Archivo diario: 13/04/2013

A final de temporada los árbitros te dan lo mismo que te quitan

Esta frase que tanto se escucha en los medios de comunicación, a mí me parece una verdadera estupidez. Al menos, en lo que se refiere al Sevilla no se da nunca.

Es evidente que esta temporada no se ha hecho una buena planificación deportiva, pero me parece igual de evidente que también estamos recibiendo un trato muy injusto por parte del estamento arbitral y de los organismos disciplinarios.

Esta temporada hemos tenido que soportar arbitrajes escandalosos, tan extraños que probablemente no volverán a repetirse en el mundo del fútbol. El de ayer, del madrileño Del Cerro Grande fue, simplemente, otro más que añadir a la lista.

Es curioso lo de Del Cerro Grande. Es un árbitro que, no sé muy bien por qué, está ganándose fama de buen árbitro, cuando a mí me recuerda en demasía a otros árbitros ilustres como Pérez Lasa o Iturralde, que son de la misma escuela que Muñiz Fernández o Mateu Lahoz. Es decir, el típico árbitro que es capaz de hacer un arbitraje lamentable, lleno de errores, y quedarse tan tranquilo, aparentemente sin ningún tipo de remordimiento de conciencia y sin ninguna intención de, ni siquiera, pedir perdón, como ocurre en otros países.

Pero más allá de arbitrajes especialmente llamativos, como el de Muñiz Fernández en Barcelona, contra el Español –expulsó a Reyes por sacar una falta–, los dos de Mateu Lahoz, contra el Barcelona y Athletic Club de Bilbao, y el de ayer de Del Cerro Grande –seguro que se me olvida alguno que otro–, lo que más me llama la atención es un detalle que se da en casi todos los partidos: la diferente vara de medir a la hora de señalar faltas o enseñar tarjetas. Esto es algo que se viene repitiendo continuamente. A nosotros ya nos pueden pegar codazos en la cara en cada salto, que el rival, o no ve tarjeta o, en todo caso, es amarilla. Si lo hacemos nosotros, es roja segura.

Y mejor que vayamos preparándonos para el arbitraje del Sevilla-Atlético de Madrid, porque seguro que será más de lo mismo.

Lo cierto es que, entre los arbitrajes escandalosos y los sibilinos, se nos han ido bastantes puntos. Y ya si pensamos en los que se han ido por errores absurdos de nuestros jugadores, entonces ya es para echarse a llorar.

Ahora bien, ¿es casualidad esta falta de respeto de los estamentos arbitrales y comités disciplinarios ante el Sevilla y su afición? Hace mucho tiempo que no creo que en las casualidades. Al menos, en el fútbol.

Medel y los árbitros equilibraron un partido que el Sevilla tenía ganado

Ya avisaba en la previa que no me gustaba el árbitro, y el partido que ha dirigido –nunca mejor dicho– hoy Del Cerro Grande no ha hecho más que convencerme aún más de que este árbitro está al nivel habitual de la Primera División; es decir, lamentable.

Pero no sólo él es el culpable de que sólo hayamos conseguido un punto. También fueron enormemente decisivos uno de sus linieres y Gary Medel, que volvió a demostrar, una vez más, que tiene mucha sangre y muy poco cerebro. Sin olvidar, por supuesto, que un enorme error suyo provocó que el Betis, que era un alma en pena arrastrándose por el césped, cobrara vida.

Lo del linier fue un no parar. Con el 0-0 e incluso el 0-1, señaló varios fueras de juego a nuestros jugadores totalmente inexistentes. En uno de ellos, Navas encaraba solo al portero. No se quedó contento el muchacho, porque se inventó un penalti inexistente a favor del Betis.

A partir de la expulsión de Medel, sinceramente, me temí lo peor. Jugando tantísimos minutos en inferioridad y habiendo disputado un intensísimo partido ante el Athletic Club en los días previos, el desgaste iba a ser enorme. Por eso estoy orgulloso de los jugadores, porque lo han dado todo. Una derrota habría sido muy injusta y demoledora. Por tanto, este punto habrá que valorarlo a final de temporada.

Es una pena que la exhibición de la primera parte haya tenido tan poco premio al final, pero en el fútbol muchas veces no basta ser mejor, sino que también hace falta saber competir, y hoy hemos tenido demasiados errores, muchos de ellos imperdonables.

Lo peor es que probablemente perderemos a Medel por varios partidos, por reincidente, y puede que a Negredo, que se echaba mano a los isquiotibiales.

Al final, salió a relucir el ya famoso Estilo Betis, de la mano de Pepe Mel, que dejó en evidencia su dedo corazón y a él mismo.

Poco premio para tanto trabajo. Por lo que se ve, nuestro sino esta temporada.