Lo de «situación mala» lo dice Monchi, y lo de «solución sencilla» Marcelino.
Pues yo no creo que la situación sea mala. Creo que es más que mala. Porque, como el propio Monchi reconoce, el Sevilla actual no puede estar en la onceava posición. Así que, sencillamente, no me creo las palabras de Monchi cuando afirma que la confianza en Marcelino es la misma que al principio de temporada. No puede ser la misma, porque todos los entrenadores del mundo dependen de los resultados, y los resultados de Marcelino, por ahora, son muy negativos.
Y tampoco creo que la solución sea sencilla, por más que Marcelino siga insistiendo en ello. Y no es sencilla, porque, si no, ya se habría encontrado esa solución hace tiempo y estaríamos ocupando una plaza de Champions, que, por cierto, esta temporada está más barata que nunca.
Es más, si el problema está en el vestuario, es un problema grave. Lo cierto es que, por el motivo que sea, Marcelino se está mostrando incapaz de sacar rendimiento a su plantilla. Aunque también es justo reconocer que no está teniendo suerte y que hay muchos jugadores que no están rindiendo al nivel esperado.
La actitud de los jugadores también es llamativa, ya que se han perdido muchos partidos de manera infame e incluso ridícula, dándose además la sensación de indolencia y falta de motivación. Yo diría que incluso están faltos de profesionalidad, porque si un jugador no salta al terreno de juego con la palabra «victoria» entre ceja y ceja, y no sale con la idea de darlo todo por llevarse los tres puntos, es que no es un buen profesional.
A estas alturas de competición, si estamos donde estamos es porque se han hecho bastante cosas mal. Marcelino y los jugadores son los máximos responsables, porque, al fin y al cabo, los partidos se pierden por errores cometidos sobre el tapete. Pero también ha habido errores de planificación que no se les escapan a nadie.
Lo que sí es verdad es que aún queda tiempo para solucionar la pésima clasificación que ostentamos actualmente. Pero el tiempo se agota, y la paciencia también.
Sólo con victorias –no hablo de buen juego, porque eso no puntúa– se sale de la situación en la que estamos. Por todo esto, el partido contra el Villarreal se ha convertido en el más importante de la temporada.
Si se pierde, empezaremos a mirar para los puestos de descenso –si es que no se ha hecho ya– y veremos cómo se escapan los puestos que dan derecho a jugar en Europa.
Si se pierde –esperemos que no–, yo creo que la situación se volvería insostenible. Y cuando eso sucede, lo más lógico es hacer lo que ya han hecho otros clubes: cesar al entrenador.