Ésa es la sensación que me ha dejado hoy mi equipo en Vallecas, que son una pandilla de «mataos». Una nulidad ofensiva total. Además, por si fuera poco, imprecisión en los pases, malos controles, escasísimos desmarques… hasta para lesionarnos somos torpes. Esperemos que Spahic no tenga nada.
No puede ser que un equipo que aspira a quedar en posición europea no sea capaz de transformar dos penaltis, ni de aprovechar una superioridad numérica durante 26 minutos de juego. Pero es que ni siquiera hemos tenido una ocasión clara en esos minutos de superioridad. Hoy ha sido uno de esos partidos donde Negredo no ha aportado nada, y así es imposible.
Seguimos teniendo tan poco gol como la temporada pasada, y eso se traduce en puntos perdidos. Al final, van a tener razón Míchel y Monchi y no va a ser necesario un delantero, sino que deberían ser, al menos, dos. No se puede tener menos mordiente en ataque. Los partidos del Sevilla se convierten en un suplicio, pues son una sucesión de ocasiones claras falladas, y uno siempre espera que el rival, a la mínima, la cuele dentro. Afortunadamente, esto no ha ocurrido hoy, con lo cual, visto lo visto, hasta doy por bueno el punto. El fútbol es implacable y, normalmente, cuando se perdona tanto se acaban perdiendo los tres puntos.
No me han gustado nada los cambios. De hecho, tras hacerse estos el Sevilla ha ido a peor, que ya era difícil.
Hoy he echado en falta a Luna. Dado el nivelito de Del Moral, nos habría venido de lujo el canterano. También esperaba que Campaña fuera de la partida en el segundo tiempo. Hervás se limitó a perder un balón tras otro.
El árbitro, lamentable. Pitó dos penaltis clarísimos, pero se hartó de perdonar tarjetas amarillas a los jugadores del Rayo.
Y el próximo partido es contra el Madrid. Que Dios nos coja confesados. Tendremos que mejorar muchísimo, si no queremos hacer el ridículo por tercer temporada consecutiva.
Nota post post: Claro que podría haber sido mucho peor, como le ha ocurrido al Español. Hasta el minuto 54 iba ganando 0-2 al Levante, en el 56 le empatan, y pierden en el descuento, cuando tenían superioridad numérica, y con gol en propia meta. Para matarlos.