Nada más acabar el vapuleo al Betis me fue de viaje y me perdí un post derbi que prometía. La goleada fue casi histórica y, por tanto, el postderbi debió ser igual. Lástima que no pudiera vivirlo aquí, pero desde la lejanía, gracias a alguna conexión esporádica a internet y a algún telediario, he podido enterarme de alguno de los múltiples chistes que han surgido.
En cuanto al partido en sí, considero que la clave estuvo en la actitud de los dos equipos: mientras el Sevilla salía a comerse al rival, el Betis salía con muchísima tranquilidad. Me dio la impresión de que el Betis se creyó superior y quiso imponer un toque preciosista, al estilo Barcelona, dejando a un lado la garra. Y claro, querer jugar como el Barcelona sin tener a Messi, Iniesta, Xavi, Alves… pues como que es un suicidio. Suicidio que empezó con una premura también histórica, tras fallo garrafal del portero bético.
El Sevilla simplemente le pasó por encima al Betis, de principio a fin, ayudado por una efectividad que, ciertamente, echábamos de menos. Mel temía a Navas, del que dijo que creaba el 80% de las ocasiones de gol del Sevilla. Sin embargo, fue por la banda izquierda por donde le llegó el 80% de los goles. Rakitic, Reyes y Fazio, entre goles y asistencias, se encargaron de sentenciar el partido en la primera parte. Me alegré mucho por el irregular Fazio, que no hace mucho fue incomprensiblemente pitado por parte de su afición, y por Reyes, al que le hacía falta un partido así. Esperemos que este partido haya significado su despegue y a partir de ahora tenga la trayectoria que se le espera a un jugador de su calidad.
En este partido también ocurrieron un par de cosas que no me gustaron:
En primer lugar, el que el Sevilla pareciera que se conformara con un 4-0 y no quisiera hacer sangre. Aunque también entiendo que es muy difícil mantener la tremenda intensidad de la que hizo gala nuetro equipo durante la primera parte.
En segundo lugar, no me gustó que Míchel no diera más minutos a Babá, dado que el partido quedó más que sentenciado en la primera parte. Habría dado confianza a Babá, que le será necesaria, y de paso, probablemente, no se habría lesionado Negredo.
Partido facilisimo para el Sevilla. Y eso que Mel decía que tenía un plan para vencer. Claro que los planes no siempre salen como se piensan. El plan de Míchel salió mucho mejor.
Salí del estadio con mucha satisfacción por el espectáculo y lo goles, pero no pude evitar un poquito de desazón y preguntarme lo mismo que muchos sevillistas se preguntan, incluido nuestro Presidente: ¿por qué no siempre se sale con esa intensidad y concentración? No seríamos invencibles, porque ningún equipo lo es, pero perderíamos poquisimos puntos y lograríamos el objetivo de calle.
Mañana, contra el Atlético de Madrid, será otra historia. No será tan fácil. Se podrá ganar o perder, como siempre, pero lo único que pido a nuestros jugadores es que lo den todo. ¿Es mucho pedir? Yo creo que no. Yo creo que es lo mínimo.
Ganaremos en Madrid hermano,te lo aseguro.
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Pues, lamentablemente no fue así. No contabas con el árbitro.
Un saludo.
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