Todo sale mal

Resulta curioso que, de los fichajes que ha hecho el Sevilla para la próxima temporada, no haya llegado aún ningún defensa, cuando precisamente ésa era la línea que más flaqueaba del equipo y, por tanto, la prioridad para reforzar.

No entendí, en su día, cómo se alargaron las negociaciones por el Cata Díaz, sin estar atado el jugador y contando éste con la total confianza de Míchel. Se trataba, además, de un jugador con experiencia en la liga española, de calidad contrastada y barato. Pero el intento de arañar algún dinero hizo que se retrasara todo, quizás por el exceso de confianza que da la palabra del jugador pretendido. Hasta que llegó otro que puso más dinero «en lo arto de mesa» y se fue todo al traste. Una vez más se demostró que las palabras se las lleva el viento.

Ahora, si lo que dicen todos los diarios es cierto, ha ocurrido lo mismo con Iván Piris. Me da la impresión de que el Sevilla tampoco ha actuado correctamente en este asunto. No me gustó, ni un pelo, que Monchi hablara abiertamente del interés en este jugador y relatara sus habilidades, cuando no estaba cerrado su fichaje. Y mucho menos puedo entender que el propio Del Nido diga, textualmente: «Tenemos la operación cerrada desde hace cinco días. Los términos económicos son una cesión por una temporada y una opción de compra con un precio pactado por cuatro años más. Las cantidades están cerradas tanto con el jugador, como con el fondo de inversión como con el Sao Paulo. Los problemas que existen están del charco para allá, no nos afectan a nosotros».

¿Qué significa «operación cerrada» para Del Nido? Porque, para mí, una operación cerrada es cuando está todo firmado. Ya es sabido que, cuando aparece el poderoso caballero, la palabra suele tener poco valor. O ninguno.

Lo que sí tengo claro es que, finalmente, Piris irá a donde él quiera, como ocurre en el 100% de los casos. Al fin y al cabo, es el propio jugador el que tiene que firmar el contrato. Por tanto, las supuestas palabras de su representante y él mismo diciendo que no pueden hacer nada, suenan a mala excusa, buscada para no admitir que rompen su palabra y ceden al poder del dinero. No es ético, pero sí entendible.

Se ha ido al garete el plan A y habrá que buscar el plan B, porque me parecería absurdo entrar en la subasta que ha iniciado el Fondo de Inversión para encarecer el producto, y más tratándose de un jugador que aún no ha demostrado nada y es una promesa más que una realidad.

Lo cierto es que últimamente los fichajes se nos convierten en culebrones, se eternizan y no llegan a nada. Y yo lo achaco al bajón que ha sufrido el Sevilla, tanto a nivel económico como deportivo, y también a la mala suerte. No es normal que el Totthenham no cuente con Gio y, sin embargo, no quiera desprenderse de él. Tampoco parecía normal que El Cata, que iba a volver a su país con la carta de libertad del Getafe, no acabara en el Sevilla. Y ahora Piris, a pesar de que había acuerdo –verbal, por lo que se ve– con el fondo de inversión, el Sao Paulo y el jugador, se acaba largando a otro club. Menos mal que, al menos, Rabello sí mantuvo su palabra.

Se trabaja bien, pero parece que todo sale mal. Cuando no es por los fichajes, es porque la lían los ultras, porque se queja el PSV de impago, o porque sale el nombre del Sevilla en Noruega por un partido del siglo pasado.

A ver si cambia un poquito el viento y se pone a favor.

 

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