Impresionante partido el realizado en el día de ayer por el Sevilla FC, que superó claramente al Málaga, gracias a la intensidad que puso el equipo desde el minuto uno y al altísimo rendimiento de algunos jugadores. En especial, sobresalieron Iborra y Fernando Navarro, que lo hicieron todo bien, pero también otros jugadores hicieron un muy buen partido, como Bacca (un gol y una asistencia), Carriço, Kolodziejczak –segundo buen partido del francés–, Deulofeu, Denis Suárez, Reyes…
El buen juego, concentración e implicación de los jugadores –totalmente opuesto al partido contra el Celta– hizo que el Málaga apenas tuviera ocasiones de gol. Sólo una de ellas fue clara, por cortesía de Ever Banega, que le regaló el balón a Duda. Dos disparos lejanos, que no inquietaron a Beto, completaron el bagaje ofensivo de los boquerones.
Por contra, el Sevilla sí mereció un resultado más amplio. Bacca falló dos ocasiones claras, y Kameni tuvo que emplearse a fondo para evitar otros dos goles del colombiano. Sin contar el error garrafal del linier, al señalar un fuera de juego inexistente que anuló el gol de Banega. Por cierto, Banega fue el único jugador sevillista que desentonó, tanto defendiendo como atacando. No estuvo nada acertado.
No entendí que, con el partido controlado, se jugara con dos delanteros. Pienso que es innecesario ir a por el tercer gol, sino que la prioridad, con un 2-0, debe ser impedir que nos creen ocasiones de gol, y eso es más fácil de conseguir con un centro del campo más poblado. En cualquier caso, en esta ocasión no hubo que lamentar ningún gol en contra, a diferencia de lo que nos ocurrió contra el Levante, costándonos dos puntos.
El árbitro, José Antonio Teixeira Vitienes, estuvo a su nivel habitual, es decir, desastroso. Al igual que sus linieres, rara vez acertaba con sus decisiones, desquiciando a jugadores y afición. Llamó especialmente la atención que enseñara amarilla a Krychowiak por reincidencia, por hacer dos faltas, y, sin embargo, Amrabat se fuera de rositas, cuando hizo infinidad de faltas, durante todo el partido.
Me preguntaba cómo recibiría el Ramón Sánchez Pizjuán a Luis Alberto, si con aplausos o con pitos. Pues ninguna de las dos cosas: con total indiferencia. Como si no hubiera pasado nunca por nuestro club.
Las estadísticas dicen que estamos ante una de las mejores plantillas de la historia, ya que hemos hecho la mejor primera vuelta, superando al Sevilla de Juan de Ramos y al de Manolo Jiménez. Pero mal haríamos en regodearnos al mirar la clasificación y mirar los números, pues para mantenernos en la cuarta plaza habrá que seguir haciendo muy buenos partidos, como el de ayer, y no creernos mejores que nadie. Humildad y mucho trabajo. Sólo así seremos capaces de mantener a raya al Valencia de Lim (más de 100 millones de euros gastados en fichajes), que ha quedado como nuestro principal rival para la Champions.