El Sevilla dio, en el día de ayer, un gran paso para estar en la final de Turín, pero aún queda dar el otro paso, y, por lo que vimos ayer, no será en absoluto fácil.
El Valencia demostró ser un buen equipo. Me sorprendió lo bien plantado que estuvo en el campo y con la intensidad con la que salió de inicio, teniéndonos encerrados y dominando el partido durante los primeros veinte minutos del partido. También apretó bastante, rozando el gol en varias ocasiones, en distintas fases del partido.
Por cierto, hay que agradecerle a Pizzi que no alineara de salida a Jonas. Para mí, el brasileño es el mejor jugador del Valencia, y siempre es mejor que ese tipo de jugadores se queden en el banquillo.
En definitiva, debemos ser conscientes de que el partido de vuelta será bastante complicado, y tendremos que hacer las cosas bien si queremos pasar la eliminatoria. Los sevillistas sabemos, mejor que nadie, lo decisivo que puede resultar un campo lleno –magnífico el ambiente ayer en nuestro estadio–, así como un mal arbitraje o que la diosa Fortuna te dé la espalda.
El partido del Sevilla tuvo sus altibajos. Empezamos bastante desacertados, perdiendo el balón con facilidad y nos sentíamos incómodos sobre el césped. Después mejoramos bastante, marcando los dos goles, pero perdonando varios más clarísimos. Y acabamos el partido pasando muchos apuros. Incluso se nos apareció la Virgen en una mala salida de Beto, quien hizo algunas paradas de bastante mérito.
El arbitraje del tal Skomina, esloveno, no me gustó absolutamente nada, desde el primer minuto de juego. Incluso llegué a pensar que igual era aficionado del Maribor y que estábamos pagando su resentimiento por haberlos eliminado. Igual es que yo no soy objetivo, pero me daba la impresión de que no nos pitaba apenas faltas a favor –ni siquiera las más evidentes– y, sin embargo, al Valencia sí les señalaba, y con relativa facilidad, bastantes faltas, algunas de ellas inexistentes y muy peligrosas. Perdonó varias tarjetas a los jugadores rivales, pero la primera, como suele ser habitual, cayó de nuestro lado. También hubo un penalti clarísimo, por manos, que no pitó, a pesar de estar situado perfectamente… En fin, que no me gustó ni un pelo.
Es cierto que fuimos favorecidos en el primer gol, puesto que M’Bia estaba en un doble fuera de juego. El primero es difícil de ver, porque el camerunés estaba ligeramente adelantado y había muchos jugadores, de los dos equipos, casi en línea con él. Pero el segundo fuera de juego era clarísimo y sólo se entiende que no fuera señalado si el linier no vio que Carriço tocó el balón. No obstante, ese clamoroso error es achacable al linier y no a Skomina. Linier que, dicho sea de paso, también se equivocó favoreciendo al Valencia, abortando alguna que otra ocasion de gol, aunque, evidentemente, el primer gol desequilibra bastante la balanza.
Todo hace indicar que el partido de vuelta será a cara de perro, puesto que los dos equipos se juegan muchísimo. Al fin y al cabo, una final no se juega todos los días. Habrá que luchar hasta la extenuación para estar en Turín. Esta ventaja no debe hacernos creer que tenemos pie y medio en la final. Sería un grave error. Afortunadamente, por las declaraciones que oí ayer de Emery y algunos jugadores, parece que no hay peligro de que eso ocurra.
Obviamente, el haber sido capaces de mantener nuestra portería a cero tiene un enorme valor, puesto que, si conseguimos marcar en Mestalla, ellos lo tendrían verdaderamente complicado.
A sólo un partido de otra final europea. ¡Qué grandes!
Aun no hay nada conseguido hay que ir a Valencia a ganar aunque llevemos ventaja poruqe ya sabemos que existen las remontadas
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Si nosotros les hemos hecho dos goles en tres minutos… En noventa se pueden conseguir muchísimos. Así que confianzas, cero.
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