Esta mañana no me podía creer lo que leía a través de Twitter: Cala rescinde su contrato y se va. Que conste que, como decía en mi post de ayer, me parece perfecto que Cala no renueve con el Sevilla, pero, por supuesto, daba por seguro que seguiría hasta final de temporada. Pues no, Cala se va a la mejor liga del mundo, y nos quedamos, para lo que resta de temporada con sólo tres centrales. A no ser que desde el cuerpo técnico se tenga una fe ciega en el canterano Luismi, me parece un verdadero disparate dejar el centro de la defensa cogido con alfileres.
Como tampoco ha venido un delantero que sustituya a Rusescu, tenemos el mismo problema en la delantera. Sólo contamos con dos puntas natos para los meses que quedan de competición, que son los más importantes y donde los fallos de planificación pueden costar una temporada. Tendremos que rezar lo que sepamos para que las lesiones nos respeten, porque como tengamos una racha como la de las primeras jornadas, vamos listos.
También nos dejó en este mercado de invierno Rabello y, posiblemente, le seguirá Perotti. Sin embargo, en estos casos puedo entender sus salidas, pues Rabello necesita jugar, y aquí Emery no le está dando ninguna oportunidad. Y Perotti se ha convertido en un lastre que conviene soltar cuanto antes.
Se ha cerrado el mercado de invierno y, lamentablemente, otro año más, sólo ha servido para hacernos más frágiles. Desde mi punto de vista, es un riesgo que no nos deberíamos de permitir, máxime cuando, aparentemente, no hay problemas económicos que obliguen a aligerar plantilla.
No es que estemos haciendo una gran temporada, pero, por ahora, vamos bien encaminados para entrar en puestos europeos. Sólo queda confiar en que la dirección deportiva sepa lo que hace, porque sería una pena que al final nos quedemos fuera de Europa por no tener suplentes de garantías.