Archivo diario: 30/09/2013

Seguimos sin lateral derecho de garantías

Por lo visto hasta ahora, parece que una temporada más seguiremos sin cubrir la posición de lateral izquierdo con un mínimo de garantías. A Coke ya lo conocemos: de vez en cuando hace algún gol, pero es fácilmente desbordable en defensa. Estaba por ver la aportación del nuevo fichaje, el portugués Diogo Figueiras, y por ahora, parece que es más de lo mismo. Es decir, que no es capaz de cerrar su banda, aunque se atreva a subir al ataque, con más o menos peligro, en alguna que otra ocasión. Aunque en defensa del portugués está el hecho de que acaba de aterrizar en un fútbol nuevo y puede que aún necesite adaptación. No se explica de otro modo que se dejara robar la cartera por Griezmann en el gol de la Real Sociedad, de manera incomprensible. No sé cómo será en la liga portuguesa, pero en la liga española, siendo el último hombre, no se puede dar ni una milésima de segundo de ventaja a los rivales, porque suele costar puntos, como nos pasó en Anoeta.

Yo no espero que la Secretaría Técnica encuentre otro Dani Alves –aunque es justo recordar que llegó sin saber defender y siendo un coladero–, pero, al menos, me gustaría que encontrara un lateral derecho que supiera defender. Si además, sabe incorporarse al ataque con peligro, pues miel sobre hojuelas. Pero lo primordial, lo más importante en un defensa, es que sepa defender. Y por ahora, ni Coke ni Diego están convenciendo en ese sentido.

Pero en San Sebastián no ganamos el partido sólo por el fallo de Diogo, sino que hubieron más motivos, como por ejemplo, el también casi incomprensible error de Trochowski –Kanouté también falló una así o incluso más fácil– o la falta de ambición del equipo. Me molesta que, cuando se tiene contra las cuerdas a un equipo, no se vaya a machacarlo. En la segunda parte el Sevilla fue a verlas venir, y podríamos habernos ido de vacío, con una nueva derrota como visitante, si la Real hubiera aprovechado algunas de las pocas concesiones –vaya tela el error de Beto. Menos mal que nos salvó el poste– de nuestra defensa.

Me gustó el planteamiento con dos pivotes defensivos y Rakitic –la Real no tuvo espacios para hacer su juego–, aunque eso supusiera el banquillazo, por otra parte merecido, de Marko Marin. Además, Marin tampoco supo aprovechar los pocos minutos de los que dispuso. Falló una clara ocasión y perdió el balón con facilidad, provocando algún que otro contragolpe peligroso, cuando era importante tener posesión.

También me gustó el partido de Jairo, probablemente el mejor del partido. Si este jugador cogiera experiencia, podríamos estar ante un jugador importante. Pero aún está bastante verde y le queda mucho que aprender.

Para finalizar, un tema que me tiene bastante preocupado, porque veo que pasan las jornadas, pasan las temporadas, y seguimos con el mismo plan: la falta de respeto de los árbitros. Me parece inconcebible que el árbitro se cebe con nuestros jugadores, mostrándoles seis amarillas –dos de ellas a Cala– y, sin embargo, a los jugadores de la Real se les permita todo, desde codazos en la boca o cortar contragolpes con dureza. No vieron ni una sola tarjeta, y, desde luego, no faltaron ocasiones para ello.

Pero no quedó ahí el show de Velasco Carballo. La expulsión de Cala fue por un agarrón minúsculo de la camiseta de Seferovic, que no impidió, en absoluto, que el jugador realista avanzara hacia nuestra portería. Seguro que este árbitro no hubiera sido tan valiente si Cala hubiera vestido la camiseta del Atlético, Madrid o Barcelona. Es la misma historia, ya cansina, de siempre.

Y para rematar, por si no fuera poco, el tiempo añadido fue de cinco minutos, cuando el juego apenas tuvo interrupciones.

La verdad es que, a partir de la expulsión de Cala, vi el partido perdido. Pero aún así, tuve la sensación de que el Sevilla, más que ganar un punto, perdió dos.