-
Nuestra clasificación en la tabla no es por casualidad, sino que es fruto de una conjunción de varios factores. Se unen una mala planificación, demasiados errores desde el banquillo, bajo estado de forma de varios jugadores, falta de calidad y acierto en las tres líneas, errores arbitrales, mala fortuna en momentos puntuales… Demasiado para cualquier club, incluso para un «proyecto indestructible». Nunca me ha gustado esa expresión, y menos aún si se usa para referirse a un club de fútbol, que es un deporte –o negocio, más bien– sometido a muchos imponderables.
En esta pretemporada se ha intentado corregir el coladero en que se convirtió nuestra defensa en la temporada pasada. Para eso, en mi opinión, se tendría que haber elegido a un central de categoría, y, supuestamente, no tendría que haber supuesto una gran inversión, ya que en esa posición, salvo casos excepcionales, no se suelen hacer traspasos muy elevados. Recuerdo los días, no tan lejanos, en que Javi Navarro y Pablo Alfaro conformaban un muro, casi infranqueable, en defensa; defensa que fue la base para conseguir los títulos. Y los fichamos de Segunda División.
En esta ocasión, se miró a Francia y llegó Spahic. Y este jugador, por las razones que sean, está fallando demasiado, y sus errores nos han costado puntos. Y lo grave es que pienso que, a pesar de todo, es nuestro mejor central. Escudé está lento y le cogen las espaldas con una facilidad pasmosa. Fazio sigue sin convencerme en esa posición, aunque ha mejorado algo. Alexis ya ha demostrado en innumerables ocasiones que no sirve para el Sevilla. Y Cala acaba de llegar, dando en su primer partido un nivel bastante más bajo del esperado. Pienso que en Cáceres teníamos un buen central, pero, por razones que se me escapan, Marcelino prefería utilizarlo como lateral.
El resultado es una defensa endeble, tanto por alto como por bajo, y que además tiene problemas de colocación, tanto a la hora de hacer el fuera de juego como al dejar huecos enormes, impropios de una línea defensiva formada por profesionales.
Para rematar la faena, el nivel de los laterales tampoco ayuda demasiado, ni a la hora de defender ni a la de atacar. En rarísimas ocasiones desdoblan a su centrocampista. El mejor defensa que tenemos ahora mismo es Fernando Navarro, y no es gran cosa. No es que sea mal jugador, pero no debe formar parte de una plantilla que aspire a lo máximo.
La defensa es tan endeble que dos de los últimos tres goles nos lo han hecho desde la frontal del área –y a placer–, una posición desde la que suele ser imposible tirar con comodidad si se tiene unos centrales y un mediocentro defensivo de cierto nivel. Probablemente, con Medel en el campo no habrían llegado (Villarreal y segundo gol de la Real Sociedad), pero eso nunca lo sabremos.
En el centro del campo tampoco se ha logrado corregir el problema que padecemos desde hace tiempo. Medel sí cumple en la destrucción e incluso en la creación, pero sus compañeros están dejando mucho que desear. Trochowski está decepcionando, Campaña apenas está contando, Rakitic en una baja forma increíble y Guarente está en el ostracismo, a pesar de que, supuestamente, está ya recuperado. Luis Alberto, una de nuestras esperanzas en pretemporada, ha tenido menos oportunidades aún que Campaña, que ya es decir.
Y, por supuesto, estamos tenido un tercer –y no menos grave– problema, que es la falta de gol. Negredo está en un momento nefasto, y, a pesar de eso, sigue jugando día tras día. Babá parece que tiene gol, pero si el entrenador de turno no lo alinea, es como si no lo tuviéramos. Kanouté tiene con frecuencia problemas físicos y ya no es el jugador decisivo que era. Y Del Moral y Reyes hacen lo que pueden, pero no son delanteros natos.
En definitiva, tenemos problemas importantes en las tres líneas. Pasan las jornadas y no se corrigen, con lo cual, lógicamente, se incrementa la preocupación entre los aficionados. Habrá que ver si Míchel es capaz de enderezar el rumbo. Ha llegado hace poco y es pronto para valorarle, pero, en mi opinión, ya cometió sus primeros errores al no alinear a Medel y Spahic.
El equipo dio una imagen tan paupérrima contra la Real Sociedad que parece haber tocado fondo. Da la impresión de que es imposible ganar, por la facilidad con la que nos superan nuestros rivales, pero estoy convencido de que podemos salir del abismo en que nos hemos metido. Aún queda tiempo y puntos. Dependemos de nosotros mismos. No tenemos equipo para ir a la Champions, pero tampoco para estar a tiro de piedra del descenso. Mi esperanza es que el Sevilla está, de sobra, capacitado para ofrecer un nivel mejor, como ya hizo en las primeras jornadas. Y si lo hicimos una vez, podemos volver a hacerlo de nuevo. Es cuestión de confianza y acierto. Es cuestión de que cambie la dinámica de una vez por todas. Es cuestión de estar unidos.
Con una victoria el sábado se verá todo de manera muy diferente. Confío en ello.
Un rayo de esperanza
Esta entrada fue publicada en Opinión y etiquetada problemas en las tres líneas, rayo de esperanza, Sevilla, Seville, Siviglia, victoria. Guarda el enlace permanente.
Pues yo sigo siendo pesimista y el equipo no lo veo capacitado para salir del pozo
Me gustaMe gusta