El Comité de Incompetentes –o de Competición– no deja de asombrarme. Por si no fuera ya suficientemente absurdo expulsar a un jugador por decir «Pero pita alguna, pita alguna hombre», –no es broma, aquí está el acta — ahora va este conjunto de supuestos letrados y, no sólo no le quitan la roja, sino que le echan dos partidos de sanción.
¿Y en qué se basan para los dos partidos? Pues en el artículo 120 del Código Disciplinario de la RFEF, que dice textualmente: «Protestar al árbitro principal, a los asistentes o al cuarto árbitro, siempre que no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes».
Vamos, que hay que hasta dar las gracias a este puñado de impresentables por no haberle sancionado por tres partidos o un mes.
Por supuesto, seguro que Antonio Luna es el único que protestó durante el partido. Y también estoy seguro de que si Luna, en vez de pertenecer al Sevilla, fuera del Atlético de Madrid, el señor colegiado también le habría expulsado y los lumbreras del Comité de Competición le habrían sancionado con dos partidos igualmente.
Estamos a años luz de la Premier, de la Bundesliga y de cualquier competición europea. ¡Qué pena de liga!