De la abultada derrota del sábado hay muchos culpables, pero han quedado especialmente señalados dos de ellos: Unai Emery y Diogo Figueiras.
Como no podía ser otra manera, Unai Emery queda como el máximo responsable del desastre. Desastre que, por otro lado, se venía venir, puesto que nuestro entrenador, por desgracia, ya es reincidente en plantear los partidos de forma timorata ante equipos supuestamente superiores a nosotros: Barcelona, Madrid, Atlético… En el Calderón dimos la impresión de salir derrotados del vestuario. O, al menos, ésa es mi opinión.
No me gustó nada la alineación inicial. Especialmente nefasta me pareció la idea de situar a Carriço en el centro del campo. En primer lugar, porque el portugués ya ha demostrado, en numerosas ocasiones, que su rendimiento baja mucho en la zona ancha –se nota a leguas que no es un centrocampista, pues tiene muchos problemas en la distribución y retención del balón–; y, en segundo lugar, porque se debilitó mucho la línea defensiva al faltar el tándem Pareja-Carriço, que tan buen resultado estaba dando.
Carriço hizo lo que pudo en una posición que no es la suya, pero la situación se vio agravada porque ni Krychowiak ni M’Bia tuvieron su día. Ambos tuvieron muchísimos problemas para sacar el balón, algo lógico si tenemos en cuenta que el equipo se echó demasiado atrás y regalamos el centro del campo al rival. El dominio de la zona ancha era total por parte del Atlético, porque además sus jugadores ponían mucha más intensidad en cada jugada. De esa manera, el gol se venía venir. Era sólo cuestión de tiempo. Y llegó en un mal despeje de M’Bia –hizo varios– y en un golpe de mala suerte, pues Beto no puedo hacer nada ante el balón desviado que se dirigió a la escuadra.
Pero a pesar del gol, Emery no reaccionó. Quizás porque habría sido reconocer un planteamiento erróneo. El equipo siguió igual de negado, en todos los aspectos, y recibimos el segundo gol antes del descanso. Entonces sí hizo cambios Emery, ya en la segunda parte, pero demasiado tarde.
El otro gran culpable de la derrota fue Diogo Figueiras. El portugués dejó meridianamente claro –si es que no lo había dejado ya antes– que no es jugador para un equipo del nivel del Sevilla. Su actuación fue decisiva para la goleada. En ataque no dio una a derechas –sus centros fueron a la grada– y en defensa se le puede achacar hasta tres goles. En el segundo gol, la defensa sale tarde, pero el que va a intentar despejar el balón, en la zona de Diogo, es Pareja. Cerca del argentino están M’Bia, Carriço y Krychowiak. Diogo creo que está casi fuera del área. No tengo ni idea de lo que hacía por allí.
El tercer gol llegó tras un penalti absurdo, donde llega tarde y arrolla al jugador del Atlético. Y en el cuarto, es incapaz de adelantarse o incomodar a su marcador, dejándole cabecear a placer. Vamos, lo que se dice un partido para enmarcar, pero en la galería de los horrores.
La posición de lateral derecho en el Sevilla es digna de estudio. Tenemos tres, pero dejan bastante que desear. Sigue siendo una asignatura pendiente de Monchi.
Yo sólo espero que, al menos, la primera derrota haya servido para que, como dice Monchi, se aprenda algo. Y es que no sirve de nada renunciar a un estilo que está dando éxitos. No sirve de nada salir a encerrarse, sin orden, regalando el centro del campo al rival, desde el minuto uno de partido, esperando que suene la flauta en algún contragolpe, sobre todo ante equipos superiores.
Cambiamos lo que funcionaba y lo perdimos todo. Cuando se pierde por un 4-0 es evidente que todo se hizo mal. Nos faltó seguridad y contundencia, tanto en defensa como en el centro del campo, donde también fuimos incapaces de dar salida al balón; y erramos en las contadísimas ocasiones de gol que tuvimos. Si a eso le añadimos que el rival corrió más que nosotros, pues está claro el resultado.
Por cierto, Bacca sigue estando desaparecido. Que vuelva, porque lo necesitamos.
No puedo opinar porque no vi nada del partido porque sabia lo que iba a pasar. Resumiendo otra cagada mas de Emery. Titular EMERY y sus EMERYADAS
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Pues no te perdiste nada. Esperemos que haya aprendido y no saque planteamientos ultradefensivos que no llevan a ningún sitio.
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