Dentro de poco se cumplirán dos meses de su llegada al Sevilla. Llegó con fama de goleador, y, de hecho, era el segundo máximo goleador de la liga portuguesa, a pesar de jugar en el Marítimo de Funchal, un equipo que no es uno de los grandes portugueses.
Tenía ganas de que se incorporara a la disciplina sevillista, para ver si era la solución a nuestra alarmante falta de gol. Sólo se le dieron algunos minutos sueltos, puesto que Negredo era el titular indiscutible. La baja del Vallecano me hizo creer, erróneamente, que había llegado el momento del senegalés, pero no fue así. De hecho, Babá no salió de inicio hasta el partido contra el Atlético de Madrid, donde marcó un gol.
En esos 90 minutos me dio la impresión de que Babá se trataba de un jugador que no era un alarde de técnica, pero que tenía otras cualidades: movilidad, desmarque y, parece ser, gol. Digo lo de «parece ser» porque no se puede juzgar a un jugador por 90 minutos, pero lo cierto es que, según Míchel en los entrenamientos es quien más goles hace, y también es verdad que se desmarcó y remató muy bien en su gol al Atlético.
Ese gol parecía que le abriría las puertas de la titularidad ante el Sporting de Gijón, pero, ante mi sorpresa, no fue así. Se dejaba al único delantero centro disponible en el banquillo, ya que ni Negredo ni Kanouté viajaron por lesión. Para mí, del todo incomprensible, máxime cuando Manu del Moral tampoco es que esté demostrando una capacidad goleadora desmesurada.
El partido ante el Sporting resultó ser un fiasco. El Sevilla fue superior a su rival, que se limitó a aprovechar una de las poquísimas ocasiones que tuvieron. Nosotros nos dedicamos a fallar ocasiones clarísimas, como en tantos otros partidos, y nuestro dominio no sirvió de nada.
La misma historia se repitió con el Barcelona. Tuvimos varias ocasiones de gol, y todas se fallaron, a pesar de que alguna de ellas fueron clarísimas, como el cabezazo de Manu Del Moral al larguero, con toda la portería para él.
No tenemos un problema de creación, sino que el problema es de finalización. Por tanto, necesitamos a alguien que la empuje dentro, a un depredador de área, a un rematador, y, por ahora, tanto Negredo como Kanouté y Del Moral se están mostrando bastante desacertados en ese sentido.
Los números no engañan. 27 goles en 27 partidos es una media pobrísima. Tres equipos que están situados por debajo (Mallorca, Real Sociedad y Betis) nos superan en goles a favor, y el Villarreal, que está coqueteando con el descenso, nos iguala. El Levante, que es el cuarto y ocupa plaza de Champions, ha hecho 11 goles más que nosotros. Unas cifras para estudiar con detenimiento.
Llegamos a este punto, la cuestión que surge es evidente: ¿Para qué se ha traído a Babá? La respuesta, parece ser, que es para tenerlo de suplente. Porque en el banquillo es donde ha estado durante la lesión de Negredo, y conociendo a Míchel, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que, cuando se recupere el vallecano, volverá a la titularidad.
Así que más nos vale que Negredo, cuando vuelva, ofrezca su lado bueno, porque como no sea así, el panorama que tenemos se presenta desolador.