Archivo diario: 02/02/2014

Emery tropieza, por tercera vez, en la misma piedra

Emery lo ha vuelto a hacer. La primera vez fue en Valladolid, después en Villarreal –donde ganamos, pero faltó el canto de un duro para que nos empataran–, y la última vez ayer, en Málaga. En las tres ocasiones el Sevilla ganaba, a falta de pocos minutos para el final, y nuestro entrenador mantuvo a los dos delanteros sobre el terreno de juego.

Emery no se entera de que los delanteros son para hacer goles. Si vamos ganando, la prioridad no es incrementar nuestra cuenta goleadora, sino mantener el resultado.  ¿No sería mejor entonces quitar a uno de ellos y meter un centrocampista de contención? Pienso que un cambio de ese estilo daría más orden y control al centro del campo, y complicaría mucho al rival el crear ocasiones. Además, el quitar un delantero no implica, ni mucho menos, que se renuncie al ataque.

Evidentemente, Emery no piensa de igual modo que yo, pues no sólo no quitó a un Gameiro que volvió a mostrarse perdido, sino que dio entrada a otro jugador ofensivo, como es Cheryshev. Es decir, prefiere meter a un jugador que viene de una larguísima lesión, sin ritmo, y deja en el banquillo a Cristóforo, que a estas alturas estará preguntándose para qué demonios ha venido al Sevilla.

La cuestión es, ¿escribiré  un post titulado «Emery tropieza, por cuarta vez, en la misma piedra? Sin duda que sí, pues Emery no aprende ni a base de palos.

Bueno, en realidad ya ha tropezado por cuarta vez en la misma piedra, ya que contra el Levante se dio la misma situación. Lo que ocurre es que, al ser en casa y ante un rival inferior, mucha gente habría visto mal un cambio, a priori, defensivo. No habría sido mi caso, desde luego, pues lo más importante es el resultado.

También es cierto que tenemos el cenizo. Al igual que en Elche, nos marcó un gol un jugador que había entrado en sustitución de un compañero lesionado.

Y, por supuesto, no hay que pasar por alto el nefasto partido de Coke, Alberto Moreno y Gameiro, y el hecho de que se tirara a la basura una primera parte donde la intensidad brillaba por su ausencia.

Todo no es culpa de Emery, pero dejémoslo en «casi todo».

Nos la prometíamos muy felices, pero lo cierto es que se nos han ido los seis últimos puntos de manera estúpida, ante equipos netamente inferiores. Pero esto es de lo más normal, si tenemos en cuenta la cantidad de fallos que se han cometido desde el banquillo y sobre el césped.

Y lo peor es que el próximo partido es contra el Barcelona.