Sorprendente pesimismo

Normalmente, en las fechas previas de los partidos, hablo con los amigos y compañeros de trabajo sobre las sensaciones previas a los partidos. En esta ocasión me ha sorprendido que la opinión mayoritaria es que el Betis nos va a ganar o que lo vamos a pasar muy mal.

Y yo me pregunto por qué pensarán eso. Está claro que es porque ven al Betis bastante superior al Sevilla. Evidentemente, si nos referimos al Sevilla que se ha arrastrado por campos como Balaídos, La Romareda o San Mamés, estoy completamente de acuerdo: nos ganarán y merecidamente. Y además ni siquiera tendrán que hacer un buen partido. Pero, por contra, si resulta que nos encontramos al Sevilla poderoso de casa, donde tan sólo ha sido capaz de ganar el Barcelona, y ya sabemos todos cómo lo hizo, yo no tengo más remedio que ser optimista.

Puede que yo sea demasiado fanático, pero nunca, jamás en la vida, ante un enfrentamiento contra el Betis, he pensado que podríamos perder. Ni siquiera cuando el Betis tenía un gran equipo –el mejor que yo recuerdo era cuando tenía a Alfonso, Jarni y Finidi– se me ocurría pensar, a priori, en que podríamos salir derrotados. Es más, siempre creo que debe salir victorioso el Sevilla, quizas por la tremenda superioridad histórica que ha mostrado el Sevilla sobre el Betis, en todos los aspectos. Y el domingo no será menos. Pienso que todo lo que no sea ganar, será un fracaso, un tremendo fracaso.

Y en cuanto a mis sensaciones, en esta ocasión son más que positivas. No sé si por la trayectoria del Sevilla en casa, o porque veo muy creciditos a los béticos, o porque vuelven los Biris al estadio… lo cierto es que creo que vamos a ganar. Lo único que me preocupa del partido son las dos cosas de casi siempre: el árbitro y el hecho de que en fútbol no siempre gana el mejor.

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