha sido criticado por parte de la clase política, que pide que se invierta más en el fútbol base y se pide, desde diversos sectores, que los clubes sean dirigidos con responsabilidad y sostenibilidad. Así mismo, exjugadores, como Gary Lineker y Jamie Carragher ya no ven sentido en un precio elevado de las entradas. Carragher incluso propone que los aficionados puedan comprar entradas para ver todos los partidos de fuera por 20 libras.

El Jefe Ejecutivo de la Premier League, Richard Scudamore, se felicita por el éxito de la competición, y sale al paso de las críticas afirmando que la Premier no va a crear una ONG, sino la mejor competición de fútbol del mundo. Y todo parece indicar que ya lo han conseguido, puesto que una competición que fue creada en el año 1992, ahora se emite a 175 países.

La Liga Española

Está claro que Spain is different. Aquí nos importa un pimiento el balance competitivo. De hecho, sólo importa el Madrid y el Barcelona, y si acaso, el Atlético de Madrid, para que no se hable de la «Liga de dos».

Por otro lado, mejor no mirar a los dirigentes de nuestro fútbol. No sé quién es más impresentable: si el Presidente de la Federación Española de Fútbol –Ángel María Villar, que lleva apoltronado en su sillón la tira de años–, el de la Liga de Fútbol Profesional –Javier Tebas–, el del Comité Técnico de Árbitros –Victoriano Sánchez Arminio–, o el de los diversos Comités sancionadores, los cuáles, a veces, parece que toman sus decisiones tirando los dados.

Ahora se está intentando forzar un nuevo acuerdo de reparto de los derechos de TV, pero, a pesar de ello, el panorama apenas cambiará. Los grandes seguirán con sus superprivilegios –ingresos millonarios, árbitros, horario de partidos…– y los demás, si hacen las cosas bien , sólo podrán aspirar a clasificarse para competiciones europeas y ganar, muy ocasionalmente, algún título menor.

Actualmente, comparar a la Premier League –sin duda la mejor liga del mundo– con la Liga es absurdo. Estamos a años luz, y lo peor es que lo seguiremos estando durante mucho tiempo. Es cuestión de mentalidad y no sólo de números.

 

Getafe 2 – Sevilla FC 1. Derrota que sólo sirvió para dejar algunas cosas muy claras

El Getafe fue justo vencedor, porque se desenvolvió mejor en el patatal del Alfonso Pérez y porque puso toda la actitud y garra que le faltó al Sevilla. No se puede saltar a un terreno de juego con esa parsimonia y con esa falta de ambición e intensidad.

Experimentos de Emery aparte, el Getafe nos superó con claridad en la primera media hora de juego, donde logró bombardear nuestra área a base de saques de esquina e internadas por la banda. En una de ellas llegó el absurdo penalti de Diogo.

El partido que hizo el Sevilla, en líneas generales, fue horrible: falta de calidad para crear juego –aunque costara un mundo por el estado del terreno de juego, el Getafe lo hizo mucho mejor que nosotros en ese sentido–, falta de orden, de concentración, intensidad, pérdidas de balones en zonas muy peligrosas… Sólo se salva el golazo de Krychowiak y poco más.

Desde mi punto de vista, la derrota sólo sirvió para dejar algunas cosas meridianamente claras sobre algunos jugadores de este Sevilla de Emery:

Iborra. Es evidente que no tiene gol como para jugar tan adelantado. En los últimos tres partidos ha errado cinco ocasiones de gol de las que no se pueden fallar nunca. Algunas de ellas tan claras que era más fácil colarla entre los tres palos que fallar.

Carriço. Ahora mismo es fundamental en defensa. Eché mucho en falta su agresividad y experiencia. Los otros centrales, Arribas y Kolo –si contamos a Kolo como central–, están a años luz de él.

Bacca. Está en un estado de forma tan lamentable que podría decirse que jugamos con un jugador menos. No hizo absolutamente nada.

Diogo. Jugadas como la del penalti le delatan. Falta de cabeza y calidad. No tiene nivel, por ahora, para formar parte de un Sevilla que aspire a Champions. Para ello, tendría que mejorar mucho, tanto en ataque como en defensa. Urge fichar en verano, de una vez por todas, un lateral de garantías.

Coke. Podría decir lo mismo de él que de Diogo. Y si juega en el centro del campo, su rendimiento baja, aunque ahí ya no es culpa de él, sino de el que lo pone.

Sergio Rico. Tuvo dos buenas intervenciones que salvaron goles, sobre todo la que paró a Álvaro Vázquez –a raíz de un error garrafal de Kolo–, cuando éste además tenía a un compañero solo justo al lado. Sin embargo, quedará en la memoria de los aficionados el fallo que cometió en el 2-1. Tiene que corregir la manía que tiene de desviar balones hacia el área, en lugar de hacerlo a córner. No es la primera vez que lo hace, ni mucho menos.

Kolodziejczak. Volvió a demostrar que no es central. Sólo así se entiende su error, regalando el balón en bandeja a Álavaro Vázquez. La jugada no acabó en expulsión de Kolo, o en gol, de milagro. O más bien, gracias a Sergio Rico y a la poca generosidad del jugador del Getafe.

En resumen, el Sevilla cayó en Getafe por falta de intensidad y de calidad. Y porque se notan una barbaridad la plaga de bajas en el rendimiento del equipo, como no puede ser de otra manera. Si no fuimos goleados fue porque el Getafe no es nada del otro mundo, pero no podemos pretender puntuar haciendo tantísimos regalos en defensa y en el centro del campo. El Getafe sólo tuvo que aprovechar dos de ellos para llevarse el gato al agua.

El desprecio de los protegidos

Tras visitar el Bernabéu pasó lo que pasa siempre, o casi siempre: derrota y polémica. En esta ocasión la polémica llegó al ser objeto Bacca de un claro penalti, por parte de Arbeloa, y sobre todo, al recibir Beto una criminal entrada de Benzemá que lo va a dejar fuera de combate entre dos y tres meses, aproximadamente.

Por supuesto, el penalti, a pesar de ser claro y estar el árbitro perfectamente situado, a éste ni se le ocurrió pitarlo. Como dijo nuestro entrenador, con suavidad, el Bernabéu es un escenario complicado para un árbitro. Cuando lo que verdaderamente quería decir, y lo que entiende cualquier aficionado con esas palabras, es que el árbitro «no tuvo huevos» para pitarlo.

Arbeloa, como todos los jugadores del Madrid, es perfectamente consciente de que tiene bula para hacer cierta clase de penaltis sutiles –y a veces no tan sutiles–, o para hacer entradas que a jugadores de otros equipos les costarían tarjetas. No se entiende de otra forma que, en primer lugar, dijera que no fue falta y que, en todo caso, sería fuera del área. Para rematar la faena y dejar ya absolutamente claro de que es un jugador más bien «cortito», y ya no sé si incluso pitorreándose del árbitro o de los rivales, llegó a decir que es Bacca quien golpea su brazo.

La salvaje entrada de Benzemá parte de la misma base: «No llego al balón ni loco, pero meto la rodilla, o lo que haga falta. Total, no me van a expulsar, ni me van a mostrar tarjeta». Por supuesto, eso lo sabe él y lo sabemos todos. Pero es que el árbitro ni siquiera señaló falta, cuando todos los sevillistas sabemos qué habría pasado si hubiera sido al revés, que un jugador nuestro lesionara a Casillas de gravedad: todos los medios machacando al jugador –radio, televisión, prensa e internet–, durante días, hasta que el hatajo de impresentables que forman los diversos comités sancionadores y los que gobiernan nuestro fútbol se hubieran escandalizado. Y de ahí ya hablarían de «alarma social» –graciosa figura ésta– y, en consecuencia, de sanción ejemplar.

Hace poco, en Córdoba, Cristiano Ronaldo escandalizó a la prensa internacional, que no se explicaba cómo fue expulsado a la tercera agresión –creo recordar que fueron dos puñetazos y una patada–. Aquí, desgraciadamente, sí nos lo explicamos. Y, por supuesto, también que sólo le echaran dos partidos de sanción. A otro jugador le habrían sancionado por lo que vio el árbitro y por lo que no vio.

Si nos alejamos en el tiempo, es fácil recordar las licencias que se tomaba un jugador tan sucio –muy buen jugador por cierto– como Fernando Hierro, la asesina entrada de Figo a César Jiménez, del Zaragoza, al que retiró del fútbol, o cuando Pepe utilizó como felpudo a nuestro exjugador Casquero, agredió a Albín e insultó gravemente al trío arbitral –todo en el mismo partido–, recibiendo sólo diez partidos de sanción. ¿Por cuánto habría que multiplicar esta sanción, de tratarse de un jugador de otro equipo?

Sin salir de Madrid, cruzando a otro barrio, están los habitantes del Calderón. Estos tampoco son mancos. Saben que, prácticamente, no tienen límites, y bien que se aprovechan de ello.

El Atlético de Madrid es un muy buen equipo, pero están donde están porque se les permite dar estopa a mansalva. Si cualquier otro equipo pusiera la «intensidad» que pone el equipo del Cholo, acabaría normalmente con varios expulsados. Pero lo de ellos es virilidad, agresividad… pero nunca violencia.

De todas formas, algo de violencia debe de haber por parte del equipo colchonero. Si no, Godin no se hubiera quejado de que estén acusando al Atlético de Madrid de violentos. A mi modo de ver, la acusación es totalmente merecida.

En la eliminatoria de Copa del Rey, ante el Barcelona, Arda Turan lanzó su bota al linier. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, y también escandalizaron a los medios europeos. Lo lógico era esperar una dura sanción para el jugador turco, pero no. No fue así porque el árbitro también se acobardó,  e hizo una curiosa interpretación del ya famoso «tiro al linier con zapato». El muy gallina redactó en el acta arbitral: «en el minuto 48 el jugador (10) Turan , Arda fue amonestado por el siguiente motivo: lanzar su bota fuera del terreno de juego en señal de disconformidad». Lo de que el zapatazo iba dirigido al linier era sólo imaginación de los espectadores.

Unos y otros, jugadores del Madrid y del Atlético, no es que actúen al límite del reglamento, es que lo pisotean. Y lo hacen porque se sienten unos protegidos. Saben que nunca serán sancionados con dureza y que muy probablemente se irán de rositas. Lo menos que podían hacer, dados los privilegios de los que gozan,  es tener un poquito de consideración y respeto por sus compañeros de profesión, de manera que no se dieran nunca, ni la entrada salvaje de Benzemá a Beto, ni las lamentables declaraciones de Arbeloa tras el partido. Pero me parece que, tal y como están las cosas, eso es mucho pedir. Tendría que haber muchos cambios en esta Liga nuestra, tan poco seria en muchos sentidos.

Madrid 2 – Sevilla FC 1. Derrota, machacados por el árbitro y con muchas bajas para Getafe

Derrota por la mínima, pero derrota al fin y al cabo. En esta ocasión no se hizo el ridículo y, al menos, se compitió, aunque de forma infructuosa, puesto que nos volvemos de vacío del Bernabéu.

¿Y por qué nos volvemos de vacío? Pues porque no hicimos el partido perfecto que hay que hacer en ese tipo de estadios. Es decir, otorgar muy pocas ocasiones de gol en defensa y estar lo suficiente acertados en ataque como para superar al Madrid y, sobre todo, al trío arbitral, que siempre, siempre, va a barrer para el equipo de Concha Espina.

En el primer gol encajado, detecto hasta tres fallos defensivos, en cadena: se deja centrar al área, sin ninguna oposición, a Marcelo; Kolo sale tarde, dando validez a la posición de James; y Beto, desde luego, puede hacer mucho más, ya que es cierto que James remata desde, relativamente, cerca, pero su cabezazo casi va dirigido al propio Beto.

El segundo gol es por un fallo garrafal de Bacca, que recibe el balón en campo contrario e incomprensiblemente, a pesar de tener varios compañeros cerca para jugar al primer toque, retrocede hacia campo propio y regala el balón en una posición delicada, permitiendo un cuatro contra tres que suele ser mortal, sobre todo cuando el rival tiene grandísimos jugadores.

Pero también pagamos caro los clarísimos errores en ataque, debidos a falta de calidad de nuestros jugadores. No se pueden fallar nunca ocasiones como la de Vitolo, al poco de empezar el partido, o las dos clarísimas que tuvo Iborra, una de ellas acabando en el palo y la otra, cuando prácticamente sólo tenía que empujarla, mandándola a saque de banda, como si fuera un defensa. Cuando uno ve esta última jugada, se pregunta si verdaderamente Iborra comenzó su carrera como delantero, tal y como dicen. Hay que recordar que también en el último partido, contra el Español, falló otras dos ocasiones claras de gol.

El gol del Sevilla fue muy bonito: sensacional jugada de Vitolo y Aspas, aunque algo forzado, remata al techo de la red. Una lástima que no sirviera para mucho, pero me parece evidente que, ahora mismo, el gallego es nuestro mejor delantero.

Por lo que he leído, Iglesias Villanueva, el árbitro de turno, estuvo caserísimo. De hecho, dejó sin sancionar la entrada de Benzemá a Beto, cuando el francés sabía perfectamente que era imposible que llegara al balón antes que nuestro guardameta. No pasa nada: Beto al hospital, con traumatismo craneoencefálico y lesión en la clavícula, y a Benzemá, una palmadita en la espalda, por lo bien que lo hizo.

El sustituto de Beto, Sergio Rico, lo hizo muy bien, puesto que salvó dos goles claros. Será el titular en Getafe, donde tendremos las bajas de Beto, Carriço, Vitolo y Aleix Vidal.

No vi el partido. Los robos arbitrales que solemos sufrir contra los poderosos me han hecho mella y ya es que paso de verlos. Aún tengo muy frescos en la memoria el escandaloso Sevilla 2 – Barcelona 3, obra de Mateu Lahoz –el peor arbitraje y más decisivo que he visto en mi vida–, y el Barcelona 3 – Sevilla 2 de la temporada pasada, obra de Muñiz Fernández, anulando un gol legal a Cala y permitiendo el gol decisivo del Barcelona cuando ya había pasado el tiempo de descuento, existiendo además falta previa sobre Alberto Moreno. Por lo que he visto en el resumen, me ahorré una indignación más.

Ahora a pensar en el próximo partido ante el Getafe. Visitamos un estadio que no se nos da nada bien, y eso tiene que cambiar desde ya.

Contra el Madrid, sólo pido dignidad

Es evidente que, cuando el Sevilla se enfrenta a cualquiera de los dos mastodontes, está en una clara inferioridad. Inferioridad en potencial deportivo, que es del todo lógica, por la abismal diferencia que hay en ingresos entre los clubes, pero también inferioridad en el trato arbitral, ya que, en caso de duda, siempre van a favorecer al poderoso. Y yo me atrevería a decir que ni siquiera en caso de duda, sino que, algunas veces, les favorecen descaradamente, sin importantes un pimiento el equipo más débil. Simplemente, los árbitros no quieren meterse en líos y van a lo fácil. Nadie les va a culpar de favorecer al Madrid, pero como les perjudique, saltará sobre ellos la jauría mediática y los despedazarán sin piedad.

En el partido de mañana, para empeorar las cosas, también habremos disfrutado de menos tiempo de descanso, exactamente 27 horas menos que los privilegiados jugadores del Real Madrid. 27 horas menos para recuperarnos físicamente de un intenso partido contra el Español, pueden marcar la diferencia.

Pero aunque seamos inferiores en potencial económico, deportivo, y nos menosprecien los árbitros, jamás podemos saltar al terreno de juego con una mentalidad de perdedores. Lo mínimo que se le puede exigir a nuestros jugadores y entrenador es que lo den todo por la camiseta del Sevilla y que no salgan derrotados desde el vestuario. Y eso es, precisamente, lo que creo que ha ocurrido en los últimos Madrid-Sevilla, donde hemos sido goleados. Si nos tienen que ganar porque sean mejores, perfecto, pero me revienta perder por falta de ambición o confianza.

Después, si el árbitro de turno nos anula un gol legal, o el Madrid nos marca en fuera de juego, o nos machacan a tarjetas amarillas, pues nos aguantamos, entre otras cosas, porque en esta liga tan corrupta, donde hay un reglamento y unas normas que se aplican de forma distinta dependiendo de los equipos implicados, puede considerarse hasta normal. Es una pena y una vergüenza que en nuestra liga no exista el juego limpio y el principio de igualdad –básico en cualquier competición seria–, pero es así. Y pienso que seguirá siendo así durante mucho tiempo, para desgracia de los aficionados al fútbol, que tenemos en la Premier League el ejemplo a seguir.

Ganar en el Bernabéu o en el Nou Camp es complicadísimo y sólo está al alcance de los mejores, ya que hay que hacer un partido perfecto, tanto en ataque como en defensa, que la suerte te acompañe, que el rival no tenga su día –siempre tendrá un equipazo– y que el trío arbitral medio te respete, es decir, que no te perjudique mucho.

Casi con toda seguridad, no veré el partido. Últimamente siempre acabo indignado con los Madrid-Sevilla o Barcelona-Sevilla. Si no es por el planteamiento cobarde y sin ambición de Emery, es por la actitud de nuestros jugadores, o del trío arbitral. Así que ojos que no ven, corazón que no siente.

Claro que siempre digo lo mismo, y siempre acabo viéndolo. Masoquismo se llama eso. Aunque algunos lo confunden con sevillismo.

Sevilla FC 3 – Español 2. Victoria, a pesar de Emery

Lo que parecía, dadas las circunstancias, que iba a ser una victoria tranquila, se convirtió en una victoria sufrida y, más bien, incluso agónica. Es increíble la incapacidad de Emery para controlar los partidos en superioridad numérica. Lo que para cualquier entrenador es una bendición, para Emery es un suplicio. Y nuestro entrenador no puede escudarse en las numerosas bajas –aunque se notan una barbaridad los seis lesionados–, porque tenía a la solución en el banquillo, recién llegada de la Copa de África.

El partido se puso muy cuesta arriba para los intereses sevillistas, ya que antes del «minuto Puerta» ya encajamos un gol de penalti. Cuando todos esperábamos la expulsión de Beto, González González sólo le mostró amarilla. En directo me dio la impresión de que se equivocó, puesto que parecía clara la expulsión, pero viendo la repetición, se observa que Salva Sevilla, de no haber sido derribado, no habría llegado a marcar, puesto que,  o bien habría salido el balón por la línea de fondo o, lo más probable, habría llegado Diogo al balón antes que el jugador perico.

Por tanto, creo que González González acertó en esa polémica ocasión, pero fue de lo poquito que hizo bien. No sé si es porque no tenía la conciencia traquila o por otros motivos, pero lo cierto es que, a partir del penalti, no paró de perdonar tarjetas amarillas a los jugadores del Español. Dejó impunes una entrada por detrás, una mano voluntaria de Cañas –que creo que habría supuesto la segunda–, un agarrón cortando un contragolpe… y varias jugadas más que eran merecedoras de tarjetas. Pues nada, sólo mostró dos y la tarjeta roja a Casilla, que fue clarísima.

Por cierto, el penalti protagonista del partido no debió haber sucedido nunca. En primer lugar, porque Banega no puede quedarse solo, dentro del área, y tirar al muñeco. En segundo lugar, porque tras el despeje, hay un plantillazo, o posible plantillazo, a Diogo. En tercer lugar, porque hay un empujón clarísimo a Fernando Navarro. Y en cuarto lugar, porque Diogo no puede, o no debería, regalar el balón a un contrario siendo el último hombre. Tres o cuatro fallos en cadena, dos de ellos de jugadores del Sevilla, hicieron posible la jugada.

En cuanto al partido en sí, hubo varios jugadores que estuvieron a buen nivel:

Iago Aspas. Fue, sin duda, el mejor. Presionando como el que más y siendo un incordio para la defensa españolista con sus desmarques. Hizo lucirse a Casilla, provocó la expulsión de éste, al evitar un gol suyo; tiró al palo, y marcó el tercero y definitivo. Un partidazo. La verdad es que su actuación volvió a hacer que me preguntara por qué demonios no juega más el gallego, puesto que, en mi opinión, aporta mucho más que Bacca y Gameiro.

Iborra. Gran partido el suyo, pero pasamos apuros por su culpa. En primer lugar, por tirar al palo cuando lo más fácil era colarla dentro –cuesta trabajo creer que empezara su carrera como delantero–. Y en segundo lugar, por perder el balón en el centro del campo, en una mala entrega a Fernando Navarro, jugada que dió lugar al 2-2. Poco después también tuvo una ocasión clara, dentro del área, pero lanzó a las nubes.

Fernando Navarro. Otro partidazo del catalán. A este paso le va a quitar el puesto a Trémoulinas.

Vitolo. Buen partido el suyo. Dio posesión al centro del campo y volvió a ver puerta.

Diogo Figueiras. Su error en la jugada del penalti pudo costar el partido, pero también es cierto que marcó el primer gol, dio buenos pases y estuvo muy rápido y vertical. Diogo afirma que su gol fue queriendo. Yo tengo mis dudas. Lo que sí tengo claro es que el gol de este vídeo no es queriendo. Vaya suerte.

Banega. No hizo un gran partido, pero sí por encima de su nivel habitual. Centró al área con peligro y habilitó a Aspas en la jugada de la expulsión de Casilla. Su lunar fue, como he dicho antes, tirar al muñeco, cuando tenía toda la portería para él, en la jugada que fue el germen del penalti de Beto.

Los centrales. Tanto Arribas como Kolodziejczak hicieron un buen partido. Como siga así, el polaco-francés va a callarme la boca y convencerme de que es un buen central.

Lo que menos me gustó del partido fue el mal planteamiento de Emery, jugando en superioridad, y, sobre todo, la falta de orden que tuvo el Sevilla tras conseguir el 3-2. Jamás un equipo en inferioridad numérica te puede montar varios contragolpes, cuando además el Sevilla iba ganando. Ni tampoco se pueden provocar faltas al borde del área cuando al partido le queda el último suspiro. De todo ese desorden, el culpable es Emery.

Tampoco me explico el problema que tiene Emery con los cambios. El Español hizo su último cambio en el minuto 46. Sin embargo, Emery tuvo que esperar a que el Español empatara el partido, para dar entrada a Denis Suárez, en el minuto 78 y a Bacca en el 79. Todo eso, cuando el desgaste en varios jugadores era evidente y cuando el equipo estaba plagado de tarjetas amarillas. Un riesgo absurdo e innecesario que no alcanzo a comprender.

Por suerte, al final nos llevamos los tres puntos en un partido histórico –primera vez que juegan cuatro porteros en un partido de liga y todos encajan goles–, plagado de suplentes por parte de ambos conjuntos, lleno de intensidad, emoción y goles. Tres puntos muy necesarios y que nos hacen seguir arriba, peleando por plaza Champions.