Hacía tiempo que no veíamos un partido tranquilo en el Ramón Sánchez Pizjuán. El ganar por la mínima te hace mirar continuamente al marcador, pero ayer no fue el caso.
Sin embargo, el Getafe pudo adelantarse en el electrónico, si no hubiera sido porque el árbitro no vió unas manos clarísimas de Spahic, y por Varas, que, en la misma jugada, rozó el balón cuando parecía que un jugador del Getafe iba a rematar a placer. No fue éste el único error del árbitro, que tuvo muchos errores de apreciación, perjudicando, en mi opinión, a los dos equipos por igual.
En el primer tiempo, no me gustó mucho el Sevilla, que estuvo a merced de un Getafe que movía bien el balón y llegaba con facilidad a las inmediaciones del área. Afortunadamente, estuvimos acertados a balón parado, y Fazio remató con facilidad un corner sacado magistralmente por Rakitic.
En la segunda parte ya fue otro cantar, ya que el dominio fue claro por parte del Sevilla, sobre todo a raiz de que Manu Del Moral marcara el segundo y diera la tranquilidad necesaria como para jugar sin presión. También ayudó el que se retirara del campo Diego Castro, que había llevado peligro por su banda en varias ocasiones.
Me gustó mucho el partido de Fazio, aunque volvió a pecar de suficiencia. El argentino tiene el problema de que se le olvida que en su posición es el último hombre, y tiene la odiosa manía de complicarse innecesariamente, de empezar a regatear en zonas muy peligrosas. Para colmo, a su compañero Spahic le pasa lo mismo. Esto nos ha llevado a encajar goles muy evitables, y, seguramente, si no se corrigen, nos costará más goles en el futuro.
Pero si Fazio estuvo bien, Fernando Navarro estuvo genial. Impresionante su partido. Una pena que le pase con Del Bosque más o menos lo que le pasó a David Castedo: que por mucho que jugara bien, no lo llamaban nunca para la selección.
Lo único malo fue la lesión de Perotti. Al menos, espero que Marcelino se haya dado cuenta de que Del Moral debe ser su sustituto, y se olvide de Armenteros y Trochowski.
Ayer se ganaron tres puntos importantísimos para la lucha por los puestos europeos. Ya sólo queda pensar en los tres siguientes, ante un rival –por ahora– directo, y con Koné con ganas de venganza enfrente. Si ganamos, volveremos a hacernos con una plaza champions. Quién lo diría, después de llevar una racha de cinco partidos sin ganar, y resulta que tenemos la champions ahí al lado. Si hacemos las cosas, medianamente bien, no deberíamos tener muchos problemas para conseguir la cuarta plaza, porque la tercera la veo yo muy lejos. Más que nada porque el Valencia está siendo muy regular, y si no tiene lesiones de jugadores importantes, no tiene pinta de que vaya a fallar mucho.
Próximo asalto, Levante. Es un rival directo, y, por lo tanto, no se puede perder. Al menos, debe conseguirse el empate. No será fácil, pero si queremos estar arriba hay que ganar en estos campos, y más aún cuando el próximo rival es el Real Madrid, que aparte de que tiene un gran equipo, dispondrá, como siempre, de favores arbitrales, lo que nos lleva a la dura realidad de que puntuar en ese partido será muy difícil.
En cualquier caso, está claro que el camino a seguir es el de la segunda parte contra el Getafe. Así todo es más fácil.