Resulta que los inútiles de la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, –Antiviolencia para los amigos–, que depende del Ministerio del Interior, han propuesto multar con 90.000 euros al Sevilla y clausurar el Ramón Sánchez-Pizjuán durante quince días, por el lanzamiento de bengalas que tuvo lugar durante el Sevilla-Betis por algunos aficionados sevillistas.
Lo normal es que en estos casos se ponga una multa, excepto en el caso de que ocurra en Sevilla, que es una ciudad muy polémica y tales acciones merecen un castigo ejemplar. Por mucho que ocurra en otras ciudades, no se cierra estadio alguno. ¡Qué desgraciaditos somos!
Según los antiviolentos, «se trata de unos hechos que se vienen repitiendo en las últimas temporadas sin que el Sevilla haya adoptado las medidas de control de acceso y permanencia de espectadores que establece la Ley del Deporte, y que con ello pone en grave riesgo la integridad y la seguridad de los aficionados que acuden al estadio».
¿Es que esta gente no tiene nada mejor que hacer? Y, por cierto, ya que los recortes son tan necesarios y están de moda, ¿no se puede eliminar de un plumazo esta Comisión tan innecesaria?
Yo creo que ganaríamos todos.